Mamá haciendo tortillas a mano en la ¨cocinita de humo¨, mamá preparando el café para el esposo y los hijos levantados al amanecer para partir a trabajar. Café para todos. ¿Quieres un cafecito Sol, para quitarte ese frío insolente anidado en tu pelo.
Mamá con sus caracolas en el pelo fino. Lunar de canas en la frente, símbolo inequívoco de la antigüedad del apellido, heredado a las mujeres de la familia.
La Marquesa convertido ahora en un sitio de recreo campirano. Nada de lo que sucede hoy recuerda lejanos los cantos de pájaros alegran el camino con riachuelos libres de maldad.
Gritar tu nombre para reconocerte en los ecos inmediatos de un algo escondido en mi mente.
Un día en que Barry no esté cansado, le diré que me lleve a El Convento para imaginar a los monjes flagelos de sus historias jamás contadas.
Comer elotes, quesadillas de hongos, café calientito. Brrrr abrázame que tengo frío.
¿Recuerdas este camino? Veredas sorprendentes. Hay quienes reconocen los ruidos de las hojas al caer. Y luego los caballos. Pero no para montar no no no no no. No cargues en su lomo el placer que sientes de viajar sobre el pobre equino. Además nunca has montado uno.
¿Recuerdas al Rocinante aquel de Michoacán? pobrecito. Ante la rebosante figura de tu cuerpo citadino, caminar sobre polvos y rocas volcánicas seria un suicidio para el pobre jamelgo. Tú no eres El Quijote, más bien serías Sancho Panza.
Sin más que hacer, el cuaco armándose de valor -no hay de otra, es eso o un cintarazo en las grupas- enderezó lo más que pudo las esqueléticas patas comenzó a andar, llevándote hasta las faldas del volcán. Pobrecito Rocinante, tan flaco, tan triste. Tan contigo encima.
Un día cuando Barry no esté cansado regresaré al lugar que prometí nunca más volver... o no.
es por eso que dicen: "madre sólo hay una".
ResponderEliminarme ha gustado mucho tu recuerdo de otros tiempos felices. espero que vuelvas a disfrutarlo.
un beso.
Gracias Corsario, ya escribiré si es que vuelvo por allá.
EliminarUn beso
Si tú fueras don Quijote, pagaría lo que no tengo por ser Sancho Panza. Te quiero. Gracias. Beso.
ResponderEliminarSalud.
Tú Sancho Panza serías muy gracioso, yo sería La Quijota :D
EliminarBesos
Esa madre me recordó a la mía, con buena cocina para calentar el agua primero, y luego con agua corriente caliente. Ese lugar, La Marquesa, será muy distinto al que tú recuerdas, pero en tanto que lo recuerdas...está.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, Malque
Las madres de antes estaban hechas de otro material humano. No digo que las de hoy no lo sean, sólo es que eran más madres.
EliminarUn beso
Qué bien describes el amor de madre, el más desinteresado de los sentimientos que anidan en el deteriorado género humano. El amor de esas amas de casa que tenían/¿tienen? el único trabajo en el que nunca se puede decir «es todo por hoy, hasta mañana».
ResponderEliminarUn beso.
Como decía a Albada, eran forjadas con otro material humano.
EliminarUn abrazo MiChema
Hola hermosa. Que hermoso recuerdo, ahora entiendo porque quieres ir a la marquesa. Creo que yo nunca me he quedado precisamente porque el frío me cala hasta los huesos. De pasadita para Toluca me como una sopa de hongos o una quesadilla y si que saben a gloria. Tu mamá un roble de esos que ya no existen. Te dejo un abrazo
ResponderEliminarExactamente ya no existen o quizás si pero en provincia que es donde aún se pueden encontrar madres madres.
EliminarUn beso y un abrazo para ti y tus nenes.
Son unos buenos recuerdos, me permiten comparar el ayer con el hoy. Y narrados de manera que uno los lee de principio a fin, Saludos.
ResponderEliminarHola José
EliminarGracias por tus amables palabras.
Un abrazo fuerte
Más vale no hacer promesas de lo que no estamos dispuestos a renunciar.
ResponderEliminarHermoso periplo tan tuyo, con ese reconocimiento materno, que nos hace a todos deudores.
Besos.
Conociéndome sé la respuesta.
EliminarBesos Alfred
Maravillosa la sensibilidad con la que has enlazado tus recuerdos.
ResponderEliminarGracias Tracy
EliminarUn abrazo
Pienso en tu mamá... en todas esas mamás tan entregadas y sacrificadas...
ResponderEliminarQué vida tan dura tuvieron.
Pienso en la mía. Muerta tan pronto... qué pena.
Besos.
Una vida muy dura Toro, muy dura.
EliminarMi madre murió muy joven, muy joven para morir.
Un abrazo solidario Toro
¡¡¡ Ay mamá!!! Que triste la vida sin mamá. Besos
ResponderEliminarNo hay manera de volver a sonreír como cuando la madre estaba.
EliminarUn abrazo Reina
me gustan estos textos de Toro Salvaje son entretenidos
ResponderEliminarUn blog lleno de energia positiva
ResponderEliminarque bueno
MaLque, hoy ya has estado en La Marquesa y con mamá. ¿Qué más puedes pedir?
ResponderEliminarEsas madres eran únicas. No tenían derechos, sólo deberes.
¡Pobre países, que como España, al paso que vamos se quedará sin madres!
La Marquesa llena de besos para ti.