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miércoles, 29 de junio de 2016

Si ves una andadera volar



aí ´toy colocando la última pieza.


Estalló la furia contenida. La andadera salió volando por los aires. ¡Maldita vida churrigueresca! Por un pelo de rana rasurada no se estrelló en la pantalla de televisión. Silencio. Las moscas se quedaron perplejas. ¡Detesto vivir así! Soy una araña de patas chicas. Rescato el poco orgullo que me queda. Le saco brillo. Tragando camote pido a Emilia me lleve a Neurología. El brazo de Barry no es suficiente para aguantar el camino. De punta a punta el mundo se tiñe de rojo. El diablo mayor permita que al ladrón que robó a Laura le dure el dinero para que no siga asaltando a la gente que se parte el lomo trabajando. Amén. Mar me dice Dña Solecito, su esposo me dice Señora Laura, ¿quién soy? A lo mejor soy otra y no he reparado en ello. ¿Si existiera aquí la eutanasia ya la habrías pedido? ¡Seguro! Le dije que yo tengo mi sismo integrado y le dio mucha risa. El quehacer se acumula y... Se acabaron los parientes con coche. Ah si Yazz no hubiera chocado. Volví por unas horas a ser la de antes. Mandé todo al carajo ante el estupor de Barry. ¿Querías a la Flor de hace unos años? aí tá. Natalia no se enteró de mi arrebato. Mejor, no me gusta dar explicaciones de mis enojos y menos a una niña tan inteligente como ella. Quiero irme lejos de aquí. Algunos hombres son infieles, ¨algotros¨ tampoco. También voló por los aires mi cepillo y la botella de Natalia. Me enojé mucho, por eso estoy escribiendo.  Y no es berrinche de niña, no señor. Quiero que todo se vaya al carajo.

Llévame de aquí a donde no exista el tiempo absurdo de mi vida un tanto demasiado inútil. Ya di todo lo que tenía que dar. Ya nomás doy pena. Así mismo me siento, así mismito como lo escribo.
Muñeca de trapo con hoyos por doquier.

Adiós.



Por cierto ya terminé el rompecabezas.














domingo, 26 de junio de 2016

Buenas...

A todo se acostumbra uno menos a no comer.

Lorenzo, el viejito amigo de Natalia está vivo. La Bella lo saludaba en las mañanas camino a la escuela. Un día no lo vimos. Empezamos a extrañarlo. Quizás había muerto. Barry lo vio. Sus hijas no lo dejan salir. Se perdió y lo encontraron en el centro de la ciudad. 36 horas de angustia.
Para que no vuelva a extraviarse no sale más. Tiene demencia senil.

No pasa nada.

Natalia se pintó bigotes para jugar al señor vendedor de pizzas. Al ver mi estupor dijo: No pasa nada abuela, me lavas la cara y asunto arreglado.
Nunca el ¨no pasa nada¨ fue más certero.
No pasa nada si no tengo Ipad, no pasa nada si no leo, no pasa nada si no escucho música. No pasa nada si dejo de caminar. No pasa nada si ya no me escribes.  El mundo sigue en su exacta evolución.

Pa´ciencia.

Posiblemente termine hoy de armar el rompecabezas. Tengo hecho el 90%. La impaciencia no tuvo cabida. Había días que no lograba colocar una sola pieza, en cambio en otros avanzaba mucho.
Un juego enseñando lo que la vida se empeñó en mostrarme. Todo llega en su justo momento. Todo tiene un sitio exclusivo para él.

Pp

No podría dejar de mencionar al pp. El reticente Barry y yo formamos parte del sueño de alguien que no nos conoce. El destino parece preparar algo para nosotros si confiamos en mi intuición. Si todo sale bien. Si todo sale bien. Si todo sale bien.
 
 
Mira tú...
 
Nos espera una larga travesía en la semana. Será la primera vez que use transporte público después de mucho tiempo. Recen por mi. De punta a punta sin más ayuda que el bastón y el brazo de Barry. Las ciudades están hechas para personas perfectas no para renglones torcidos. Tú y Yo moriremos juntos cuando las musas dejen de inspirar y los poetas dejen de gritar en el paraíso.
 
Hoy fui un poco tú.

Mi cabeza se pierde, no encuentro sentido a la vida si mis letras no se mueven en las yemas de mis dedos nerviosos.

Con nombre de película.

La señorita cartera tocó a mi puerta tres veces en dos semanas. Traía buenas noticias y no más facturas qué pagar.
Es curioso, cuando la vida más aprieta los ángeles aparecen para darme una ayudadita.


Nos vemos.








sábado, 11 de junio de 2016

El último bastión

Esa sensación de perder siempre. Dejar al lado del camino lo que me hace feliz, no como lastre fastidioso sino un artilugio valioso que ya no puedo cargar en la mochila de sobresaltos.
 
La terapeuta favorita por más esfuerzos que hizo no pudo seguir buscando en mi mente los orígenes de la melancolía. La lejanía y los obstáculos que se presentaban no pudiendo sortearlos me llevaron a decirle hasta siempre doctorcita.
Los fabulosos fines de semana en que Laura y yo descubrimos que además de ser madre e hija podríamos ser amigas algo que siendo ella adolescente no acepté. Las mamás nunca serán amigas de sus hijas porque no y se acabó.
La casa de los aviones refugio de mis debrayes sicológicos. Quisiera ver cómo quedó remodelada pero eso es algo que hoy por hoy está muy lejano.
La casa de las monjas y el habitual olor a guayaba que la envolvía.  El huertecillo que tenían en la jardinera y mi descubrimiento.
Los domingos de vuelta a casa entre cantos a todo pulmón con Laura y Barry. Metido como un anzuelo entre risa y risa el "qué le dijiste a la psicóloga".
Todo eso se ha quedado atrás.
Los paseos al mercadito los domingos del brazo de Barry haciendo planes para un futuro inexistente. El futuro no existe por tanto no hagas planes. Vive el hoy, es lo que hay.
Las tardes comiendo en familia.
La entrada al mundo virtual a través de la computadora de escritorio. Muchos buenos momentos se escribieron ahí.
 
Admiro -bueno no- a quién hace todo movimiento desde el celular. ¿Cómo pueden?  Intenté comentar pero tuve que desistir. Daba publicar, releía mi comentario y ¡zas! error garrafal como cuando escribí un "bas" en vez de "vas". ¡Trágame tierra! adiós Nicanor.
 
Vivo del lado de los perdedores, de los que se quejan sin hacer nada por cambiar su entorno. Luché, luché mucho pero he perdido el último bastión. No podía, no debía de ser de otra forma. Gano perdiendo. Estoy en la orilla de los fracasados. No me siento mal por ello, siempre anduve por ese camino. Acostumbrada estoy.
 
Todo lo puedo superar por más trabajo que cueste asimilarlo pero lo que no concibo perder es mi casa. Espacio absolutamente mío se ha ido a refugiar entre montones de cajas, piezas inservibles y aparatos obsoletos.
Aquella casa bonita y acogedora ha pasado al olvido. Ya no existe el templo dónde fui feliz por muchos años. Convertido en almacén sobrevive con esfuerzos supremos míos por recobrar su esplendor.
 
De tal manera como el pp se ha metido tanto en nuestras vidas que ya ni siquiera es mencionado. Ni los pequeños logros cotidianos se toman en cuenta. Nos hemos convertido en seres normales viviendo su cotidianidad.
 
Asumo como fiel costumbre perder el único refugio que de mí todo decía: mi casa. Y no digo de perderla materialmente sino de dejar de ser el templo en el que mi familia y yo fuimos muy felices.
 
Adiós pues, sea por Dios dicen y digo. Adiós casa adiós si te vi no me acuerdo. Soy otra la que te habita. De todos modos morí hace mucho.
Soy una calaca gorda de rubia y alborotada cabellera vestida con blusas autóctonas, pantalón de brincacharcos y botitas de tan sin embargo, tal como era antes de que cayera en cuenta que estaba viva.

Sin intentar cambiar la imagen de perdedora voy ganando por la vida como quién mira la luna a través de unas gafas oscuras.



 









miércoles, 8 de junio de 2016

Caracolas rubias

El ochenta por ciento de las horas del día las paso dormida, el veinte por ciento restante luchando porque los párpados convertidos en cortinas de acero no caigan apresando mis pupilas.
Soy esclava del sueño perdido en las caracolas de mi pelo rubio cenizo claro No. 12 de L'Oreal.
 
Volví a quedarme dormida en mitad del almuerzo. La culpa la tuvo la mesera que se tardo más de tres minutos en servir.
Natalia y Barry me veían apenados porque algunos parroquianos se dieron cuenta que estaba dormida.  No puedo hacer nada, lo del insomnio conmigo se ha vuelto personal.
 
Barry hablaba y hablaba y hablaba haciendo que su voz se volviera un arrullo junto con la lluvia matutina.
Natalia disfrutando sus ¨lindas vacaciones¨ de un día porque la tormenta no nos dejó salir a la escuela pero si a desayunar con el buen mister Barry. Hay que aprovechar los escasos momentos de unión familiar.

Los ojos se cierran. No oigo nada. El sueño medicado dura más allá de lo recetado por la terapeuta. Todo termina por salirse de control. Duermo si, a veces tampoco.
Aún no llega el momento en que el sueño perenne interfiera en mi vida cotidiana. El día que eso pase, voy a agarrar mi almohada y me voy a tirar a dormir ahora si sin ninguna pena.
 
Pareciera que pierdo el tiempo en escudriñar mi deterioro cognitivo. No es así, todo el sueño que traigo atrasado lo reparo en el día. Por las noches miro el cielo raso y pienso que lindo sería poder dormir como los demás (los que duermen obvio).
 
Y ya es todo,
 
 
Digan click.










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Musa con cuernos

PARA LA MALQUERIDA

La Malque es un corazón de sol escondido y mil silencios largos. Es beso de agua y luz de ciegos en el desierto diario. La leo y me leo. La leo y la siento. La leo y la quiero. Vamos de la mano desconocidos y alejados por los caminos rotos y astillados de la vida cansada y del tiempo huraño. Refunfuñamos por todo y hasta en el infierno tienen miedo de que un día aciago lleguen nuestros pasos. Chocamos con mil horas arañamos las rutinas odiamos la compasión nos dan risa los ángeles y mucha pena los diablos. Nos cansa todo y más que nada el resto de los humanos. A veces herviríamos a los que nos rodean y otras daríamos la vida por hacer reír a un chavo. La Malque es un corazón de sol escondido y mil silencios largos. Toro Salvaje

Los Inmortales

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Ángeles de la fe

Yo traigo la verdad en mi palabra Vengo a decirte de un niño sin abrigo. Vengo a decir que hay inviernos que nos muerden, de la falta de un amigo. Vengo a contarte que hay luces que nos hieren, que existen noches sin whiskys ni placeres. Vengo a decirte que está cerca tu condena. Hoy una madre murió de pena. Déjame cantar, tengo vergüenza de ser humano como tú, en tu presencia. Descubrirme a mí mismo y en tu figura qué poca cosa somos sin ternura.