Las alimañas tienen la consigna de provocarme sobresaltos apareciendo de soslayo cuantas veces quieran en el día. Extremoduro canta de vida dura sin eternidades vanas.
Los peces provocan un hito en el páramo de la abundancia. Servida la mesa, no termina de mostrar los lugares de a quién corresponda el sitio más importante. Menuda tarea tiene a quién no le importan los invitados al banquete de frijoles con tortillas.
El mundo discriminando viejos tendidos al sol. Epílogo circunstancial. Miradas inocuas degradadas en sollozos. Se supera a sí mismo adjudicándose lo que no le corresponde. El Dios de los ciegos hace reverencia al rey de los perdones. Un bicho de cola chata ocupa el centro del techo de la recámara. Ojalá no caiga encima mío. El algo divide su cuerpo en opciones para confundirme en las pesadillas.
Y luego llega un ser con un cúmulo de patas sin método aprendido para caminar sobre el edredón blanco de mi cama. Las sombras moviéndose por la cocina y yo tan sin embargo, modosita sin gritar para no ahuyentar el alter ego dominante de mis sueños fallidos. Escóndeme entre tus silencios.
Pernoctando bajo la almohada después de la demolición de objetos sin sentido sueño con la ternura de la mirada reciente. No es que tenga miedo, los temores no entran en mi mente, suicidas en abundancia acucian las ganas de perder la razón.
No quiero ver más bichos, ni tener sueños que me dejen exhausta, sin ganas de levantarme a la mañana siguiente. Con la luz las sombras difuminadas en ecos de colores colgadas de los ganchos despellejan las sombras bailando al son de un clavicordio viejo abandonado en el sueño malsano de la otra noche. Los grillos huyeron al enterarse de la Gran Fumigación encabezada por Giorgio Trespatas. Aprendiz de escritor, oficial de mecánico y soñador por convicción.
A las que no les preocupaba tal evento era a las arañas de pelambrera en la espalda. Sí, esas que tienen unas enormes patas como tenazas de cangrejo y un gran pico en la punta de la horrorosa lanza ubicada al final de la boca. Son las que salen después de las lluvias de agosto cuando el pasto todavía no es terreno de nadie.
Termino por creer que todo eso sucede en la mente abyecta de quién escribe las letras al ritmo de dedos utópicos. Si los bichos existen tal cual los veo podría poner un negocio del que sacara suficiente dinero para retirarme a rascar la panza al amparo de la brisa de un mar tan azul igual al mediterráneo que no conozco.
Tendría un trío de palomillas de la ropa usando el polvo de sus alas espolvoreándolo en el confín de los sueños apagados para que siguieran igual. Total, a nadie importan los sueños desconocidos. Luego mandaba a hacer trajes de muchos colores para vestir las tijerillas salidas del desván de mis derrotas. La derrota más grande duele menos con brillitos de ocasión.
A las cochinillas las mandaría descalzas con cascabeles en las patas a bailar una danza tribal de por los tiempos de cuando no se conocía el zapato de tacón. Ni hablar de los zapatos de charol de los que usaban los pachucos amañados con la palabra "bonita" al servicio del galán pa' envolver a las sirvientas de trenzas negras como la entrada al mundo desconocido del amor a gajos.
Temo que la vida está escrita en pequeños retablos sin secuencia. Organizados en el desorden monótono de quién masca la vida sentado a la vera del camino viendo pasar a los vencedores.
En ocasiones la luna retorna al amanecer en búsqueda afanosa del amante ladrón de estrellas esparcidas en el camino recto de los esposos ausentes. Tiempo ha que no se aparece a tocar por la ventana con piedrecillas de río seco. Los ríos secos son como los amantes de corazón incierto. Los ríos secos ya ni lloran ni con lluvia.
Terminando de sacar los últimos insectos salen las lombrices tocando guitarra acompañados por el sonido onomatopéyico del que desconozco, tocado por los animalejos de múltiples patas.
Baila que baila la babosa de cuerpo frondoso dejando la estela brillante, laberinto sin salida en la enredadera del patio trasero.
Asumo pues que el mundo está a poco de su extinción. Cantemos antes de que se extinga el deseo inocuo de seguir viviendo con la imaginación de los sueños dadores de vida, precursores de la muerte por un virus extraño salido de la mente de un ser humano deshumanizado.
Sea pues, bailemos con las soledades a disgusto. Vertedero de historias, la imaginación no tiene cabida en quien va por el tiempo como quien no se da cuenta de su existencia. Acúsome de ser atraída por el ocio ecuménico de una cuarentena cuyo fin no se percibe en el horizonte.
Salú.
tu imaginación está "mas intensa" gracias a la cuarentena.
ResponderEliminarque el mundo de seres invertebrados no te abrume.
un beso.
Las personas que sabéis escribir prosa, poemas, sois soñadoras y con mucha fantasía, lo tenéis más fácil a la hora de la cuarentena o del confinamiento. No os falta entretenimiento. Vaya todos los bichitos se pusieron de acuerdo para molestarte. Tiene que ser horrible soñar con tanto bicho baboso :-) y de patas peludas. A pesar de todo el humor no te falta. Me encanta el que las lombrices hayan salido tocando la guitarra :-)
ResponderEliminarEres muy creativa.
Abrazoss. Cuídate mucho
No puedo con los bichos... si fuera por mí los borraría hasta de la literatura.
ResponderEliminarBailo con la soledad desde hace meses... y lo que queda.
Besos.
Estoy pensando que los bichos me verán a mí como otro bicho... yo creo que este planeta va mal...
Los bichos son los verdaderos reyes de la naturaleza e incluso de nuestro brillante mundo civilizado de ciudad ordenada y bien contaminada.
ResponderEliminarBesos.
Esta clarito, muy clarito que eres consciente de tu existencia a través del tiempo, y en ti cabe la imaginación.
ResponderEliminarUn festival de bichejos que da pie a tantas frases con una profundidad tal que hay que estar muy atento para poder abarcarlas.
Eres grande, Malque.
Un beso y cuídate.
Ahora con estos calores aquí los llamamos "bêtes de rage" (bichos de la rabia o rabiosos) algunos son como escarabajos peludos chiquitos y hasta vuelan... hay mucho bicho suelto, y los peores son esos que ni se ven pero cómo pican!!!
ResponderEliminarEstán rabiosos como el ambiente y la gente que andan también bien picosos.
Mil cariños chilanguita.
Has usado a los bichos como podías haber usado flores. No les dotas de especial maldad.
ResponderEliminarUna reflexiones muy bien armadas. amiga. Un abrazo, y por una tarde bonita.
Hoy comentaban en las noticias que ya estaba habiendo personas que habían cogido el covid por segunda vez. Si es así, no sé si la vacuna por la que tanto estamos suspirando va a ser del todo efectiva. Como tú dices: "El fin no se percibe en el horizonte".
ResponderEliminarTú sigues en forma.
Besos.
Un mundo surreal, como el de tu post hecho de sueños pavorosos. Encerrados en nuestro propio miedo, esperando un deseo que no llega, solo promesa. Ahí vamos, sobrecogidos, putos con quien sacó de su encierro, tan minúsculo bichito. Un abrazo
ResponderEliminarHola hermosa, cuídate de todos los Bichos y cuida a Barry. Saludos
ResponderEliminarPos ni bichos ni ciegos ni dioses ni sueños. Déjate llevar por las buenas vibras. Que no hay mal que cien años dure.
ResponderEliminar¿Cien, digo?
Igual da, cuatrocientos.
Besos, mi Flor