Como no sé explicar lo que está ocurriendo con Barry porque además muchos no saben a quien me refiero cuando lo nombro y antes de ser grosera prefiero poner tierra de por medio. Tampoco es que sea obligación saberlo.
Mis comentarios ácidos, la sinceridad hiriente con la que luego me expreso dañan a personas que no conocen mi humor negro ni entienden la tristeza castrante -signo inequívoco del blog- con las que se ha llenado este diario imaginario, por tanto he decidido por nosécuanto tiempo cerrar el blog.
Me despido en atención a todos aquellos que se han detenido por un momento a leerme. A los que no pus no porque no saben que existo, blah.
Me despido en atención a todos aquellos que se han detenido por un momento a leerme. A los que no pus no porque no saben que existo, blah.
A los amigos no tengo que explicarles nada porque ya me conocen y saben de qué pie cojeo y no nos andamos con mamarrachadas. Igual al rato me arrepiento y regreso como ha ocurrido otras veces.
Hoy es lo único que se me ocurre para poder disponer de tiempo para resolver lo que ocurre de este lado del monitor.
Voy a inhabilitar los comentarios, algo que siempre me ha parecido una falta de respeto para el lector porque si no quiero que opinen pues no saco a ventilar mi vida privada ni escribo nada.
Esta vez lo haré porque no puedo ni tengo tiempo ni cabeza para leer blogs ni para comentar sin que se exteriorice en ellos lo que está pasando. Puedo ser enojona pero no irrespetuosa.
Tampoco quiero que me digan que dios y sus pruebas y lo que somos capaces de aguantar y la fe y la chingada y bla bla bla. Me estoy poniendo grosera, mejor me voy.
Dejar de escribir es empezar a morir. Yo no me voy a morir -bueno si pero no sé cuándo- y hoy dejo de escribir. Igual no sé pierde nada con que lo haga, soy una más en este mundo virtual. Una más siempre será una depresiva menos.
Sean lo que quieran ser, si felices o no es su problema.
Sean lo que quieran ser, si felices o no es su problema.
Entonces, muchas gracias, hasta luego.