(Escrito a una madre muerta dos veces)
Si tuviera el tino de quedarme callada, nadie sabría de mi.
Si tuviera el tino de quedarme callada, nadie sabría de mi.
Sería como un grano de arena tan igual como todos los granos de arena pero esa costumbre de no saber guardar silencio obliga...
Y luego quisiera perderme entre las gotas que lloran las nubes gordas, tomando por asalto las banquetas donde transito con trémulos pasos aplastando la lluvia.
¡Ah que frágil vida!
Es Madre Eterna como si hubieses muerto dos veces. Y vuelves a ver a tus hijos y pides que te dejen donde estabas. Es mejor la tierra húmeda llena de vida que las frías paredes de lo que ya no es. Colibríes asustando fantasmas.
Amanece.
Sonrisa etérea en tus gráciles labios iluminan mi rostro.
¡Madre mía, te amo! No rezo por ti, hazlo tu por mi, por este ser que no encuentra el camino. No me dejes de tu mano. Mi fortaleza se derrumba cuando nadie me ve. No soy hipócrita, cuando digo que te amo es verdad. Y me dejas solita con mis pensamientos en esta noche oscura de domingo febril. Te pido no me abandones Madre mía, prometo no hacer enojar a nadie. Pago pecados no cometidos con un cuerpo débil. La sal que sale de mis ojos escurre a mi almohada, ¡Que fragilidad! Solitaria vivo en las frías noches de insomnio intransigente.
Y me agarro a ti porque no es justo. La vida no es justa, no fue justa contigo y en tu memoria me rebelo asi sea quedarme sola en pago.
¡Madre! ¡Hazme caso! ¿No ves que estoy llorando? Cruces en el cielo y mi nombre pegado a tu recuerdo. ¡Sálvame!
Tu luz me guía, voy sola porque la vida es así, porque el once no forma parte de mi.Porque yo sin ti...
Los tiempos vuelven haciéndome recordar que no pertenecí nunca a nadie. Ningún lugar me reconoce. Soy un fantasma en el sol callado de esa tu casa donde ahora moras. No soy ni siquiera el aroma de los nardos con los que soñabas. No te asustes son árboles mamá.
¡Madre! Tengo el alma lacerada por palabras necias que dañan mi corazón. Ya no voy a verte ahí donde ahora estás. No voy a regresar al lugar que me vio nacer. Grabaré con fuego tu dulce voz pronunciando mi nombre y solo eso quedará en mi.
No llores por mi Madre Eterna que hay alguien ya velando por ti.
No me flagelo ni me siento culpable de nada que no haya hecho. Esta noche de domingo en que has vuelto Madre mía, hicieron mi alma escribir. Me desnudo ante quien me dio el ser. Mi voz quiso gritar y no la pude contener.
Decidida estoy a ser lo que soy, un recuerdo en tus pupilas abrazadas por el fuego purificador. Un alma habitando la soledad de tu memoria asida a tu negro pelo. Y yo que no vivo sin ti.
Tus palabras han traspasado mi coraza, y han llegado a mi centro.
ResponderEliminarEres estupenda MaLquE.
Un beso.
que gran simbolismo hay en tu relato , y también mucha sapiensa
ResponderEliminarabrazos
Como siempre... me dejas pensando...
ResponderEliminarQué sentimientos tan intensos has compartido con tus palabras acribillantes, que me has hecho estremecer y estar dentro de lo que relatas... de verdad.
ResponderEliminarBesos.