Su respiración en mi cara me hizo despertar. Tenía los ojos cerrados y estaba roncando. Si... Babo Alejandro -mi chihuahua- había invadido la privacidad de mi recámara. Saltó a mi cama y tuvo la osadía de poner su cabeza en mi almohada al lado mío sin que yo me diera cuenta.
Roncaba de tal manera que pensé que era Barry, pero no. Dos roncadores en mi recámara eso si que es el colmo.
No podía creerlo. Me quedé muy quieta viéndolo en la penumbra del cuarto. Su respiración era pausada y tranquila. Parecería que había una persona más en mi recámara además de Barry, pero era Babo Alejandro mi perrito.
Desde que se fue Kiku , él se ha pegado más a mi. Me sigue a todos lados y se deja abrazar. Tal vez la extraña debido a que era la que lo consentía. Me ha adoptado como su ¨madre¨. Ya solo falta que ladre -yo, no Babo-.
El colmo fue anoche precisamente cuando en la oscuridad del cuarto, Barry y yo oímos una respiración muy fuerte. Nos quedamos callados y nos dimos cuenta que Babo Alejandro - que se encontraba a mis pies - estaba roncando.
No pudimos más que soltar la risa pero quedito para no despertarlo.
Sabía que los perros no duermen, solo dormitan y están alertas a cualquier ruido o movimiento extraño pero mis perros son la excepción de la regla.
Benito Tiki - mi otro chihuahua - tenía pesadillas el domingo. Estaba muy dormido. Emitía pequeños gruñidos que hicieron que Barry y yo nos quedáramos viendo extrañados. Nos acercamos quedito a donde estaba mi Tiki y si... tenía los ojos cerrados y estaba gruñendo, pobrecito no sé que estaría soñando. Barry dijo su nombre y Benito abrió los ojos. Se nos quedó viendo como preguntándonos que pasaba y volvió a quedarse dormido.
Babo cuando lo hemos pescado teniendo pesadillas, gruñe y mueve mucho sus patitas. Se le ponen los ojos en blanco. Una vez se levantó y se puso a correr hasta que le hablé para ubicarlo, me dio mucha risa, pobrecito.
Se la pasa en la ventana. Hace a un lado la cortina y se sienta en el taburete viendo pasar a la gente. Cuando pasa otro perro, se pone muy loco y ladra tan fuerte que me desespera y lo hago callar de inmediato.
Se va a su camita y ahí se queda. Ya no va más a la ventana para que no lo regañe.
Es muy calenturiento porque cuando Barry me da un beso inmediatamente se pesca de mi pierna - Babo, no Barry- y me suelta hasta que lo regaño.
Le gusta dormirse a mis pies pero es una posición muy incómoda -para mi- porque no me deja mover. Cuando hace eso, lo jalo de su suéter y lo acomodo. Él se deja arrastrar sin abrir siquiera los ojos y sigue en su sueño. Hay veces que despierto y está enmedio de Barry y mío. Las tres cabezas juntas y nosotros sin darnos cuenta.
Debo tener cuidado con él porque de tan calenturiento que es no vaya a confundirme un día en sus sueños y vaya a terminar metido entre mis patas... digo entre mis piernas.