Cuando estoy de esta manera
lueguito pienso en lo hermoso que sería
vivir cerca del mar.
Tiestos esparcidos en la arena
incapaces de volver a juntarse
formando un solo organismo.
El mar seria benévolo
dejándome explorar el límite de sus aguas
corroborando
que todo tiene un fin
y en ese fin un comienza.
Onanismo de gracia sin manos.
Los meses, años, días, horas, minutos, segundos,
todo pasa sin dejar rastro.
Ignoto tiempo buceando
por las aguas oscuras del subconsciente.
Olas despeinadas por brisas frescas.
Apoteosis de unión hombre-naturaleza.
Quién necesita faro para llegar a la felicidad
de encontrarse con uno mismo
a salvo de tormentas furiosas
sin vientos escarchados de premura.
Sinceridad en cuatro tiempos.