1.- Ir a fiestas.
Más de cinco personas a mi alrededor son un gentío. Incluso cuando estoy con mi familia si estoy enojada soy un perro rabioso escondida en el más oscuro rincón de su casita.
Las multitudes me agobian. La música a todo volumen. Comida en abundancia. Si hay mole con arroz aguanto pero otra cosa no mucho. Ahora que viéndolo bien depende quién cocine puedo sin culpa repetir el guiso. Bien mirado para eso es. Da igual me lo coma yo u otro. Podría guardarlo para un indigente pero soy una persona normal y por mi casa no hay o no he visto ninguno. Sepa la bola. Ah si, ya recordé hay uno pero me da mucho miedo porque está muy grandote.
3.- Dar abrazos.
¿Han visto en las películas de poseídos cuando les arrojan agua bendita y esta les hace surcos en la piel?
Juro que así siento. No me gusta el contacto físico. Usha ya vete, no me aprietes tanto. Nomás es un abracito y ya. (Supongo que mi trauma adolescente con el tamaño de mi pecho persiste).
A los hombres los abrazo de lejitos por favor. A las mujeres ya ni modo. No prestan atención a eso. ¡Rápido, rápido el que sigue!
-Hola si, muchas felicidades, si, yo también te quiero, si, si.
Creía en mi habitual inocencia que había librado la cena de fin de año pero no. No puedo zafarme de ella. Si no fuera por Barry.
Pesa mucho todo lo que hace por mi. Se levanta a prepararme algo de comer en la madrugada. Me lleva al baño. Se queda conmigo cuando sabe que estaré sola. Calla ante mis mensajes malhumorados. Hace lo más por mi. La vida de Barry es muy dura señores, muy dura. Aguantarme. Échense ese trompo a la uña.
Merece que haga algo por él. No como pago sino como un pequeña muestra de que tengo sentimientos.
La mera verdá -aquí entre nos- prefiero subirme a la montaña rusa que dar abrazo a una fila eterna de familiares que tienen en común conmigo nada. No puedo poner cara de circunstancia para decir ¨felicidades¨.
¿Qué hacer?
¿Esconderme a la hora de los abrazos? ¿Dónde?
Quisiera saber quién inventó la cena de fin de año. Todo fuera como abrazar a Natalia o mi familia.
¿Qué voy a hacer?
¿Qué voy a hacer?
¿Qué voy a hacer? No quiero dar abrazos ¿por qué es tan difícil de entender? Si fuesen virtuales otro gallo cantaría.
¿Y si me hago la dormida?
¿Qué le voy a hacer? Siguen sin gustarme los abrazos
Salebai.