(Léase bajo el riesgo de sufrir daño mental).
A estas horas de la madrugada cuando el silencio llega al pináculo de su existencia me debato ante el dilema irresoluble -por ahora- sobre como se llamaba el tipo al que los dioses del Olimpo castigaron por desafiarlos al robar el fuego -creo- onomeacuerdoqué y lo condenaron a estar encadenado toda su vida y su muerte en una gran roca -¿o era una montaña?- y entonces llega un ave rapaz todos los días a comerle las vísceras por los siglos de los siglos amén. No recuerdo si es Icaro o Prometeo. Creo que Ícaro fue al que dijeron los dioses: mira muchacho no te acerques al Sol porque se te van a achicharrar las alitas, perderás el poder volar -algo así- porque mira, están pegadas con cera nomás pa' probar que tan obediente eres. Me imagino que el pinche Ícaro -¿o era Promrteo?- estaba en sus cinco minutos de rebeldía y dijo: chingue su madre voy a echar un vistazo al Sol para ver de donde sale su calor. Y aí va el pinche Ícaro -¿o era Prometeo?- vuela que vuela acercándose cada vez más al Sol sin fijarse que se estaba derritiendo la cera de las alitas. No recuerdo como es que los dioses se dieron cuenta de la desobediencia del muchacho este y ¡Tómala! que lo castigan. -Te quedarás ahí encadenado hasta que nos cansemos o hayas cumplido tu condena, lo que suceda primero. -¡Nooooooooo señores dioses perdón!- gritaba el Ícaro; pero los dioses nel, no dieron su brazo a torcer mandando encadenar al mozalbete desobediente encadenándolo a una gran roca -¿o era montaña?- mandando al águila a abrirle l panza pa' comerse las tripas del desafortunado.
¿Se imaginan todos los días comer tripas? No gracias oruga no, El Ícaro en un grito ¡Nooooooooo aí viene la pinche águila otra vez! Diositos perdónenme, no lo vuelvo hacer! pero si algo tienen los dioses es que son muy sordos luego entonces las súplicas del Icaro eran en vano. ¡Ah ya sé! Prometeo era el de las alitas en los pies ¿o ese era Mercurio? sepa la bola tengo tergiversados los hilos de la historia de los dioses. Con la última caída se me desacomodó la memoria. Ahora entiendo porqué no fui maestra. Sea por dios, mientras no se le ocurra a San Juditas meterse con los dioses del Olimpo todo irá bien, mesmamente como ha sido hasta ahora. Mañana -si puedo- saldré de dudas consultando el libro gordo donde todo se aclara y mi mente recobra la conciencia. Gracias al dios sabelotodo la educación de Natalia no va por mi cuenta porque si no su miss me mandaría a llamar como cuando Ricci se preparaba para su primera comunión: le preguntó su profesor:
-A ver Ricci ¿cómo se formó la tierra? -La tierra y todo el universo lo formó Dios profe. Me dice luego el maestro: -
Señora ¿pues qué les enseña a los niños?
-Y yo -Eh?
Me voy a dormir aí después averiguo quién es quién.
A estas horas de la madrugada cuando el silencio llega al pináculo de su existencia me debato ante el dilema irresoluble -por ahora- sobre como se llamaba el tipo al que los dioses del Olimpo castigaron por desafiarlos al robar el fuego -creo- onomeacuerdoqué y lo condenaron a estar encadenado toda su vida y su muerte en una gran roca -¿o era una montaña?- y entonces llega un ave rapaz todos los días a comerle las vísceras por los siglos de los siglos amén. No recuerdo si es Icaro o Prometeo. Creo que Ícaro fue al que dijeron los dioses: mira muchacho no te acerques al Sol porque se te van a achicharrar las alitas, perderás el poder volar -algo así- porque mira, están pegadas con cera nomás pa' probar que tan obediente eres. Me imagino que el pinche Ícaro -¿o era Promrteo?- estaba en sus cinco minutos de rebeldía y dijo: chingue su madre voy a echar un vistazo al Sol para ver de donde sale su calor. Y aí va el pinche Ícaro -¿o era Prometeo?- vuela que vuela acercándose cada vez más al Sol sin fijarse que se estaba derritiendo la cera de las alitas. No recuerdo como es que los dioses se dieron cuenta de la desobediencia del muchacho este y ¡Tómala! que lo castigan. -Te quedarás ahí encadenado hasta que nos cansemos o hayas cumplido tu condena, lo que suceda primero. -¡Nooooooooo señores dioses perdón!- gritaba el Ícaro; pero los dioses nel, no dieron su brazo a torcer mandando encadenar al mozalbete desobediente encadenándolo a una gran roca -¿o era montaña?- mandando al águila a abrirle l panza pa' comerse las tripas del desafortunado.
¿Se imaginan todos los días comer tripas? No gracias oruga no, El Ícaro en un grito ¡Nooooooooo aí viene la pinche águila otra vez! Diositos perdónenme, no lo vuelvo hacer! pero si algo tienen los dioses es que son muy sordos luego entonces las súplicas del Icaro eran en vano. ¡Ah ya sé! Prometeo era el de las alitas en los pies ¿o ese era Mercurio? sepa la bola tengo tergiversados los hilos de la historia de los dioses. Con la última caída se me desacomodó la memoria. Ahora entiendo porqué no fui maestra. Sea por dios, mientras no se le ocurra a San Juditas meterse con los dioses del Olimpo todo irá bien, mesmamente como ha sido hasta ahora. Mañana -si puedo- saldré de dudas consultando el libro gordo donde todo se aclara y mi mente recobra la conciencia. Gracias al dios sabelotodo la educación de Natalia no va por mi cuenta porque si no su miss me mandaría a llamar como cuando Ricci se preparaba para su primera comunión: le preguntó su profesor:
-A ver Ricci ¿cómo se formó la tierra? -La tierra y todo el universo lo formó Dios profe. Me dice luego el maestro: -
Señora ¿pues qué les enseña a los niños?
-Y yo -Eh?
Me voy a dormir aí después averiguo quién es quién.