(Abriendo un paréntesis).

En otras circunstancias estaría gritando de emoción y tendría a mi familia vuelta loca junto conmigo pero no puedo hacerlo por los momentos que se están viviendo en casa de la abuela.

Mi garganta está con el grito a punto de salir, tengo que hacer mucho esfuerzo para que no me lastime. En el estómago siento algo que parecen mariposas revoloteando y el corazón late cada vez más rápido.

He convencido a Barry que me vaya a dejar.

Hoy es mi primer día en la escuela después de tanto tiempo. Empiezo mi curso de inglés y me siento extraña. Tengo emoción, ganas de llorar, de reir, de gritar pero todo lo tengo que dejar escondido en mi bolsita de emociones, amarrándola muy fuerte para que no se salga ninguna.

Tengo tanta emoción guardada que creo que me va a estallar en el pecho.

En la noche fuí a comprar mi libreta y mis lápices, plumas, goma, etc, me sentí como cuando le compraba sus útiles a mis hijos.
Nadie me pudo acompañar en esa emoción de comprarme después de tanto tiempo un cuaderno, porque sentí emocíon aunque suene redículo. Mi hija está enferma, Barry en la casa de la abuela y mi hijo en sus problemas con la tesis.

He estado tratando de no hablar de ello aunque me hubiera gustado pasarles un poco del sentimiento que me embarga, así no sentiría que me ahoga.

Pero anoche no pude más y le dije a Barry que estaba muy emocionada y él a pesar de todo sonrió conmigo y aceptó irme a dejar.

En otras circunstancias tendría vuelta loca a mi familia, hoy...

se me salen las lágrimas de emoción... o de miedo. Es la primera vez después de tanto tiempo que regreso a la escuela en calidad de alumna.

Espero no quedarme llorando en la reja de la escuela viendo como Barry me deja sola.