I N J E R E N C I A
Sin displicencia
La verdad estoy sobrepasada. Llegué al límite de mi tolerancia. Me pone de nervios todo. Me enojo sin motivo aparente. Las mascotas despiertan al oír mi voz, ya no es agradable escuchar tanta alharaca. Hay tiempos en que la casa debe permanecer en silencio por el trabajo de Laura que desde que empezó este desmadre está viviendo aquí. Somos adultos mayores, grupo de riesgo. Hay veces que el silencio llega solo, hay otros en que parece que el dios del caos da la orden de ataque ¡A gritar todos! Es imposible la vida viviendo en tal maremagno.
Si hablamos de los más perjudicados con esta epidemia han sido Barry y Laura, que han tenido que bailar con la más fea, quizá por eso quise publicar este texto. De alguna manera sabrán que me da vergüenza mi actitud. No voy a culpar a mis demonios de lo que hago, esos no existen más. Soy yo y nadie más que yo la causante de los malos momentos en casa.
A D V E R T E N C I A
Quejas en estampida
Hay muchos asuntos que deben resolverse, pero el confinamiento no nos lo permite. Todos estamos igual, no debía decir nada, pero esto me tiene hasta la madre.
He dejado de lado muchas cosas que hacía, el cuerpo me duele debido a la rigidez de los músculos. Todas las noches pasan mil aplanadoras sobre mi cuerpo. No puedo ir al hospital por la pandemia, ni al dentista ni con la podóloga. Y aí va de nuevo la quejadera. Urge salir de mi casa, olvidarme un poco de todo lo que siento me tiene atada.
Por las noches me distraigo con la lectura. Hago test de cultura para tener la mente activa, aún así se me olvidan muchas cosas.
Estoy histérica. El sábado me puse a cocinar, estábamos todos en la cocina, unos hablando, otros cantando, Cuco ladrando, la Srita Gato estresada por su reciente cirugía no deja que nadie la toque. De pronto estoy gritando, poniendo a todos con los pelos parados. Que me encierren en la casa de los locos. Los nervios alterados.
Discuto mucho con Barry. Si por mí fuera ya nos habríamos divorciado. Es espeluznante cómo puede ser que un día se ame tanto a una persona y al otro día no se quiere saber más de ella.
Barry está enfermo, pero no se quiere atender. Somos dos pinches viejos jodidamente enfermos.
C O N S E C U E N C I A
Sin coincidencia
Hay muchos distractores en mi entorno de los cuales aprovecho el poco tiempo que me deja el ON.
No he podido ir al hospital, luego entonces he alterado un tanto la dosis de levodopa, no la de los amansalocos, con esos ni me meto. Supongo necesito más dosis de pastillitas engañapendejos.
Es demasiado, todavía no entiendo cómo es que estoy escribiendo este post porque sé que me leen miembros de Los Apellidos Ilustres y se preocuparán, pero es que lo juro, he sobrepasado el límite de mi cordura.
Hago cosas, reacciono furiosamente como antes, vuelvo a tener miedo de los cuchillos. Me alejo de lo que pueda dañarme. Estoy en una puta regresión a los malos tiempos. Encerrada en la recámara con la Srita Guantes espero que se me pase la rabieta.
Comprendo que si escribo voy a preocupar a mi familia, pero si no lo hago voy a estallar. Algo tengo que hacer aunque sea escribir mis tormentos encerrados en esta ansiedad que me quita el respiro.
Plasmo mis quebrantos como por allá en los tiempos en que comencé a escribir y no me daba pena decir lo que me pasaba sin temor a vergüenzas.
F I N A L
Con experiencia
Tengo una opresión en el pecho. La garganta no deja tragar la saliva. Mi corazón late y late como burro sin mecate. Es algo que no me deja en paz. Me envuelvo de nuevo en los silencios a tres días de otro aniversario más. Ni siquiera le voy a dar el post a mi correctora de texto para que no se entere de lo que escribí.
Igual tiene mucho trabajo, se dará cuenta cuando nos vayamos a dormir o antes cuando me vea frente al monitor metida en el mundo virtual al que de a poco voy dando los brochazos finales.
A D I E U
Como cuando escribía bonito.
Te entiendo.
ResponderEliminarYo ya me he cansado de quejarme.
Como el mundo de ahora es feo, me aburre y parece hecho para humanos de plástico y sin cerebro... pues me he fugado.
Ahora vivo en un libro enorme, inacabable, abarca toda la segunda guerra mundial, en todo el planeta... y bueno, en él me olvido de esta parodia de vida que nos han impuesto.
Besos.
Esto del confinamiento nos lleva al límite, seguro. Estamos iracundos, irritables, como caricaturas de nosotros mismos.
ResponderEliminarUn abrazo, y por un poco más de paciencia
Realmente es muy duro no poder salir pensando en lo que hay en la calle. Yo intento salir lo justo. Ayer me tocó hospital, fui en tren, la verdad el tren va medio vacío. Luego volví a casa y dije de no salir, pero comencé sentir ahogo y salí. Estuve toda la mañana caminando fuera de casa. Casi cuatro horas caminando por las calles. Bien protegida con mascarilla y gel en el bolso para desinfectarme al tocar algo. Me sentó muy bien la caminata. Normalmente es en casa cuando hago bici estática y camino de un extremo a otro. Pero ayer saqué los pies del tiesto. Ahora en un momento volveré a salir a caminar. El aire fresco de la mañana nos hace bien. Ver y oír los pajarillos y el colorido del lugar.
ResponderEliminarNo es bueno lastimarnos tanto con gritos y estando encrespados todos el día porque al final los que nos rodean se ponen igual a gritar. ES muy duro el confinamiento pero más duro es hacernos daño entre las familias con la palabra. Por la tarde vemos series en la tele. La última que hemos visto ha sido ha sido; Instinto en la televisión de Moviestar. Muy buena. Al final te das cuenta del porqué de algunos traumas. El comportamiento de Mario Casas en la serie es muy fuerte. Así se van pasando los días entre lectura, caminatas, bici y lectura. Tele. Fines de semana a ayudar a mi padre. Yo soy afortunada porque realmente hay personas que lo están pasando francamente mal.
Gracias por compartir tus vivencias.
Abrazos. Cuídate mucho
Estamos en unos tiempos extraños.
ResponderEliminarNos creíamos los reyes y ya ves. ¡Pura miseria humana!
Un abrazo.
Está en el aire... los días son raros... por suerte pude escaparme a las costas bretonas y hacer el vikingo un rato. Nadie está hecho para tal encierro, y menos involuntario. Paciencia y a relativizar... que resbale... porque andamos sobre un polvorín y en el momento más inesperado nos puede estallar en la punta de la nariz.
ResponderEliminarMil cariños, mi chilanguita.
El confinamiento es muy duro, es normal tener los nervios a flor de piel.
ResponderEliminarSi no puedes ir al hospital, al menos intenta conectar telefónicamente con tus especialistas, por si te tienen que regular algún medicamento.
Me gustaría poder transmitirle energía, y quizás esperanza, de que todo esto pueda acabar, aunque yo misma no sea ningún ejemplo dd como no venirse abajo.
Un abrazo muy grande, mucha fuerza para ti.
Besos.
Tú escribes bonito siempre, porque escribir bonito es escribir con el corazón y eso es lo que tú haces, así que dejate de correctos ni de leches.
ResponderEliminarTe comprendo bien, Malque, porque sin tener los problemas tan extremos como tú, este tiempo está acabando conmigo también. Sé que estoy irritable, y a menudo de mal humor. Tengo un problema de rodilla que desde marzo no consigo que me vea médico alguno, tengo necesidad de volar y la pandemia no me deja. Pero te leo y me averguenzo de mis quejas.
No dejes de escribir, me gusta mucho leerte y me ayudas.
Un beso grande, de los de corazón corazón.
No creo que tu familia se preocupe de lo que escribes, sino todo lo contrario. Estarás más o menos cabreada, pero para mí quisiera la cabeza que sigues teniendo.
ResponderEliminarBesos.
la pandemia pasará como pasa todo en esta vida y volveremos a la rutina de siempre, dejando en el olvido toda esta terrible época.
ResponderEliminarbesos.
Buenos días.
ResponderEliminarEs la primera vez que acudo.
Parece que te hayas metido en la mente de muchas.
Espléndido decir con una seriedad gráfica que lleva a la ironía de la situación. Y se agradece.
Volveré aun que no escribas bonito.
Salud.
Anna Babra
yo dije basta y mandé todo a la Mierda
ResponderEliminarSi algo nos demostró esta pandemia, real o inventada, es que no estamos preparados para responder a ningún tipo de cambios brusco en nuestras rutinas.
ResponderEliminarEso nos llevará irremediablemente a la desesperación.
Saludos,
J.
Has escrito desde tu alma y eso merece todo el respeto. Hace un tiempo, más bien años aquí en blogger, alguien me dijo que debía escribir con mayor formalidad y no entrar en intimidades. Con el tiempo me fui dando cuenta que la persona que me escribió tal argumento tenía una mirada propia de lo que debía ser escribir una entrada. Hoy, Malque, de verdad he sentido el profundo y fraterno deseo de estar cerca de ti orgulloso de conocerte. Somos diferentes pero estamos pasando el mismo calvario. Se terminaron mis 3 licencias médicas y es probable que tenga un comienzo de ...(olvido) pero es algo grave. Es la primera vez que digo algo. Mi mujer conoce poco y mal mis males, pues creo que es mejor que sea así. Si tienes que gritar grita ojalá, si tienes necesidad de hacerlo, puedes volver a escribirnos. Aquí estaremos, mientras mis perritas me obliguen a tirarme al suelo y mi espalda me duela en mi infierno. Verás que después, cuando todo termine, veremos que esta sociedad tan oscura y sucia ya no nos pase la escoba por encima y se convierta en un lugar justo e igualitario. Y luminoso.
ResponderEliminarCuídate mucho.