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sábado, 10 de febrero de 2024

Cosa de ser poeta y otras absurdidades



Como aquella vez que quise ser poeta -no poetisa- y en dos poemas se me acabaron los versos y los sentires. Las querencias en modo reducido no daban para más. Sacaba una poca de sangre de mis venas pa´ que vieran que sufría de verdad por un amor que me había abandonado con un ramo de nardos en las manos pero, el líquido rojo se coagulaba antes de poder escribir nada dejándome la sensación de tener un corazón vacío.

Ya despuesito me leí a unos cuantos poetas de bolsillo, de aquellos que el amor les pegaba duro, emborrachándose en algún tugurio o cantina de arrabal dejándose morir a la sombra de un poste en compañía del único perro que se apiadó de ellos. Malbaratando sus poemas por un trago de vino o un pulque según les haya ido la vida morían en las noches. Por las mañanas cuando el sol les daba a plomo en la realidad, se iban caminando a cualquier lugar donde no dieran pena. Despreciados por las mujeres, los poetas lloraban versos.

Luego me busqué un amor de cartón, de los que aparecen en la noche cantando al oído de una musa despeinada y despistada también pero, al caerle lágrimas que solté pa´ ver que se sentía, el cartón se arrugó al igual que su amor teniendo que tirarlo en el primer bote de basura que encontré al lado de tres botellas vacías de cerveza corriente y una cajetilla de cigarros Faros.

Un poco desesperada volví a sacarme sangre, esta vez del merito corazón. Sangre roja, caliente, viva, salida de la cavidad más grande de mi ser vertida en un traste de plástico de donde comenzaba a escribir en hojas de papel bond,  antes de que el dolor pasara. El amor duele.
Con letra redondita imitaba las palabras rancias y supurosas de miel pero me salían más bien agrias. Yo al amor no le lloraba, lo quería matar. Amor verdadero. Mátame pero no me dejes.

Una noche de luna llena le canté un poema sin rima ni consuelo a un tipo que no me hizo caso porque decía que mis versos eran poca cosa. Carentes de sentimiento, de amor sublime como el salido de las comisuras de unos labios agónicos, que eran una cosa así más bien de pacotilla. Desde entonces la luna me sirve de puritito foco.

Cesé en el empeño de ser escribidora de versos. Puse un curita a las heridas hechas por el estilete con el que finqué los versos fallidos de mi alma atormentada por un amor que no viví y fui a morir un poco entre las sábanas de manta y el edredón de borrega azul. Tomé la cápsula de amor artificial a las diez disponiéndome a dormir con las palmas de las manos bajo mi cara. Angelito eres tú. Guardando mis letras gastadas y repetidas descansé la cabeza de pelo rubio cenizo claro sobre los cojines que adornan la cama cayendo en la oscuridad del hoyo negro que antecede al sueño. Sin alas, con el alma contrita los párpados se cerraron.

Dejé en paz el deseo de ser poeta -no poetisa- escondí bajo el colchón, escrita en un trozo de papel de baño la única frase que pude rescatar de un poema que no llegué a escribir: No hay muerte más hermosa que la de morir de amor.










 
   


8 comentarios:

  1. Pues para no ser poeta —no poetisa— el colofón te ha quedado redondo: «No hay muerte más hermosa que la de morir de amor».
    Besos.

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  2. tu única frase de amor bien vale un poema.

    un beso.

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  3. Tus cosas de poeta. Pero no te mueras ni dejes que nada ni nadie te mate. Un domingo de ir a misa y cantar siempre la verdad estaría dispuesto a morir contigo y resucitar juntos por amor al segundo día, para joderle el milagro. Te quiero. Beso.

    Salud.

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  4. Siempre he sabido que la poesía elige, no la elige el escritor. Lo malo es que hay quien se cree poeta, porque escribe narrativa en renglones verticales.

    Sigue escribiendo, que no siempre el amor o desamor es el tema del poeta. Un abrazo enorme.

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  5. Te despides de una forma bien poética. ;)
    Un texto memorable.
    Besos.

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  6. Siento mucho decirte que te guste o no, mi querida MALQUE, tienes alma de poeta -que no, poetisa- que a mi, personalmente tb me suena mucho más remilgado ; ) mucho mejor que morir de amor, vivir llena de él, pero vamos que si no hay más remedio que irse, que sea de su mano sin duda : ) Precioso, preciosísimo todo lo que has escrito, aunque yo creo que salvo el amor de cartón, que es poco resistente y desde luego, poco iba a sostenerte... Los otros tres, por muy doloroso que haya sido el amor o siga siendo, mejor sentirlo que terminar acartonada y sin gota de sangre roja dentro.. un beso enoorme mi querida poeta.. no dejes de escribir nunca o se nos morirá el amor a todos : )

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  7. Tú eres escribidora...de versos, de prosa...de vida.
    Te admiro.
    Un besazo enorme.

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  8. Hay poetas que no escriben jamás un poema y otros que por muchos que escriban jamás lo serán.
    Besos.

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La titular de este blog, dama exquisita, dueña de su mente pero no de su cuerpo agradece la visita a este refugio de chilanga triste.

la MaLquEridA

Musa con cuernos

PARA LA MALQUERIDA

La Malque es un corazón de sol escondido y mil silencios largos. Es beso de agua y luz de ciegos en el desierto diario. La leo y me leo. La leo y la siento. La leo y la quiero. Vamos de la mano desconocidos y alejados por los caminos rotos y astillados de la vida cansada y del tiempo huraño. Refunfuñamos por todo y hasta en el infierno tienen miedo de que un día aciago lleguen nuestros pasos. Chocamos con mil horas arañamos las rutinas odiamos la compasión nos dan risa los ángeles y mucha pena los diablos. Nos cansa todo y más que nada el resto de los humanos. A veces herviríamos a los que nos rodean y otras daríamos la vida por hacer reír a un chavo. La Malque es un corazón de sol escondido y mil silencios largos. Toro Salvaje

Porque siempre queda espacio para nuevas libertades.

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Ángeles de la fe

Yo traigo la verdad en mi palabra Vengo a decirte de un niño sin abrigo. Vengo a decir que hay inviernos que nos muerden, de la falta de un amigo. Vengo a contarte que hay luces que nos hieren, que existen noches sin whiskys ni placeres. Vengo a decirte que está cerca tu condena. Hoy una madre murió de pena. Déjame cantar, tengo vergüenza de ser humano como tú, en tu presencia. Descubrirme a mí mismo y en tu figura qué poca cosa somos sin ternura.