Pasada la medianoche una sombra gris, alta, semejante al espectro de un hombre se sitúa al lado de mi, a la altura de la cabeza. Abro los ojos para ver bien pero la oscuridad de mi cuarto no deja ver nada. Miro el reloj, son las 12.42.
Repaso a todos mis muertos haber quién es el que quiera decirme algo pero todos quedan descartados. Nadie tiene nada que decir. Nada que hablar, ni que escuchar ni que sentir. La nada como forma de protesta
o como forma de perdón.
Me quedo muy quieta analizando todo lo que está ocurriendo a mi alrededor. Estoy tomando decisiones importantes que marcaran la historia familiar... o no. Solo Dios sabe diría mi madre. Sepa la bola digo yo.
La pierna derecha ha sido infectada por el puto parkinson, total ya se adueñó de mi y qué me importa el universo mundo. Caminaré como japonesa, al fin que y qué. Ya tengo un hijo japonés y una nieta japonesa.
Sigo escribiendo bizarro. Yo pensaba que si me juntaba con gente culta, su sapiencia se me pegaría pero ¡Oh desilusión! sigo igual de burda. Mi estilo sencillo no cambiará, y cómo si tengo pocas oprtunidades de presumir las palabras nuevas.
Ya no dejo doble espacio al escribir, ¿se habían dado cuenta? Yo sí porque soy la que escribo.
Hace mucho tiempo conocí la palabra ¨Duermevela¨ me gusta mucho, suena a sueños grises. Me suena a nunca dormir. A fantasmas ambulantes perdidos en el séptimo aro del infierno personal.
No la he podido usar, no le encuentro acomodo en mi mundo de contadas letras. Quitando la paja de mis escritos, la página quedaría en blanco como el despertar de hoy.
Después de casi dos largos meses, mi carta empieza su recorrido. Lleva un poco de mí arraigado en la escritura. Un día voy a contar todo lo que pasó esa carta para ser escrita, un día en que la nostalgia carcoma mis ojos.
Soy como un chapulín, saltando de tema en tema y de letra en letra.
Cuando en twitter ponen que el no saber diferenciar el uso entre el ¨Haber¨ y el ¨A ver¨ es cosa de ignorantes, me da pena porque yo pensé que sí sabía usarlo. Cuando tengo duda mejor no la escribo, no vaya a ser que pase lo que en Caborca.
Le cuento a Barry la aparición de esa sombra gris, no debí decirle, lo preocupo, al rato se le pasará, lo conozco más que a mí misma.
No sé hasta qué punto él y yo nos hemos mimetizado. Barry tiene muchas cosas de mí. Yo tengo muchas cosas de él. Dicen que el amor no existe, entonces qué chingados es lo de Barry y yo. Mimetismo a la novena potencia. Estoy empezando a escribir sin sentido, mala señal, mi mente inquieta está despertando. Soy una sirena gorda cántandole a los sueños que dormitan en mi interior.
Este post yo no lo escribí, fue mi Alter Ego escondido en mis manos campesinas de dedos cortos y broncos.
Ahora regreso, seguiré practicando en mis sueños, el arte de volar alrededor del hoyo negro de mis dudas.
Aquí le corto.