Esta táctica sirve solamente si usted es abuela con una sola nieta -de preferencia- y tiene un día de esos donde no hay nada que hacer.
Primero:
Vea usted, sube a su recámara, baja del ropero la caja blanca que contiene retazos de tela, botones, agujas, alfileres, rellenos, todo lo que crea necesitar para hacer una muñeca. Si no cuenta con esta caja usted no puede seguir adelante o aí usted sabe, yo no sé qué tenga arriba del ropero.
Después va y se sienta junto a su esposo quien mira televisión. Él le hará el mismo caso que le hace Babo Alejandro cuando le pide que deje de ladrar o sea nulo. Igual le cuenta el proyecto poniendo manos a la obra en menos de lo que canta un gallo.
Comienza por cortar el tamaño de las patas digo de las piernas de la muñeca y de los brazos. Corta el círculo para la cabeza y un rectángulo para el cuerpo.
Como dios le da a entender cose todo eso, después lo rellena con guata o algodón, según lo que tenga a la mano.
Despuesito une las patas y las manos al cuerpo.
Por último busca dos botones iguales que sirvan de ojos. Si a usted le pasa como a mi que sólo tenía dos botones del mismo color pero diferente tamaño, no le aunque, usté pégueselos. Aí después verá que explicación se le ocurre para que la niña quede conforme con lo que le diga. A mi por ejemplo se me ocurrió decirle que la muñeca estaba guiñando el ojo y por eso uno estaba más chiquito que el otro.
Si usted obtuvo un Ah, como respuesta, ya la hizo, siga adelante.
Ora si por último último, haga la boca con hilo rojo y un pespunte cuidadoso como le enseñó su madre. No importa si por culpa de sus manos temblorosas se pinche y vuelva a pinchar, créame que el trabajo lo vale. Tampoco se desespere si no le atina pa´ensartar el hilo a la aguja, total prisa no hay. Roma no se construyó en un día. Recuerde también que usted necesitó nueve meses para formarse en la panza de su mamá.
Luego...
Cuando tenga terminada la cabeza, agréguele un moñito que tenga por aí guardado -seguro tiene, búsquele bien- cosa la cabeza al cuerpo y listo, su muñeca está terminada.
Ahora ponga atención porque viene la parte más difícil.
Coloque a la monita en la parte más visible de la casa para que cuando su nieta llegue sea lo primero que vea.
No pierda de vista sus reacciones, ahí se dará cuenta si su trabajo tendrá éxito.
Si le gustó, correrá a por ella -como dicen los españoles- y con esa vocesita tan suya le dirá: -¡Gracias abuelita, te extrañé!- Usted se pondrá feliz y lanzará un suspiro tan profundo que se oirá hasta la cochinchina.
Si no le gustó, tome la muñeca y llévela a su recámara. Colóquela en la parte más alta del ropero y espere a que la niña la pida. No pierda la esperanza, algún día lo hará. Por favor no vaya a llorar eso es obsoleto, además a nadie le gustan las abuelas chillonas.
Ah, se me olvidaba, antes de todo muéstrele su obra a su bendito esposo pero recuerde no hacerlo cuando esté viendo tele porque cuando hacen eso los hombres, tienen la mirada perdida y su mente está en otro lado y nomás le van a decir:
-¿Eh?- ¿Cuál muñeca?
Cuídese, chaíto. Suerte.