Miren ustedes lo que hago antes que suceda lo inevitable.
Hay palabras que hacen mella en mi ánimo. Para que no me duela enfrento el verdadero significado restándoles importancia. Si no puedo entonces canto en mi mente, lalaralará.Si los pantalones me quedan largos tomo las tijeras y los corto. ¿Quién necesita un sastre?
Si mis tenis favoritos se han roto pues fácil, los tiro -¡adiós tenis favoritos, adiós!- me calzo los que El Jefe me compró hace un mes pero ya no me convencieron. Hoy los estrenaré. Fin.
Si mi casa parece almacén o museo, pues ni modo es lo que hay. Podría no tener nada. Eso sí es feo.
Si la comida no me gusta le pongo mi aderezo favorito y listo. ¡Tarán!
Y así.
La vida ahora la tomo como viene. No puedo hacer mucho "en mi situación", 'tonces no me altero ¿para qué? No se soluciona nada.
Por cierto anoche tijera en mano estuve a un tris de cortar mi larga cabellera pero Barry dijo la palabra mágica ¡No! y pus mejor no.
La vida fuera tan fácil como elegir que comer o que vestir. Elegir dejar pasar con lo que puedo aunque no pueda a elegir lo que ya no se puede como antes que mi palabra era ley. ¡Horror vivir bajo la tiranía de una mujer frustada!
Todo eso se acabó amigos. Mi ego está dando las últimas patadas. Duele pero que caray es el camino que lleva a la redención.
Aceptación dicen que se llama. Ser lo que siempre fuí bajo una capa de dureza. La misma de hoy con el pelo blanco y largo y mi melancolía inherente.
Es lo que hay así que como diría el hada enojona de la princesa Aurora "háganlo todo y de buen modo".
Ya me voy amigos, hoy elijo ser feliz pero un poco desgraciada como lo dirá mi epitafio.
Luego vuelvo a ver qué escribí, de horrores ortográficos ya ni hablemos.
Mi correctora de estilo está enojada y no hay más que hacer. O escribo como pueda o me ahogo con tanto que traigo. Mejor escribo.