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viernes, 30 de julio de 2010

Luna indiscreta.



Las yemas de los dedos recorrían el contorno de su cara mientras la miraba fijamente. Ella estaba hipnotizada por ese par de ojos cafés en los que quería perderse.

La mano izquierda del hombre la tenía aprisionada de la cintura. Su boca entreabierta, dejaba ver unos dientes blancos  asomándose debajo de una leve sonrisa. La barba tupida rodeaba una  boca bien delineada.
Él atrajo a la mujer hacia su pecho sintiendo el latir del corazón. Este guardaba cada suspiro en caricias que le regalaría después bajo el cobijo de unas sábanas ajenas a su cuerpo.

Sustrayéndose de su mirada, bajó la vista sin poder aguantar más esos ojos  que se estaban posesionando de ella.
El la tomó del mentón y acerco su boca. La mujer se dejó llevar cerrando los ojos y abandonándose al goce de unos labios delgados que al besarla le harían perder la poca voluntad que tenía.
El piso se abrió a sus pies al sentir el cálido aliento que le inyectaba vida.
Él la sostuvo con su mano varonil sintiendo su piel tibia debajo del vestido. Ella al sentirse desvanecer, se sostuvo recargando su cabeza en el hombro que se ofrecía solícito a llevarla al paraíso.
Él susurraba palabras cariñosas al oído de ella que se ruborizaba bajando la mirada.

Siguieron besándose como si el tiempo se fuera a acabar. Las caricias que se prodigaban al amparo de la noche fueron subiendo de tono.
Buscaron un refugio para que ningunos ojos curiosos pudieran interrumpirlos. Los labios de él recorrían pulgada a pulgada la suave piel de la mujer que se erizaba a su contacto. Las  delicadas manos paseaban temerosas por la espalda de ella cual caricias de  pétalos en flor.
La luna inquieta se escondió detrás de una nube que vagaba solitaria por el cielo iluminado con miles de focos tintilantes.
La oscuridad fue aprovechada por unas manos curiosas que se regodeaban en las formas sinuosas de la mujer.

Él besaba inquieto los labios que eran el preludio de una entrega.
Los tirantes del vestido amenazaban con romperse en cualquier instante y dejar escapar la presa palpitante encerrada por el deseo. Resistiéndose esta a huir bajo el vendabal de miradas que él le dirigía.
Los ojos entrecerrados. La respiración cortada por los suspiros que escapaban en tropel a esconderse entre las copas de los árboles que curiosos murmuraban entre si.

Sus cuerpos pidieron una tregua. Recorriéndose con la mirada, se compusieron la ropas emprendiendo el camino a un lugar donde ni la luna podría espiarlos.
Un lugar donde las caricias eran las únicas que hablarían el suave lenguaje del amor que empezaba a nacer en ellos.






jueves, 29 de julio de 2010

¡Nah!.


No voy a llorar, ni azotarme ni nada parecido. Me va a doler que chingados pero es por tu bien. Para eso fuiste hecha. Te habías tardado pero ¡al fin! nos hiciste caso.

Y es que no hay otra forma de que aprendas en la vida más que esta. Siendo dueña de tu propio destino.
¿Qué te vas a caer?. Pues si, imagínate si todo fuera fácil.

¿Qué vas a llorar?... mmmta! ayer ya se te salieron las primeras lágrimas.

¿Que nos vas a extrañar?. Claro, eso es más que obvio.

Pero es la única manera de que aprendas como todos a decidir por ti misma y a valerte con tus propios recursos.
Ya no va a estar mami ni papi para ayudarte. Ahora estarás tu sola. De cualquier manera sabes que estaremos siempre para ti.

Y mira que ya te habías tardado.

Y nadie puede creer que lo vayas a hacer. Así que no te arrepientas que todos ya están avisados.

Kiku... la niña de mis ojos. La más linda del mundo va a emprender el vuelo.

Kiku deja el nido para hacer su propia vida.

¡¡¡VIVA!!!

Oye Kiku no manches, ya te habías tardado.

Empieza la cuenta regresiva.

Como dice Bunbury ¨Que cada uno siga su camino, cada uno en su lugar¨. Tu te vas... nosotros nos quedamos.

Vas a construir tu propio nido y eso me da mucho gusto.

¿Que todavía no tienes un pajarraco que te acompañe?, no te preocupes, ya llegará.

Pero ahora que lo pienso. ¿Quién nos va a molestar diciéndonos que apoyemos a los pumas cuando juegan?.
¿Quíén va a poner ¨Welcome to the jungle¨ a todo volúmen  para avisarnos que estás de malas y no nos atrevamos a entrar a tu recámara so pena que nos cierren la puerta en la nariz?.

¿Quién va a besar y defender  a Babo Alejandro?.

¿Quién me va a regañar?, ah no... tu no me regañas, es tu hermano.

¿Quién me va a apretar mi mejilla de cariño?, auch! eso duele.

Va Kiku, te deseo lo mejor ya lo sabes.

Y ya... déjame que una basurita entró a mi ojo y está haciendo que mis ojos se empañen.








miércoles, 28 de julio de 2010

¿Puedo?.


La vida de Barry y mía al principio de los tiempos fue difícil. Había poco dinero para comprar alimentos o ropa. Debiamos subsistir con lo poco que ganaba él.
Al casarnos, dejé de trabajar para dedicarme a mi casa. Quería tener un lugar donde fuera la única reina. Tener la casa como espejo. Esperar a mi esposo en las noches  para darle de cenar. Los hijos revoloteando a nuestro alrededor preguntando a papá que les había llevado de regalo.
Darle besos y abrazos de alegría al ver que había llegado por fin. Recibirlo como si se hubiése ido por años.
Nunca soñé tener una vida feliz y plena. Mi vida se fue dando sin saber el camino a seguir.
Llegar Barry a mi vida. Casarnos. Tener hijos. Tener un hogar. Tener la familia que ahora tengo nunca lo imaginé.
La vida me sorprende cuando al recapitular veo que me ha dado más de lo que merezco.

Tener mi propio hogar. Tener mi propia familia.

La vida fue difícil y dura para los dos. Acoplarnos dos caracteres totalmente opuestos al estilo de vida de cada quien fue muy difícil. Aún ahora chocamos por cuestiones de personalidad. Seguimos conservando cada quien su forma de ser. Dos personalidades totalmente distintas. Somos dos seres que se complementan. Que han aprendido a vivir en la compañía uno del otro.

Empezamos nuestra vida con una estufa, la cama y el coche que él tenía. Nada más.
Vivíamos en un barrio pobre. En una vecindad donde nunca conocimos a los demás inquilinos. Barry empezaba a tener clientes y yo seguía de su jefa en el departamento. El sueldo no alcanzaba. Hacíamos muchas peripecias para estirarlo. El fin de quincena nos agarraba sin dinero. Nunca nos quedamos sin comer pero si hubo días particularmente dificiles.
Había ocasiones en que no teníamos para lo indispensable pero siempre pudimos salir adelante sin ayuda de nadie.
Orgullosos como somos no dejamos que nadie viera las lágrimas que en la noche derramábamos al ver el panorama oscuro que teníamos en frente.
No me da pena contar que algún día no tuve dinero para completar para la comida de mis hijos. Ni tampoco me da pena contar que todos mis muebles eran los que ya no usaba mi familia o la de Barry.

Ir al super los fines de semana implicaba abstenerme de comprar muchas cosas. Tenía que preguntar si podíamos llevar tal o cual artículo. Había veces en que lo indispensable era más de lo que necesitábamos. ¿Puedo?, era la pregunta constante que tenía a flor de labios.

Los tiempos difíciles se volvieron cotidianos. Había que ahorrar y no malgastar un solo centavo. Todo dinero que entraba a casa tenía ya su destino.

Nacieron mis hijos.

Algunas veces al ir al super, con la complicidad de mi hijo, echaba en el carrito algo que se nos antojaba.
Cuando Barry lo veía se sonreía con nosotros y no nos decía nada. Entonces respirábamos tranquilos. Barry es un buen hombre pero cuando el diablo se le mete a la cabeza hay que ponerse a salvo de cualquier forma.
Con el tiempo su carácter ha ido haciéndose aún más tranquilo de lo que ya era. No así el mío que se volvió taciturno.

En ese entonces tenía un sueño estúpido: Ir al centro comercial, echar en el carro todo lo que se me antojara. Sin que nadie me dijera que no. Comprar la felicidad efímera que da el tener algo que no se tuvo nunca antes tan solo para llegar a casa y botarlo al olvido.
No me detenía a pensar qué haría con tanto que comprara. Quería comprar y comprar. Sentir esa felicidad que da el tener dinero sin importar nada más.

Quería saber que se sentía comprar y comprar sin límite.

Mi hijo me dijo que algún día eso se haría realidad. Echaría a mi carrito todo lo que quisiera sin importar cuanto costara. Él me daría esa alegría.
Nuestras miradas se cruzaron y sabríamos que eso sería realidad algún día. Yo te voy a comprar el mundo mamá, si eso quieres.

Mi vida ha llegado a un término en que no me importa si tengo dinero o no. Mi familia ha hecho que eso no sea problema mío. De cualquier forma no tendría en que gastármelo. Ahora ya no es importante para mi el dinero.

Así ha pasado el tiempo. Ya no me interesa ir al super siquiera. Me aburre surtir la despensa. Sigo sin poder comprar todo lo que quisiera. Creo que ahora ya casi no quiero nada. Ya no quiero echar al carrito todo lo que mis manos tomen. Cada vez más mi felicidad se centra en cosas que no venden en ningún lado.
Voy al super cuando de plano ya no hay nada en la alacena.
Ya no me interesa llenar el carrito con tanta cosa. Hasta me da pena pensar que algún día quise que me compraran el mundo.

Me da pena pensar que un día quise llenar el carrito de super con felicidad efímera. Esa que venden en cómodas mensualidades.







sábado, 24 de julio de 2010

Inusual.

¿De qué puede hablar una MaLqueridA que forma parte de una familia futbolera?: Exacto... de fútbol.
Es algo inusual que en mi blog suba videos, pero Kiku me acaba de enseñar este fuera de lugar que me pareció muy gracioso.

Debo advertir que es un poco fuerte para las señoras, así que si lo ven es bajo su responsabilidad.
Niñas tápense sus ojitos.

¿Ya?... va entonces... púchenle.






Aí stá.






viernes, 23 de julio de 2010

¡Ay no!.





Una semana de zozobra ha sido esta que pasó.
La llamada de la sicóloga me tuvo un poco estresada porque no sabía para qué necesitaba verme. Paciencia es lo que menos tengo. Así que anduve un poco tensa debido a eso.

Ayer fuí a mi cita con ella.

Entrar al salón de sesiones no es muy agradable porque como ya he dicho antes, las dos paredes de cristal oscuro por las que nos observan de fuera me angustia. El sentirme observada por alguien a quien no veo me conflictúa.

Las pacientes empezaron a llegar y a tomar su lugar. Yo no hablo con nadie. No quiero entablar amistad con ninguna, no me interesa a pesar que una señora quiso hacerme plática. Yo contesto educadamente pero con monosílabos. Sin ahondar en nada.
Tomé mi lugar al lado derecho de la sicóloga, cerca de la puerta por si hay que salir corriendo. No sea que alguna dama en cuestión se ponga friki y nos vaya a querer hacer algo. Sé que no pasará eso, pero por si acaso.

Cuando entró la sicóloga y me vió, se sonrio conmigo y me saludó. Le caigo bien a pesar de mi semblante rudo. A pesar de que no la quiera.
Empezó a hablar y a preguntarnos cómo nos sentíamos. Yo no dije nada, no hablo. No quiero hablar, dejo que las demás empiecen.
Transcurre el tiempo y me salvo. Otro día sin decir palabra.

Pero...

¡chingada madre!.

A la sicóloga se le ocurre que todas vamos a hablar. No mam´s. Eso si es fuerte. ¿Ahora cómo le voy a hacer?. Soy la última que tendría que hablar, puede ser que el tiempo no alcance y terminemos sin que yo diga nada.
Pero todas tienen que decir algo en versión corta, mmmta quiere decir que si hablaré.
Bueno, venga ¿ya qué?.

Después de oir todos los problemas que tienen las santas señoras me toca a mi.

La sicóloga con la mejor de sus sonrisas me dice: ¿Usted que hace aquí?.

Y yo con cara de ¿What?.

A usted ya la dí de alta Flor de María, ¿qué hace aquí?.

Es lo que yo me pregunto, respondí.

A ver déjeme ver- dice la sicóloga despistada.  Jajajaja mil perdones, creo que le marqué a usted pero creí que era otra paciente jajajaja

Y yo: ¿?

Bueno, ya que está aquí cuéntenos sus impresiones me dijo con una sonrisa.

Mmmta, de todos modos tengo que hablar.

O sea, me estresé una semana y todo en vano porque la sicóloga se equivocó de teléfono y además de todo tengo que hablar frente a todas las señoras. Chinga, ¿qué no ven que en situaciones críticas tiemblo como gelatina?, ¡por dios!.

Tuve que echar todo mi rollo con la mejor de las sonrisas. No dejé que el miedo hiciera que temblara mi voz. Hablé rápido y conciso. Mientras las demás me observaban. ¡Hey volteén para otro lado!. Claro que no se puede, estoy hablando, me tienen que ver. Pero estoy nerviosa no puedo evitarlo.

Cuando terminé de hablar, la sícóloga me hizo algunas observaciones. Algunas preguntas. Me pidió disculpas y les dijo a las demás pacientes que yo ya me íba porque estaba tomando terapia familiar y estaba teniendo buenos resultados.

Todas me ven - osht! - y me dicen algunas que que bueno por mi. Que bien que ya está bien. Que gusto y bla bla bla.

Al final la sicóloga se despide de mi. Se pone a mis órdenes para cuando la necesite. Y me dice que le dió gusto conocerme.

Yo lo único que quería era irme de ahí para siempre... y lo hice. Espero que sea para siempre aunque esa palabra no la pueda definir.

Ya me dieron un ala... voy por la otra.





miércoles, 21 de julio de 2010

Toma esta daga y clávamela en el corazón.



¿Porqué pregunté?

¿Porqué quise saber?

¿No es mejor vivir en la ignorancia?

¿No es mejor vivir en la inocencia de quien se siente querido y aceptarlo así sin más?.

Debía saber.

Saber la verdad aunque me doliera.

Nunca estuve preparada para la respuesta.

Nunca me la imaginé.

Me dijeron que me parecía al León Cobarde del Mago de Oz.

Que es muy valiente aunque se supiera cobarde.

Ahora ya sé porqué.

Pregunté para saber.

¿Por amor o por costumbre?.

Lo necesitaba.

Necesitaba saber.

Me respondieron.

No estaba preparada para la respuesta.

Yo misma entregué la daga para que me la enterraran en el corazón.

Me hicieron una herida en el costado izquierdo.

Duele...

Mi corazón se está desangrando.

Mi corazón.

Ese que estaba intacto.

Lo único que no tenía dañado ahora se desangra.

Y has sido tú el que me la ha clavado.

Y has sido tú, el que me dió la vida durante mucho tiempo.

Ahora eres tú el que me la quita.

Y fuí yo misma la que te entregué la daga para que me la clavaras en el corazón.








¡Tan sólo déjame en paz!.





Todos los días suena. Nunca para mi. Para él no existo. No me preocupa. A menos que sea mi cumpleaños, entonces si sabré que es por mi que está sonando el teléfono.
Cuando este suena, Benito Tiki siempre corre hacía él. Se queda sentado esperando que conteste. Cuando oye la voz de alguien de mi familia, mueve la cola y hace unos gruñidos de gusto. No me deja oir hasta que lo hago callar. Babo Alejandro mientras tanto se asoma a la ventana a olfatear el aire.

A trávés del teléfono he recibido muy buenas noticias.
He recibido malas noticias.
Si...
también he recibido llamadas de extorsión y de secuestro express. Cuando esto pasó Benito Tiki se pegó a mis piernas, ladró y se quedó sentado viéndome, en tanto yo daba vueltas sin saber qué hacer y tratando de mantener la calma, cosa que logré. Babo Alejandro mi otro chihuahua estaba echado sin apartar sus ojos de mi.





He superado ya el miedo que me daba contestar.

No puedo dejar que el miedo me venza, debo dejar de ser cobarde y enfrentarme a todo lo que se me presente.

Cuando alguien llega a hablarme por teléfono, todos nos miramos extrañados porque a mi nadie me llama. Eso es lo que pasó hace unos días: Alguien me llamó.

La sicóloga.

Me sorprendí mucho porque ya antes me había dicho que todo estaba bien y que no tendría que hablar con ella ni tener que tomar las terapias grupales.

¿Entonces?.

Necesito verla - me dijo -. La espero en la terapia grupal.

Me pregunto para que querría verme si ya habíamos quedado que con la terapeuta era más que suficiente y no tenía que ir a las sesiones grupales porque me estresa mucho oir todos los problemas que tienen las demás personas.

Si ya habíamos quedado, ¿entonces?.

Sé que debo estar tranquila y no dejar que los malos pensamientos hagan marañas en mi cabeza, pero no puedo dejar de pensar.
Abrazo a Benito Tiki que contrario a su costumbre deja que lo mime.

Entiendo que me falta mucho para poder estar bien pero ¿quién realmente está completamente bien?.

No puedo dejar de pensar en la llamada de la sicóloga. Ojalá que se haya atontado y se le haya olvidado que ya me había dejado en paz. Que las vacaciones le hayan afectado y que me diga que me puedo regresar tranquila a casa.

Quiero que la sicóloga desaparezca de mi vida. Con la terapeuta tengo. Quiero que me deje en paz. Estoy bien y así quiero seguir.

No puedo apartar de mi esa manía que tengo de pensar y adelantarme a los hechos. El único que me entiende es mi Tiki.

Soy quejona, no puedo evitarlo y si de todos modos voy a ir ¿para que me quejo?.












martes, 20 de julio de 2010

Vámonos.



Es la primera vez que no sé como empezar un post.
La mayoría de las veces mis dedos empiezan a bailar sobre el teclado. Solos van escribiendo lo que quiero decir, pero ahora no puedo por más que quiero.
No sé como describir la experiencia que tuve el sábado al conocer a una persona especial como lo han sido las otras personas especiales que he conocido.

Se dió casi sin siquiera planearlo.

Y sin embargo estaba muy nerviosa porque él es muy diferente a mi en todos los aspectos. No tendríamos nada en común pero... si.
Tenemos en común que ambos escribimos en un blog. Tenemos en común el cariño que tenemos el uno por el otro.
Tenemos en común el que nos gusta leer. El leé más que yo y libros más complicados que los míos.Tenemos en común que nos leémos mutuamente y que casi siempre estamos de acuerdo en nuestra forma de pensar.

Pero no sé describr como es él. Puedo decir que es alto. Con un cuerpo atlético. Muy atractivo. Pero no puedo describir la forma en la que habló conmigo. Es muy educado y se expresa muy bien. Me dió algunos tips para que pueda aprender inglés y no se me dificulte.
Me habló de cuando estuvo enfermo. Me habló de lo que le gusta mi blog y de como es que algunas veces se enoja mucho cuando me deprimo o cuando una situación se sale de mi control y no sé cómo enfrentarla De como no se ha dejado vencer ante situaciones críticas. Me dijo de algunas personas que leén mi blog y lo que les gusta a pesar que ellas no tienen blog.

Me daba pena que se diera cuenta del temblor de mi mano. Me dió pena tener que sacar mi toallita porque el pinche parkinson hace que sude mucho aunque no haga calor. Me dió pena que me viera que cuando camino arrastro ligeramente el pie. Me daba pena todo y sin embargo él se portó muy amable conmigo y nunca me hizo sentir mal.
Sólo son mis inseguridades que no logro vencer a pesar de miles de terapias que llevo.

No sé que decir.

Él es un tipo de hombre que no es muy común que estuviera entre mis amistades y... no sé que decir. Me habla de sus amigos. De su familia. de su trabajo. Yo solo escucho.
Me dice cómo es que gané los premios que recientemente otorgó en su blog. Ahora me quedo tranquila porque sé que los gané sin que nuestra amistad interfiriera para que los obtuviera.

Me gustó mucho el lugar al que fuímos. Me gustaron las atenciones que tuvo conmigo y a pesar que algunas veces había silencios que yo no sabía como romper, nunca me hizo sentir mal.
Me puso los audífonos para que escuchara ¨Vámonos¨ cantada por Enrique Bunbury. Canción que le dice mucho... a mi también.
Me dió pena que rozara mi mejilla cuando me colocó los audífonos.

Me sentí rara.

Tal vez sea porque tengo muy marcadas las diferencias de las clases sociales. Y no es que él sea rico o yo pobre o viceversa, no. Sé que somos diferentes de alguna manera.

Por primera vez en mi vida no sé cómo empezar a escribir acerca de un amigo que me dió dos besos y un abrazo y que huele riquísimo.

No sé cómo decir que me dió mucho gusto conocerlo. No sé cómo decir que me da mucho gusto que me honre con su amistad.
No sé como decir que me sentí muy a gusto con él. Ni siquiera puedo decirle que se cae de guapo.

No sé como decirle nada... porque me cohibe. 

¿Ya dije que se trata de Antonio del blog ... Un blog... al fin!.?. Él es uno de los mejores amigos que he encontrado en este mundo virtual que de irreal se ha vuelto tan real para mi porque estoy tocando a los amigos que sólo eran letras tras un monitor,









 


viernes, 16 de julio de 2010

¿El bien o el mal?.



Cuando era pequeñita me enseñaron que si me portaba mal me íba a ir  al infierno. Que el diablo me llevaría. Decir Satanás era casi pecado mortal. Tenía que ir a la iglesia a confesarme con un sacerdote y me dijera que no lo volviera a hacer. Me impondría una penitencia que consistía en rezar muchos padresnuestros y muchas aves marías.

Cuando fuí creciendo me dijeron que si me tocaba el cuerpo o si pensaba en muchachos era malo y me íba a ir al infierno.
Tenía entonces que ir con un sacerdote. Decirle que había tenido pensamientos impuros y él me diría que rezara muchos padresnuestros y muchas aves marías.

Cuando me casé, el sacerdote dijo que tenía que respetar y obedecer a mi esposo. Tendría que quedarme con él hasta que la muerte nos separara. Que siendo buena esposa tendría ganado el cielo. Sino era así el infierno estaría esperando por mi.
No debería pensar en nadie más. Si así pasaba tenía que ir a la iglesia y decirle al sacerdote que había sido infiel con el pensamiento.
El sacerdote me impondría una penitencia. Cumplirla implicaba que ya podía ir al cielo.

Sabía que existía dios porque siempre me dijeron que ahí estaba. Era cosa de ponerme a hablar con él y él me escuchaba.
Nunca le reclamé nada porque de alguna manera mi vida era normal. No pensaba que si álgo bueno pasaba era porque las circunstancias se dieron para que así fuera. Igual si pasaba algo malo, como la muerte de mis padres tan jóvenes. Algo que siempre he reprochado.

Cuando me enfermé, le hablé a dios. Le  pregunté todo eso que preguntan los que se sienten impotentes por algo que les está pasando.

¿Porqué a mi?.

Pensé entonces que en esta vida que llevo, debí haber cometido algo muy grave para que dios me castigara de esta forma. No pienso que las circunstancias se dieron para que yo me enfermara.
Revisé mi vida paso a paso y no encuentro nada que mereciera semejante castigo. Entonces pensé que dios se ensañaba conmigo. ¿Porqué si era buena me pasaba algo tan feo?. Sé que hay personas más enfermas que yo. Yo puedo aún moverme, pensar. Hay muchos que ni siquiera eso pueden. Barry dice que eso debo agradecerle a dios.
Después pensé que tal vez dios ni siquiera sabe que existo. Es más pienso que él tampoco existe. Porque si así fuera todo sería lindo. No habría enfermedades, guerras ni personas malas. Viviríamos en una especie de limbo. Todo sería color de rosa. Los buenos serían muy felices y los malos no existirían.

Pero no es así.

Hace unos días la terapeuta me preguntó a bocajarro si creía en dios. Barry y Kiku voltearon a verme de inmediato, ( Kiku es atea, Barry es creyente). Yo... tuve miedo lastimar a Barry. Él dice que lo que tenemos bueno o malo se lo debemos a dios. Pero yo creo que es gracias al trabajo de mi familia, que todos los días salen a partirse el alma - como muchos - para que estemos bien.

Bajo la mirada inquieta de Barry, le dije a la terapeuta que creía en dios poquito. Pero eso no se puede. Se creé en él o no. Me preguntó si había hablado con él. Le dije que dios no habla conmigo. Dios es sordo y mudo. Cuando le pregunto algo no me contesta, no me oye y tampoco me habla.

Barry dice que vea todo lo bueno que me rodea, esa es la forma de contestarme de dios.

Deje de ir a la iglesia hace algunos años porque un sacerdote nos dijo que así como diéramos limosna así nos íba a ir.
Dejé de ir a la iglesia porque conocí a un sacerdote que siempre tenía muchos niños a su alrededor. Las cosas que se decían de él no eran las mejores. Nunca se comprobó nada de lo que de él decían pero había actitudes que no dejaban lugar a dudas.
Dejé de ir a la iglesia cuando abrí los ojos y me dí cuenta que la basílica que dicen que es de todos trabaja en base al dinero. Si tienes mucho dinero tus hijos pueden casarse ahí. Bautizar a los hijos o incluso dejar las cenizas bajo el amparo de la virgen. Si eres pobre no vale. Los ricos pueden comprarse el cielo, los pobres sólo pueden soñar con él.

La iglesia es un negocio muy lucrativo.

Barry dice que si quiero creer en dios es cosa mía pero debo dejarlo a él con sus creencias. Así ha sido. No me meto con dios ni con la virgen ni con nadie. Lo acompaño en los festejos que hay porque no me gusta que esté solo.
Él es muy diferente a mi y a mis hijos. De alguna manera al yo criarlos les dí más libertades para decidir. Ellos podrían ser católicos o no, sería su elección aunque de pequeños los llevaba a la iglesia, hasta que ellos decidieron dejar de ir.

Dicen que creemos en dios porque necesitamos echarle la culpa de lo que nos pasa a alguien. No lo sé. Tengo muchas dudas en mi mente que al paso del tiempo se van acrecentando.

De pequeña me dijeron que si no creía en dios me íba ir al infierno.
Y eso está grabado con sangre en mi cabeza...
Le tengo miedo a dios y me da miedo irme al infierno. ¿Cómo borrar tantos años de creer siempre en él y de repente analizar y ver que en realidad dios no existe?. Que es un invento para tenerme agarrada de lo más puro que tengo, que es mi mente. Mi mente es sólo mía, a nadie le pertenece ni siquiera a dios.

No puedo quedarme callada. No puedo dejar de preguntar. Sé que existe algo más grande, que creó todo el universo pero no sé como llamarlo.
No puedo aceptar así sin más que me sucedan las cosas y aceptarlo porque dios me lo manda. No puedo hacer eso. No puedo aceptar que si sufro o río es porque dios así lo quiere. No puedo aceptar cargar una cruz.
Mi humanidad se debate entre el creer o no.
Tal vez por eso existe la MaLquEridA. Tal vez por eso le di vida. la MaLquErida es atea y puede decir todo lo que piensa sin temor a que algo malo le pase a ella y a su familia.

la MaLquEridA es atea.

Flor tiene miedo... Flor le teme a dios.

Una eterna contradicción entre ellas dos habitando un solo cuerpo.






 


jueves, 15 de julio de 2010

A ojos cerrados.




Sentada frente al computador dejó que dos lágrimas salieran de sus ojos. Lo que estaba leyendo la entristecía.
Se quedó un momento tratando de entender qué pasaba. Al no lograrlo decidió dar click e irse a tomar un descanso.
El día había sido pesado. Algunos disgustos y malos entendidos habían hecho mella en su ánimo que no la dejaba sacar esa risa infantil que compartía cuando estaba contenta.

Decidió meterse a la ducha. Tenía la costumbre de que si sentía que algo no podía solucionar, se metía bajo la regadera, así sus pensamientos se esclarecían.

Abrió la llave del agua. No espero a que se templara. Se metió sintiendo el agua fría caer sobre su pelo plateado por el tiempo.
El tiempo que sin ningún reparo dejaba huellas en su pelo, en su cuerpo, en su mente, en su corazón... en su alma perennemente infantil.

El agua fría hizo que los capullos dormidos en su pecho despertaran. Su piel se enchinó dejandola escapar un largo gemido.
Las gotas en tumulto íban recorriendo su cuerpo. La acariciaban obscenamente sin ningún recato ni permiso. La espalda, las caderas, los muslos eran lentamente recorridos por los dedos fríos del agua.
Los hombros y las manos caídas no ofrecían ninguna resistencia al embate. La cabeza gacha aguantando el torrente que salía de la regadera. Abrió los ojos que por un largo instante había mantenido fuertemente cerrados esperando que las imágenes que tenía guardadas no se fueran. Respiro profundamente. Empezó a bañarse quitándole al agua el placer de seguir recorriendo su cuerpo.

Ahora era ella la que recorría su piel. El tiempo estaba pasando. Las huellas que este dejaba saltaban a la vista. Lo aceptaba. Había decidido que si íba a envejecer lo haría con dignidad. No dejaría que nada ni nadie aún fuera el tiempo, harían que su mente se marchitara y la dejara sin imaginación ni pensamientos. No se negaba a envejecer pero tampoco esperaba permanecer joven toda la vida.

Lavó sus pies gorditos que le hacían sonreir. Miró sus dedos que se estaban quedando rígidos y los movió para hacerlos reaccionar. La inmovilidad era a lo que más temía.
Hizo sus ejercicios diarios para recordarle a su cuerpo que mientras estuviera viva no íba a quedarse inmóvil.

El jabón dejaba huellas de espuma en su piel. Espuma que era ahuyentada por el agua insistente en acariciarla queriendo llegar hasta el más íntimo de sus secretos.

Terminó de bañarse dejando escapar un largo suspiro. Cerró la llave del agua fría. Salió del baño envuelta en una toalla que la dejaba a salvo de toda mirada indiscreta.

La luz mortecina de su recámara daba un aire tétrico al ambiente lluvioso que había fuera. Se enfundó en su pijama negra. Recorrió la recámara inspeccionando si había algo fuera de lugar.

Se acostó fijando sus ojos en la lámpara del techo. Apagó la luz dejando que su mente vagara por los confines de su imaginación.











miércoles, 14 de julio de 2010

No lo veas extraño... no me gusta comer.



Si bien es cierto que tengo un carácter de la chingada, también es cierto que pongo mucho de mi para no explotar muy fácil. Es cierto que a veces quiero agarrar la guitarra y azotársela en la cabeza a más de uno pero eso no quiere decir nada.

También es cierto que algunas veces - cuando no puedo controlarme - digo: ¨Me mato¨ , ¨Me mato¨,  pero eso no quiere decir que lo vaya hacer.

Y también es cierto que sigo sin querer comer. He tenido varios - muchos - problemas con mi familia por eso pero no puedo evitarlo. No me gusta comer sola y por más que quiera hacerlo, me cuesta mucho trabajo comer cuando no hay nadie.

Me regañan - ya estoy grande para eso - , me acusan - ya estoy grande para eso -, incluso comen otra vez con tal que yo coma. Como un sandwich o cualquier cosa para que cuando me tome las pastillas no me duela la panza y es todo. O un trozo de pan y un poco de yoghurt cuando siento - casi nunca - hambre.

Pongo la alarma del reloj para recordarme que debo comer, pero la apago  y sigo en lo que estoy.
He comido a las diez de la noche si es que acaso eso se puede llamar comer y eso para que mi familia deje de regañarme.

No puedo hacerlo... no puedo comer sola. Hasta mis pobres chihuahuas la pagan porque si no como a veces ellos tampoco.

El insomnio se ha ido un poco, debido al cansancio que últimamente se ha apoderado de mi pero algo bueno debía pasar digo yo.

Todo esto arriba escrito, seguramente será algo de lo que le diga mi familia hoy a la terapeuta. Ella a pesar de defenderme siempre creo que esta vez no lo hará y merecido me lo tengo, pero no puedo hacer mucho.

Hoy de verdad es un día importante porque la terapeuta ha pedido que Barry vaya para darnos de alta. Puede ser que nos dé vacaciones a Kiku y a mi - si nos va bien -  pero tenemos que seguir yendo ella y yo. Si sigo así, nunca me dará de alta.

Me gusta ir con ella. me hace sentir bien pero ya me cansé. El camino es largo y tedioso y con la lluvia se pone peor. Las avenidas de inundan y el tráfico se pone insoportable. Mi familia pasa por esto del tráfico todos los días y de verdad los admiro pero ya quiero quedarme en casita.

Puedo controlar mi carácter - hago esfuerzos sobrehumanos - pero lo logro. También puedo dejar de hablar de la muerte - bueno no, eso si me cuesta trabajo - pero trato de pensar menos en ella. Creo que ya me acostumbré a su nombre y ya no me asusta.

Puedo también tratar de dormir contando estrellas o palabras sueltas. O como últimamente lo hago - sueño mis cuentos - y así duermo unas pocas horas, pero duermo al fin.

Sobre lo de comer - ni hablar - no puedo. Por más que quiera no puedo. Aunque diga: ¨si puedo¨... ¨si puedo¨... ¨si puedo¨ , la verdad es que no puedo.

Cambiar una forma de vida que se ha llevado por más de 300 años es difícil pero cambiar MI forma de vida eso si que es tarea imposible.
No puedo ser un dulce y una linda. Hablar de flores y del cielo azul no se me da. Menos del amor... nunca hablo del amor. Pero de la muerte si se me da fácil je.

Quitarme lo gruñona y terca es en extremo difícil.
No quiero que mi vida sea un cuento de nunca acabar.
Las sesiones de terapia ya me cansaron.
Ya no quiero ir.
Ya no.
Ya...

Ya... ya sé que debo ir...

Osht!.







 

martes, 13 de julio de 2010

¿Qué quiere decir?.


El profesor de computación dejó de tarea un texto de por lo menos 8 renglones porque íbamos a hacer algo en words, que es lo que estoy aprendiendo.

Había escogido un texto del libro Flor de adrenalina de José Quintero. En realidad es un poema, pero es el que me gustó y decidí que lo llevaría.

Así que me alisté para irme a mi clase, tomé el bolso-mochila y salí corriendo porque como siempre se me había hecho tarde.

Llegué muy mona y me senté frente a la computadora No. 8 que es la mía. Sólo había un alumno más. La deserción en computación ha sido tal que únicamente quedamos elmuchachoaltoquenohablanada y yo.

El profesor llegó y se asombró de vernos sólo a nosotros dos. Decidió que va a juntarnos con otro grupo en el que también desertaron muchos.

Empezó la clase y dijo: Saquen su texto.

Oh oh!.

Busqué en el bolso-mochila y ni madres de texto, se me olvidó el libro por dios!.

No había ni a quien pedir ayuda ya que elmuchachoaltoquenohablanada se sienta cerca del infierno y yo hasta adelante como toda niña nerd.
Mis ojos empezaron a recorrer al panorama y recordé que llevaba mi aparatejo de música. No tendría texto pero si una canción, porque a esas horas de la locura no me acordaba ni de la Suave Patria que me sé al dedillo.
Eso si, no llevo el libro pero NUNCA se me olvidará mi aparatejo musical.
Lo encendí y empezó la canción de Héroes del Silencio... El Anzuelo.

Este vano correr tras lo imposible,
este mapa de incauto navegante,
este vivir un rato para morir más tiempo,
para al final morder el anzuelo y caer en la trampa.

Debido a que somos dos alumnos nada más el profe se pasea por el salón y se detiene a ver lo que escribimos.
Debo decir que me pone nerviosa que el profe, esté detrás de mi porque tuve que sacar el aparato de música, ni modo que le explique que olvidé el texto, eso sino podría.

Y sigo escribiendo...

Este asalto al parnaso idealizado,
este coma de pronóstico reservado,
esta fellatio de amor caníbal,

¡Chispas! en el momento que estaba escrbiendo FELLATIO,  el profesor estaba tras de mi. Chanfle! ojalá no me pregunte qué quiere decir porque me dará mucha pena explicarle.
Ese Enrique Bunbury que siempre me mete en líos. Sólo porque me ama mucho lo aguanto sino...

El profe tomó la silla de al lado, se sentó y siguió leyendo lo que yo escribía. Sobra decir que mi cara estaba más roja que la manzana que me había comido en casa.
Se me quedó viendo. Sus ojos hicieron un recorrido entre el aparatejo, mi cara y la computadora. Se levantó  y siguió caminando. A veces siento que ya estoy grande para traer mi aparato de música pero como no me importa lo que la gente piense de mi ( a veces ), lo sigo cargando.

Fiuuu!, salvada.

Al otro día me dí cuenta que mi texto había sido puesto tal cual en otra carpeta. Tal vez el profe se puso a investigar que es fellatio pero por lo menos no me preguntó.

O... no creo que no sepa digo yo, ¿o sabrá?.












viernes, 9 de julio de 2010

Oye...




¿Me estás leyendo?,

¿si?,

es que mira...

Hace rato que no puedo despegar de la piel la sinrazón que me agobia. Han vuelto los días en que mi única compañía soy yo misma y debo hablar con alguien o que lea mis palabras para no sentir que el viento se las lleva.
La fuerza de mi caracter me acompaña ante el oscuro lamento de los días sino ya me hubiera cargado la em... la... tu sabes. Si pudiera exprimir mi corazón, sacaría todas las lágrimas que en él habitan, pero no sé como. ¿Tu sabes?.

Quisiera que fuera una cajita donde solo sonrisas guarda. Adornarlo con un listón rosa y regalarlo al viento para que las esparsa en los bosques que viven en los dedos temblorines. Si al menos pudiera hacer que este corazón guardara las risas hilarantes con las que he vestido mi vida los últimos días pero debo preguntar quien sabe hacer eso. ¿Sabes?.

Oye...
dices que escriba cosas tiernas, ¿y cómo?, si al empezar a escribir las yemas de mis dedos no obedecen y se ponen a buscar palabras tristes

Mis dedos son cómplices de esas palabras salidas de mi interior para dejarlas como huellas en el papel imaginario que está ante mis ojos.
Cuando están enojados aporrean las letras para que entiendan que no deben escribir quedito. ¡Fuerte para que se oigan en las cavernas de la noche que es cuando escriben.
Y cuando están contentos escriben las palabras mal porque están tan alegres que saltan de una tecla a otra sin fijarse en la ortografía y debo pedir disculpas por ello.

El enojo hace que las letras salgan mutiladas, sin acentos, alrevesadas, inentendibles. Pero debo corregirlas porque se ven feas. Algunas veces escribo ¨Abarzos¨ en lugar de ¨Abrazos¨ y me da mucha risa que la dejo así para seguirme riendo.

Auch!, ¿sabes?, sigue lloviendo y el recordarlo borra la alegría de mi cara.

Se me está ocurriendo algo infantil. algo que estará de pocas-pocas pulgas.

mmmm... mis ojos están planeando algo y lo ven en mi mente. Me acordé de la canción de Enrique Bunbury, ¨Estoy loco por solo, solo por loco¨ . Bueno  pues, sólo me acordé.

Se oye un ladrido lejano. Alguien corriendo. El llanto de un bebé. Oigo el puuu puuu del tren.
 Huele el guisado en la estufa dando el último hervor. Creo que hoy si voy a comer. Hoy si quiero comer .

También quiero que deje de llover o mi corazón morirá de melancolía, pero eso si no puedo hacerlo.

Estoy aquí sentada a la orilla de la vida. Meditando como hacer para que mi cara se torne alegre. Que difícil tarea cuando tengo un rictus de enojo en ella.
La vida me trató mal, recordarlo ya no me hace daño, pero las huellas se quedaron en mi cara. ¿Cómo borrarlas?. Para que mi cara tenga la alegría de antes tendría que nacer o exorcisarme de mi misma, mmmta eso está difícil.

¿Cómo borrar una vida y hacer que resurja otra mejor en esa misma vida?.

Separar a la triste de la alegre.  Tendría que aprender a vivir sin la tristeza. Tendría que aprender a vivir sin mi.

¡Ya sé!.

¿Y si me visto con el arcoiris que se asomo por encima de mi casa?. Puede que él si me llene la cara de felicidad.
¿Y si atrapo al cardenal que ví en la calle?, ¿Y si hago que me cante?. ¿Y si persigo al colibrí que todas las mañanas se asoma a mi ventana?.

¿Y si hago redondeles con tus manos y las mías?. ¿Y si canto con los zenzontles?. No... huirían a las primeras notas salidas de mi turgente pecho.

No sé hablar de cosas tiernas. No sé hacerlo. Quiero escribir cosas alegres y ¿has visto?, estoy a punto del llanto.

Creo que tengo una capa de tristeza adherida a la piel. Voy a quitarme el traje de melancolía y me pondré el vestido blanco que tanto me gusta. ¿Qué dices?, ¿buena idea?.
Me pondré violetas en el pelo y perfumaré mi cuerpo con un toque de sensualidad. Buscaré el bolso de delirios  y me lo colgaré al hombro. Ya quedan pocos, creo que estoy dejando vacío ese bolso.
Saldré a brincar en los charcos, siii!

Me pintaré una sonrisa en la cara y bailaré bajo la lluvia que no cesa de caer. Una viejita dijo en la calle que dios tiene algún problema allá arriba porque no cesa de llorar.

Brincaré en los charcos como lo hice en la mañana, al fin no tengo quien me regañe si regreso empapada a casa.

¿Me acompañas?,

anda, di que si,

¿si?...








jueves, 8 de julio de 2010

El silencio de mis desvaríos.




Hoy ha despertado el día gris. El cielo está encapotado presagiando lluvia temprana. Las pequeñas gotas que anuncian su llegada caen quedito sobre mi tejado. Las puedo escuchar claramente. Hoy mi casa ha amanecido en silencio, el único sonido que escucho es el de mis dedos en el teclado.

Mi corazón late tan quedito y estoy tan fría que pienso si aún es que sigo viva.

Me asomo a la ventana. Veo las gotas de lluvia deslizarse suavemente sobre la cara de la escasa gente que se ha atrevido salir en este día nublado, caen sobre la comisura de los labios sin atreverse a entrar a la boca, siguiendo su caída hacia el corazón que indulgente las recibe.

*¨A veces pienso que el pensamiento es un idioma de signos sin sentido¨.

El silencio me está abrumando. Sé estar conmigo misma pero ahora no quiero. Quiero estar contenta como ayer.
Pongo la música de mi reproductor que hace que el cielo se nuble más. No quiero que las gotas de lluvia que inminentemente saldrán de mis ojos empañen el monitor.
La música melancólica deja salir sus tristes notas en torno a mi. Danzan queriendo adherirse a mi piel morena y a la mano sensible que descansa a un lado mío.
Con la otra mano las espanto para que se vayan. Asustadas corren a refugiarse en mi pecho. Algunas se enredan en mi pelo y se meten a mis oídos.
Empiezo a sentir como entran en mi cerebro. Comienzan a transmitirme la tristeza de sus notas. No sé escuchar música alegre. Para mi la música que me dice realmente algo es la que escucho. Si al menos esa música no fuera tan triste.

Que triste melancolía supura de mis labios.

Los silencios agobiantes enmarcan mi cuerpo y no dejan que la risa llegue a mi. Me tienen sitiada en un mundo callado.
Puedo contar las palabras dichas hoy... han sido tan pocas.

Veo a mis mascotas que duermen el sueño tranquilo del frío matutino. Algún ruido lejano o un mosquito perdido hacen que sus orejitas como radares estén alertas al combate.
En ocasiones el ruido de la puerta del refrigerador los hará levantar la cabeza y se preguntarán si ha llegado la hora de comer.

Qué decir de los ruidos extraños que se han estado escuchando en casa desde hace unos días, indicándome que sigo viva.
Mi voz no tiene sonido. Abro la boca y solo logro emitir sonidos guturales que no entiendo. La melodía perdida salida del monitor susurra en mi oído:

¨Pero sé que si me das
un poco de tu cariño,
lo demás no va  a importar¨.

¿A quién le dedicará esas notas mi cantante preferido?. ¿Será acaso que de verdad, ¿lo demás no importa?.

Las gotas siguen cayendo como brisa arrastrada por el viento. Ya se han depositado en la banqueta, en los coches, en los perritos callejeros que con mirada triste buscan el refugio de un alma caritativa que no encuentran.

Un niño ha tratado de acariciar a un cachorrito que con collar anda perdido en las calles de la soledad inmensa de esta ciudad, donde habita mucha gente sola haciéndose compañía. La mirada implacable de la madre lo ha impedido haciendo que el cachorro huya asustado.
¿Dónde quedó el corazón de la gente?. ¿Será acaso que como la lluvia que cae, ha ido a parar a las entrañas de la tierra?.

Detrás de mi ventana escucho el palpitar del cielo que furioso deja caer más lluvia sobre el pavimento.

Resta entonces caminar este día sobre los pasos dados y repetidos en casa. Subir y bajar hasta que el silencio sea roto por una risa contagiosa.
Andar sobre esos pasos para rehacer la risa que en pedazos se ha roto hoy, dejándome una mueca en los labios.
La risa que no ha llegado pero que cuando lo haga hará que el sol brille aunque el día esté gris y enojado.

Quisiera haber sido poeta para captar la esencia de la tristeza y convertirla en alegría. Sabría ver el dolor de las lágrimas y se lo quitaría de encima con sólo un verso rimado en felicidad.

Sólo soy un cuenta cuentos debatida entre la tristeza y la alegría de las letras acompañada de música que se resiste a morir en mi cerebro.

La melancolía guarda la tristeza de mi ser que como lágrimas caen profusamente sobre la ciudad llenándola de infame seriedad escondida en los resquicios del sol.
La melancolía se toma fuertemente de mi mano para no soltarme. En días como hoy... duerme conmigo.

Todo sea mientras el ruido no recobre la conciencia de mis desvaríos y el perfume de mis caricias.







Musa con cuernos

PARA LA MALQUERIDA

La Malque es un corazón de sol escondido y mil silencios largos. Es beso de agua y luz de ciegos en el desierto diario. La leo y me leo. La leo y la siento. La leo y la quiero. Vamos de la mano desconocidos y alejados por los caminos rotos y astillados de la vida cansada y del tiempo huraño. Refunfuñamos por todo y hasta en el infierno tienen miedo de que un día aciago lleguen nuestros pasos. Chocamos con mil horas arañamos las rutinas odiamos la compasión nos dan risa los ángeles y mucha pena los diablos. Nos cansa todo y más que nada el resto de los humanos. A veces herviríamos a los que nos rodean y otras daríamos la vida por hacer reír a un chavo. La Malque es un corazón de sol escondido y mil silencios largos. Toro Salvaje

Los Inmortales

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Ángeles de la fe

Yo traigo la verdad en mi palabra Vengo a decirte de un niño sin abrigo. Vengo a decir que hay inviernos que nos muerden, de la falta de un amigo. Vengo a contarte que hay luces que nos hieren, que existen noches sin whiskys ni placeres. Vengo a decirte que está cerca tu condena. Hoy una madre murió de pena. Déjame cantar, tengo vergüenza de ser humano como tú, en tu presencia. Descubrirme a mí mismo y en tu figura qué poca cosa somos sin ternura.