Hay días en que me resulta muy complicado cuidar a mi perro cuando le dan los ataques. No puedo caminar tras él para evitar que se golpee. Me desespero igual que Babo Alejandro quien con sus ladridos avisa que algo está pasando con su hermano perro y me vuelve loca. Yo no ladro, nomás maldigo.
Cuando a Benito Tiki le da el ataque, se echa porque le viene un espasmo fuerte entonces aventando el bastón me siento en el suelo junto a él, le acaricio la cabeza para decirle que aunque no pueda hacer nada no lo abandono.
Maldigo como es mi costumbre al dios de los perros -¿quién si no?- que le mandó esa enfermedad a un ser tan noble.
Luego de un rato, Tiki con sumo trabajo se levanta y comienza a vomitar, los esfínteres se le relajan sin poder evitar hacer popó donde sea, pobre de mi perro, sus ojitos piden ayuda y no puedo hacer nada. Arrastrándose se mete en su casita a esperar el alivio mientras yo renegando y maldiciendo limpio la catástrofe.
Benito se lame las patas y su infortunio.
Después de un rato me siento a descansar en el sillón. Tiki exhausto me ve. Haciendo un gran esfuerzo brinca al sillón y se acurruca junto a mis piernas para que lo acaricie. Ahí olvido todo, sus mordidas, su mal carácter, su no quererse bañar, todo. Me pongo a llorar de pena. Me reflejo en mi perro. Quitándole su nobleza, Benito es yo en perro.
A veces quisiera ya no estuvieran conmigo. Me cuesta trabajo atenderlos bien cuando apenas si soy capaz de cuidarme a mi misma. Creo que sería mejor se fueran con mis hijos o algún albergue pero me pongo a pensar que sería como abandonarlos y eso no me cabe en la cabeza por mucho que estuviesen bien cuidados.
Ellos saben con todo y mi mal genio que valen mucho para mi y botarlos -eso significa- sería lo más bajo en lo que podría caer. Los perritos nunca me dejarían por más que sea yo la que mucho los regaña. ¿Qué le voy a hacer? alguien tiene que poner orden en casa y a mi me tocó ser la dura de la historia.
Me miro a mi misma, vieja y enferma, no me gustaría que mis hijos me dejaran en un asilo o me abandonaran fuera del entorno donde he vivido toda mi vida aunque eso significara dejara de ser una lata para ellos. Me agarraría con uñas y dientes, no permitiría que me sacaran de mi casa. (Sé que ellos no lo harían pero uno nunca sabe). Soy susceptible al abandono. Moriría de tristeza. Soporto que me abandone el mejor de mis amigos pero que lo haga mi familia o mis perros no lo concibo.
Maldigo mis malos pensamientos en ocasiones al no querer cuidar a mis perritos pero tengo una justificación, soy humana y como tal me comporto.
Es duro ver a un compañero que sufre. Y tal vez esa impotencia hace vomitar maldiciones, esas que salen del corazón en un impulso pero que seguramente se calman al ver su infinita mirada de cariño.
ResponderEliminarY si somos humanos y maldecimos pero lo mas bello es que amamos sin condición a quienes nos dan su amor..
Un abrazo enorme
Pobrecitos ellos y tu, es una putada muy grande, pero la vida es así de perra e injusta, yo se que harás lo mejor para todos...
ResponderEliminarBesos y salud
Es lo único malo que tiene compartir tu vida con un perro, que viven muy pocos años y tienes asegurada la tristeza de verlo sucumbir al paso del tiempo. Con la cantidad de gente que los maltrata y tú te sientes mal por alguna vez que les levantas la voz en medio de todo el cariño que les das. Por cierto que la nobleza también entra en esas similitudes que estableces entre Benito y tú. No seas tan dura contigo misma.
ResponderEliminarBesos.
Es por eso que elimine al can de mi casa, conmigo basta y sobra.
ResponderEliminarBesos
Nadie te querrá como tus perritos.
ResponderEliminarBesos.
Se les coge tanto cariño, que sus dolencias duelen más que las propias.
ResponderEliminarBesos Malque.
Me hiciste correr a abrazar a mi perro. Siempre lo hago, pero es que te entiendo demasiado. Ellos lo son todo! Dan todo y solo esperan recibir cariño a cambio. Dios los mandó para que el bien habitara entre nosotros.
ResponderEliminarFuerza Malque, ambos se necesitan!
Es terrible que un animalito inocente tenga que sufrir este tipo de cosas, pero por fortuna te tiene a ti para cuidarlo.
ResponderEliminarLa vida a veces es injusta.
ResponderEliminarEllos dan amor del bueno.
Besos
Sabrán recompensarte con lamidas de amor. Un abrazo.
ResponderEliminarAl expresar tus temores en voz alta nos hace mas que dignifcarte mucho mas, pues expresas lo que algunos callamos, el miedo a la soledad, el miedo a abandonar y ser abandonado! Y definitivamente te muestra como un ser humano, un muy buen ser humano! Y es que cuando maltratamos a un animalito dejamos de ser humanos un besote te quiero mucho!
ResponderEliminarBuen punto el que haces al final, y ademas te apoyo, una mascota se vuelve parte de uno, imposible dejarlos a su suerte aunque no todo sea color de rosa.
ResponderEliminarAnimo, Malque!
un relato muy humano.
ResponderEliminarmuchos se sentirán identificados contigo.
besos.
Por eso yo creo q mi perro nunca podrá perdonarme u.u
ResponderEliminarMuchas veces el amor al prójimo debe de quedar en segundo plano... Aunque no me hagas caso yo nunca he tenido perros ..
ResponderEliminarAbrazo
ResponderEliminarEs que desprendernos de nuestros animalitos es una de las cosas más duras que tenemos que pasar. Mientras se pueda evitar... Besotes!!!
ResponderEliminarque nos pasa? sera eso? porque nos da por ese lado? escribe algo sobre esto
ResponderEliminarUna persona que ama así a los animales desde luego que humanidad no le falta.
ResponderEliminarUn gran abrazo, Malque.
Bienque querida, concentrate en tu presente, que tu futuro aún no es.
ResponderEliminarbesos y tratalos bien a tus perrines que se ven hermosos
El amor de una persona con su perro es el mas bello si se recibe y se brinda correctamente.
ResponderEliminarun beso
Los perros son una noble compañia, Benito y tu se tienen el uno al otro.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo!
Malque, demuestras tanta nobleza como esos animales. Increíble escrito que me ha dejado tocado el ánimo. Muchos besos
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