Un buen día, -¿cuál?- el que sea -miércoles, jueves, ¿qué más da?- te levantas y decides poner en orden tu vida. No es que te vayas a morir pero uno nunca sabe. Tras mucho pensarlo escribes un correo de última hora a tu mejor amigo deseándole feliz cumpleaños y comienzas a maquinar tu plan de heredar tus ¨cosas¨ a quien tanto amas.
Después...
Charlas con otro de tus amigos -voy, voy ¿A poco si?-,
desayunas,
miras televisión, -no hay nada interesante- lees a Juan Rulfo -otra vez- y te echas en el sillón. Piensas en cómo se pone en orden una vida.
No lo sabes...
Sábado de nubes grises y gordas cayendo sobre la noche. Revisas al gato -que no es tu gato pero si porque vive en tu casa- que no se moje. Lo acaricias, correspondiendo él con mordiditas en tus manos. Vaya forma de demostrarte cariño.
Los chihuahuas duermen acurrucados pendientes de ti.
La noche corriendo las horas oscuras y solitarias maldices el no querer plasmar tus ideas en el papel imaginario de tu escritorio.
¿A quién le puede importar después de muerto que uno tenga sus vicios?
Domingo flojo...
Calor húmedo impregnado en tu pelo, en tu cara, en tus labios, en tu piel marchita, en toda tú. No has dormido nada,
¡estúpido insomnio, lárgate de mi!
Lees viejos posts, no puedes creer seas la misma que escribió tantas depresiones. Lamentas haber puesto triste a quien te leyó. -Nada se puede hacer ya- te dices apagando el iPad, así matas el deseo de querer borrarlos.
Revisas memorias de otros tiempos presas en paredes de barro viejo, al tiempo que te bebes un café. Piensas desde qué momento caminas con la brújula descompuesta. Ni tú lo sabes. El tedio delimita tu ternura y te revelas haciendo lo impensable. Regalas a tus hijas -la propia y la esposa de tu hijo- la colección de tazas que te llevó mucho tiempo juntar. Haces lo mismo con los platos de colores exquisitos -¿recuerdas cuando los compraste y cuánto los cuidabas?- no te pesa, son objetos no más -te dices a ti misma.
-¿Por qué te deshaces de tus cosas mami?- pregunta tu hija con un mohín de tristeza.
Sonríes.
Harás lo mismo con lo poco que tienes. Te desharás de tus libros, zapatos, ropa, cosas materiales porque sabes es el primer paso a tu -ora si de a deveritas- redención.
La brújula descompuesta comienza a funcionar -¿Pa' onde esta el norte?- vas encontrando el rumbo mientras allá a lo lejos, en el fondo de los espacios vacíos se escucha a Sabina...
Siempre voy a tenerte que agradecer
que hayas sido conmigo tan embustera
y que hayas enseñado lo que es querer,
bailar mientras rodamos por la escalera...
Sabina, ah Sabina y su canto llegando del otro lado del mar donde nacen las olas y las rosas impregnan los cajones ahora vacíos de mis hijos.
pues yo no regalaría ni mis libros de literatura, ni los de ajedrez y mucho menos mis juegos de ajedrez. tendrán que sacármelos de mis dedos muertos. y esto. je.
ResponderEliminarCon el paso del tiempo de los muertos no queda ni el recuerdo.
ResponderEliminarPrimero se reparten propiedades y dinero.
Luego objetos personales de interés.
Se le de baja de todos los registros.
Y hasta de la memoria.
Besos.
Malque tus escritos me movilzan. Mucho. Te mando un beso insomne como yo.
ResponderEliminarOhhhh el testamento, trabajo para los abogados y albaceas.
ResponderEliminarPues yo este fin de semana, la pase mas o menos como tú, enclaustrado en casa y pensando como recrear varias cosas en mi vida, tienes razón a veces no tenemos ni idea.
Abrazos.
Átate a la espalda esa mano que tiene intenciones borradoras. Tus escritos no se tocan.
ResponderEliminarBesos.
En un domingo flojo
ResponderEliminarno sabes,
después,
sonríes
rescato estas palabras, las mareo un poco y las transformo.
besos
Entran ganas de llorar, un beso.
ResponderEliminarDa igual los cajones vacíos si tú no estas vacía, eso es lo de menos.
Abrazos.
Las cosas materiales no nos hacen ser quienes somos. De vez en cuando conviene hacer sitio a lo nuevo que está por venir. Un besote!!!
ResponderEliminarLo material ocupa sitio en nuestras casas, los recuerdos, los verdaderos en nuestro corazón
ResponderEliminarLa redención empieza con el desapego...
ResponderEliminarBesos
Y cómo ha cambiado la vida, ahora en la edad 2.0 ya no se revisan cartas, ni se abren cajones con escritos, ahora rescatamos nuestros escritos que la red guarda celosa y conocedora de nuestras debilidades de aquí a la eternidad
ResponderEliminarUn abrazo
Por eso tiene sus ventajas ser pobre, hay pocos problemas para que se repartan lo que se tiene, en realidad, querida, a mi me importan un carajo quien se lleve que, ya se pelearán por lo que desean y se pondrán de acuerdo, no tienen mas remedio, y no te me adelantes, consume toda tu cuota de vida...
ResponderEliminarBesos y salud
Y es que es difícil encontrar el norte correcto, verdad?
ResponderEliminarSaludos.
Qué difícil es llenar algunos espacios vacíos.
ResponderEliminarBesos.
más vale no tener nada para que no se peleen.
ResponderEliminarsaludos
carlos
Espacios vacíos casi imposibles de llenar por más que nos dediquemos a pensar en cómo hacerlo.
ResponderEliminarUn besote!
¡Que gran cariño se le tiene a todo lo que costó trabajo reunir!
ResponderEliminarDe borrar nada, hermosa. Tus letras son sagradas, ni se te ocurra tocarlas. :P
Besazo
de lo único que uno no debe desprenderse es de los secretos
ResponderEliminarsaludos
Las brújulas en realidad engañan, porque el norte magnético cambia constantemente, así que el Norte, como concepto, no más que una entelequia. Pero nos ayudan a ubicarnos, y no perdernos, y eso ya es mucho. Y tener un Norte interior no tiene precio. El calor húmedo me parece espantoso, las noches se hacen eternas. Y la música me parece el mejor de los bálsamos. Besos, Flor.
ResponderEliminarQué delicia leerte hoy, con todos esos matices propios de domingos... UN abrazo.
ResponderEliminarYo tengo una brújula de vida que jamas me indica el norte...será por lo que siempre ando perdida.
ResponderEliminarBesos
Ay Malque, que bonito escribes, beso tronado...
ResponderEliminarMe encanto esta entrada. ¿Cómo se pone en orden una vida? QUE pregunta. No lo sé. Pero dicen que toda acumulación se paga con miedo (eso acabo de leer en otro post). Quizás sirva. No sé. Al final uno se queda con lo que de verdad importa... o al menos eso espero, no sé. Gracias y un abrazo.
ResponderEliminares muy bella y poética esta entrada. Tristona, sí, pero sabés qué, tiene eso de que después de leerla uno queda más liviano. Como vos, con los cajones vacíos. Qué sentido tiene guardar colecciones de platos que no usamos. Que los usen otros. Fue muy linda entrada. Te mando un beso.
ResponderEliminarLo de pasarle cosas a los hijos es algo bastante habitual. Es instinto de vida.
ResponderEliminarMuy bellas tus palabras.
Un fuerte abrazo.
Ahora con la modernidad y las tecnologías son muchos los cajones que se quedan vacíos, y muchos los baúles de los recuerdos que no se abarrotan como antes, y desde luego que en parte es una pena.
ResponderEliminarBesos Malque.
Caray cuantas reflexiones juntas! Me ha gustado! Me has dejado con una sensación de tristeza y cariño difíciles de explicar! Yo también busco mi norte! Yo también quiero deshacerme de varias cosas.
ResponderEliminarLindo escrito ahhh me ha gustado!! A todos nos han repartido brújulas descompuestas, seguro chinas! Lo mejor es volver a ver las estrellas si la contaminación nos deja y la puesta y salida del sol, no? Tmb quiero acomodar la vida y borrar post deprimentes ...pero lo borraría todo jaaaa. Yo si me deshago de cosas casi no tengo nada muy antiguo me gusta moverme y con peso de más no se puede y eso q mi memoria pesar ya tres toneladas hahaha
ResponderEliminarEn fin te mando saludos
Por mala suerte para los deudos, cuando pare las patas, solo dejare recuerdos.
ResponderEliminarBesos
Lo único valioso eres tú... lo demás no importa, son simples cacharros, aunque sean joyas. ¿Para quién? sin ti.
ResponderEliminarBesos.
Coincido en que las cosas materiales son solo eso, materiales, pero no regalaria mis cosas a cualquier persona, y por "cualquiera" no me refiero a que no sea alguien importante, no, me refiero a que yo tambien regalaria todo cuanto poseo, pero a alguien a quien le signifiquen tanto como a mi, que las aprecie por entender lo que valen (y no valor monetario), no me gustaria que cuando muera todo lo que un dia ame tener en mis manos sea vendido o empeñado.
ResponderEliminarY al final, como te dijeron mas arriba, lo mas valioso eres tú.
"Lamentas haber puesto triste a quien te leyó". Um... nunca había pensado en esto.
ResponderEliminarEn efecto suena melancólico, pero entiendo que de vez en cuando hay que hacer una parada en la vida y empezar a poner orden en las cosas y con ello resulta inevitable toparse con el pasado.
ResponderEliminar¡Van apapachos malquerida!
Hay que vaciar los cajones para que alguien mas los vuelva a utilizar, (yo también tenia la afición de las tazas, hasta que mi sobrina la mayor rompió una y me dijo que luego me la compraba y nunca lo ha hecho) me encanto tu lamento acerca de haber puesto triste a quien te leyó, la verdad a mi me has hecho sentir un tanto inutil... un abrazo y para cerrar como dicen en mi rancho (acerca del gato que no es tuyo pero si ) "lo que esta en mi corral es mío" te recomiendo la canción" Balance - Ismael Serrano"
ResponderEliminarYo me paso la vida intentando organizar la vida y... cada día está más desorganizada :)
ResponderEliminarBeso.
Un saludo, Malquerida, feliz semana.
ResponderEliminarMenudo torbellito estás hecha Malque, jejeje.
ResponderEliminarFeliz finde.