Pues como les iba diciendo, el lunes me dio un ataque de ansiedad muy fuerte. Comencé a temblar mucho y a sentirme desesperada.
Cuando esto sucede me alejo de cuchillos y tijeras porque son muy peligrosos en ese estado.
Bueno.
Prendí la computadora para tranquilizarme pero fue inútil. Me sentí peor. El corazón latía de prisa y el dolor en el pecho no menguaba. Me estaba angustiando demasiado. Tum tum tum tum tum tum tum.
Así que le dije a mi hijo por facebook -bendita tecnología- que me sentía mal. También le dije a mi hija por twitter -de nuevo bendita tecnología- para que estuvieran enterados. A Barry le llamé al celular pero siempre me manda a buzón, asht!
Igual no podían hacer nada pero son las reglas del CHI, (Código de Hechos Inesperados) que debemos acatar el cual inventamos por si las moscas.
Como el malestar no pasaba fui al médico. Dijo que tenía que relajarme y bla bla bla. Todo eso que dicen los doctores pero que no sirve de mucho, bueno si sirvió porque me tranquilizó.
Dijo que me fuera a mi casita, me pusiera la pastilla de la presión debajo de la lengua y que la otra me la tomara de inmediato. Que los antidepresivos bla bla bla y que no se iba a meter con los del parkinson, que lo que había que hacer era estabilizarme y bla bla bla.
Dijo que me acostara, que no pensara en nada, cosa fácil cuando en mi cabeza revolotean ideas sobre las citas médicas que se aproximan, teniendo que pensar en cómo decirle a Barry que hay que ir con el neurólogo. Sucede que el buen Mr. Barry está cansado de las idas a los hospitales y de enfermedades temblorosas de su bella esposa y eso que no sabe que en abril tengo otras tres citas. Eso estresa oigan.
Lo entiendo más de lo que él se puede imaginar pero no puedo hacer nada. Los médicos no me atienden si voy sola.
Lo entiendo más de lo que él se puede imaginar pero no puedo hacer nada. Los médicos no me atienden si voy sola.
Pensar en eso y en otras infidelidades me provocó ansiedad.
Hay que cruzar toda la ciudad para ir al hospital. Vivo en el norte, el hospital está en el sur. Siempre que vamos al neurólogo quedamos muertos, tirados en la sala hasta recobrar fuerzas y si hace calor morimos más tiempo.
Hay que cruzar toda la ciudad para ir al hospital. Vivo en el norte, el hospital está en el sur. Siempre que vamos al neurólogo quedamos muertos, tirados en la sala hasta recobrar fuerzas y si hace calor morimos más tiempo.
No están ustedes para saberlo y yo si para contarlo pero el calor me provoca hemorragias nasales, estornudos y migrañas inacabables, pero como no puedo hacer nada porque aquí vivo, tengo que adaptarme.
Eso si, duermo todo el día como marmota en mi sillón y en las noches sigo durmiendo. En épocas de calor duermo más de lo que debiera.
Soy una flor-zombie con aroma a alhelí o a nardo o mejor a azahar.
Soy una flor-zombie con aroma a alhelí o a nardo o mejor a azahar.
Pero ya, aquí le corto porque a esta hora temprana hace mucho calor y ya me estoy comenzando a deshojar.
Hoy no me quejé mucho, ¿o si?