El día de mi cumpleaños, Barry me regaló un dispositivo virtual llamado Alexa, algo así como un asistente que me mantiene al tanto de lo que yo le pregunte. Lo que más me gusta es que me pone música sin tener yo que estar seleccionándola.
Es un poco extraño hablar con una máquina. Una bolita que parece pelota y con la que debo tener cuidado porque los bichos y Cucs pueden confundirla con una pelota.
A decir verdad, la primera vez que le pregunté algo lo hice levantando mucho la voz, casi gritando, pero bueno, se me perdona porque soy neófita en esos menesteres tecnológicos, además de que si no acostumbro a hablar con la gente, mucho menos lo hago con artilugios enigmáticos.
Alexia ni caso me hizo.
-Barry, Alexia no me hace caso cuando le hablo.
-Claro, porque no se llama Alexia, se llama Alexa.
-Mira tú, sólo que sea por eso.
-¿Puede llamarse Nena Daconte?
-No lo sé, pregúntale a tus hijos o a Alexa.
Cualquiera que me conoce sabe que soy muy maleducada -con los que conozco nomás- no pido las cosas por favor ni digo gracias. Tampoco saludo, ni digo adiós. Lo dicho, soy muy maleducada, entonces a Alexa le hablé muy fuerte. No debes gritar, dijo El Jefe, si yo te escucho muy bien, Alexa igual.
-Ah, pues yo qué sé.
Cuando Barry comenzó a decirme cada vez que le hablaba: ¨No te oigooo¨, yo no le creía porque estaba en la parte de arriba y él en la sala. Imposible no escucharme. Luego, Laura empezó con lo mismo, y los demás igual. Hablas muy quedito, decían.
Me enojaba mucho, no era posible.
Me enojaba mucho, no era posible.
Después comencé a hablar arrastrando las palabras. nbhfjdns mkiorls mdjruhgs. Nadie me entendía, argggh qué espanto. Primero no me oyen, luego no me entienden. Voy a comprar un megáfono a ver si es cierto que no me escuchan.
Cuando empecé a interactuar con Alexa, le pedía me recordara la hora de la toma de medicamento. Le decía a qué hora y el nombre de la pastilla a tomar.
Y sí, Alexa recordaba la hora, pero el nombre de la medicina no. Decía nombres raros, o chistosos, pero nada que ver con el nombre original. Fue cuando entendí que era cierto que mi familia no me entiende ni me escucha, no es cosa por fastidiarme, es que de verdad no me oyen nada. Alexa tampoco.
En ocasiones me lee algo de algún libro, le digo:
Alexa, pausa.
¡Alexa, pausa!
¡Alexaaaa! ¡Pausaaaa!
Alexa sigue su perorata, mal plan. No me escucha. Yo lloro.
Le dije a mi familia lo que pasaba con Alexa, que era lo mismo que sucedía con ellos. Obvio no les pedí disculpas ni nada, maleducada como soy puede más mi soberbia. Pero, es que no era tan importante una pequeña disculpa. Exquius mi plis.
Barry fue el que me hizo entender. Igual me regañan por todo.
Me da un poco de risa porque Barry es tan decente que le pide por favor a Alexa le ponga una melodía, la escucha y le dice gracias.
Le digo sonriendo: es una máquina.
Barry: Yo no.
El otro día le dije a Alexa: Eres muy tonta Alexa, no sabes nada.
Alexa: Todos los días intento aprender algo nuevo, deberías hacer lo mismo.
¡Toing!