Si José Jacinto fuera humano sería así como mi amigo Pepe, muy alegre. En las mañanas se levanta como diciendo ¨Hoy elijo ser feliz¨ -José Jacinto, no mi amigo Pepe- se la pasa cantando y haciendo felices a los demás con sus trinos. Lo he visto como sacude sus plumas, alzando la mirada empieza a sacar el Do de pecho tan fino que arranca suspiros a las flores en forma de corazones de aire.
Hace poco estaba muy triste porque mis dientes parecen maracas, me dijo que los suyos también suenan pero sé que no, a nadie le suenan los dientes como maracas a menos que sea yo o mi perro Babo Alejandro. Ya no sé si fue mi amigo o el pájaro el que me lo dijo. Desvarío en ocasiones en que la realidad se pierde entre la nebulosa locura y la luna se asemeja al sol en cambios iridiscentes.
Su canto es muy hermoso- el de José Jacinto no el de Pepe- a Pepe nunca lo he escuchado cantar pero dice que canta como Juan Gabriel: ¨Queridaaaaa...¨
Hoy el pájaro me hizo muy feliz -sin albur- es que lo vi en la mañana cuando estaba cantando. Después le dio de comer a sus hijitos que tienen su nido en la azotea vecina. Voló hasta la antena y desde ahí oteó el horizonte.
Me dio mucha ternura.
Bajó a las plantas sorteando los tendederos. Buscó bichejos para sus polluelos dándoselos en los piquitos, casi lloro.
Las hormigas y grillos corrieron despavoridos cuando vieron su silueta en el piso. Lástima que las arañas ni se dieron cuenta y cuando menos lo pensaron ¡Pas! las atrapó con su largo pico.
La que se escapó fue Romualda la cochinilla gorda del helecho pero para su mala suerte terminó bajo las patas de Tiki que se puso a jugar con ella como al gato y al ratón. A Tiki se le ocurrió abrazarla demasiado fuerte y ¡Caput! Adiós Romualda.
Yolanda y Gudelia, las lombrices gordas y coloradas sacaron su cabeza pero al ver al pájaro ¡Papas! que se echan a correr. En realidad no corrieron porque no tienen patas, más bien se arrastraron debajo de la lavadora.
Siguiendo con José Jacinto, en el charquito que se hace en el patio se dio un buen baño. Yo lo veía sin moverme detrás de la cortina. Se sacudió, se quitó los corucos como si se sacudiera las pelusas, después unos cuantos picotazos -imaginé que se arreglaba el pelo frente al espejo- y emprendió de nuevo el vuelo hacía con sus hijos.
José Jacinto es un zenzontle de bello canto que vive en mi calentador. La otra noche lo prendí -el calentador no a José Jacinto- y salió volando con las plumas quemadas. ¡Perdón pajarito! No sabía que vivías ahí. Salió disparado por el flamazo quedando con unas cuantas plumas achicharradas así como cuando me quemé la cara por culpa de alguien que estoy viendo pero no quiero decir su nombre y que se llama Barry.
El calorcito hace que sea un buen sitio para tener su casita calientita todo el día y la noche, la noche y el día. No entiendo por qué no duerme en su nido, quizás será que se separó de María Rosa, la zenzontle su esposa. Me quedó verso sin esfuerzo.
Inventa canciones con el piar que hacen sus hijos. El sentimiento que le da a las notas hace que se me asomen las lágrimas. Esa escena me trae a la memoria a una niña que hablaba con un zenzontle encerrado en una jaula grande... así como ella.
Algo tiene José Jacinto que me recuerda a mi amigo Pepe, puede ser su canto alegre, el movimiento incesante de un lado a otro construyendo, inventando, moviéndose como si el alma se le fuera entre el aire que respira.
Hace feliz a los que le rodean. Me pregunto cómo es que alguien puede ser tan optimista siempre, yo no puedo por más que quiera. ¿Y si es mi cara seria la que espanta a las sonrisas? O el peso de las nostalgias borró la risa de mi cara. Sepa la bola.
El zenzontle tiene su mirada alegre por eso lo relacioné con Pepe. Cuando lo vi le dije: Te vas a llamar José Jacinto. El pájaro me vio y dijo ¡Achis! y se fue.
El no lo sabe pero desde que llegó, mi vida ha cambiado tanto que sin él no viviría más en este mundo. El pájaro alegra mi vida en las mañanas para aguantar el paso de una vida metódica.
El no lo sabe pero desde que llegó, mi vida ha cambiado tanto que sin él no viviría más en este mundo. El pájaro alegra mi vida en las mañanas para aguantar el paso de una vida metódica.
Seguí con mi monólogo matutino.
José por Pepe y porque tengo muchos amigos que se llaman así y Jacinto porque me recuerda al pueblito campirano donde nací y que no termino más de olvidar.
Hace mucho un pájaro tan grande no me llamaba la atención. Vi uno grandotote hace poco -no es albur recuerden- casi me desmayo.
Barry dice que era un zopilote, yo digo que no sé que era porque no salía de mi sorpresa. Era un pájaro grande negro de plumaje brilloso. Él viene de visita en las mañanas despertándome con sus gorjeos. Es un pájaro solitario, nunca lo he visto con nadie más, ni siquiera con los cuervos que arañan las noches.
Se ha hecho habitual que los pajaritos lleguen a mi casa. Colibríes que bailan ante mis ojos mientras pido un deseo difícil de cumplir. Coconitas buscando migas sin asustarse cuando paso junto a ellas. Cuervos que no sé de dónde salieron. Pájaros madrugadores que no cantan nada más hacen alboroto para despertar al mundo. Picaflores buscando amores inconclusos.
Pájaros... muchos pájaros. Parece primavera en un sitio dónde el invierno empieza a vestir mi casa de fríos y olores añejos. De zenzontles y niñas perdidas en la memoria de mis olvidos.
De mi casa que no siendo mía la he hecho propia dejando las huellas de mi vida en los rincones de la ausencia que llega con mi cordura.
Me gusta tu pajarera eh! Ha de ser una gritería monumental!
ResponderEliminarjajaja "queridaaa.." hasta sentí que escuché a JuanGa en tu blog
ResponderEliminarVaya que hay sonidos de sobra para escuchar. Recordé a mi bisabuela con su jaula de canarios, mi mamá andaba como loca buscándole los más bonitos, veníamos y nos consentían con más de una melodía de esas en las que casi casi dejan todo en el escenario.
Ahora sin jaula, sin pajaritos ni siquiera los que solían visitarnos a la casa parece faltarle esos sonidos, esos ecos que han quedado en el olvido.
Así que dichosa eres Malque, de tantas visitas de aves cantoras un día de estos te dan una serenata inolvidable =)
Amo TUS cuentos!
ResponderEliminarTe amo!
Me alegra saber que tienes pajaros de todo tamaño y que te alegran la vida.
ResponderEliminarBesos
con tantos animales nombrados me has hecho recordar a una familia que convive con perro, gato, periquitos y peces en el acuario. ¡qué no tendrán! hasta una tortuga deben tener. un beso.
ResponderEliminarMe has llevado a esas imagenes que tenia de niño cuando me mama me leia cuentos. La imaginacion con las dulces palabras.
ResponderEliminarGracias MalQue.
Saludos!
Muy hermoso post, lleno de sonidos y belleza. Me ha encantado. Un abrazo.
ResponderEliminarMuy bien ehh!!
ResponderEliminarComo siempre Felicidades
Amiga!
Que bonito que escribes, dichosos tus ojos, dichosos los pajaritos, lo mejor es que viven libres y no estan en jaulas.
ResponderEliminarun abrazo bien fuerte para ti y los gorjeos de los pájaros.
:O
ResponderEliminarMe encantó este relato, tan divertido, me lo imaginé todo, hasta a la cochinilla gorda
xD
ya tenia rato sin pasar, es culpa de la escuela (y del mago blanco... ok no jajaja)
Sale, saludos, cuídate mucho
byE
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarBirdies
ResponderEliminarTus palabras hacen que casi seamos capaces de oir los trinos de José Jacinto...
ResponderEliminarHabrá que ser como José Jacinto entonces....que te contagie ese Optimismo..
ResponderEliminarTe leo, aunque no siempre comente..
Un beso enorme....
PD: Yo sí que te admiro a ti!!!!!
Increíblemente bello MAlque!!!! BESITOS Y SALUDITOS ESPAÑOLES.
ResponderEliminarYo me quedo muy intrigado...
ResponderEliminar¿Como sabes si es pajarito o pajarita?
¿Se dejan mirar?
Besitos y salud
Un placer pasearme por tu blog. Que lindo cuento, me trajo gratos recuerdos. Te sigo hasta muy pronto!
ResponderEliminarLindo Malque, las aves le dan a los días un toque especial.
ResponderEliminarBeso!
Oye qué bonito relato!!! me imaginé cada una de las palabras que describiste como si estuviera ahí viendo lo mismo que tú; de veras me gusta mucho también tu originalidad para ponerles nombres a todos los seres vivos que te encuentras por el paso.. jajajajajajajaja empezando por tu perro Babo Alejandro, que me da mucha risa xD
ResponderEliminarComentaste lo de las arañas que no alcanzaron a esconderse y me acordé en uno de tus ultimos posts en que relatabas que las corrías de tu casa; seguro fueran esas mismas las que no corrieron con suerte jajajajajaja
Saludos Malque!! y cuando tenga una nueva mascota, sin duda te voy a hablar para que me des ideas!!
XD
Qué bonita, Malque, la historia del zenzontle José Jacinto. He buscado información sobre estas aves y parece ser que son capaces de imitar sonidos. Yo creo que las aves se acercan a tu casa porque tienen como un sexto sentido y captan la buena energía de las personas. Mi bisabuela, que vivía en una cueva, recibía todos los días la visita de un pajarito que entraba por la puerta y se posaba sobre la mesa, donde ella le dejaba una cucharita con miel y agua, y el suero de hacer quesos. El pajarito se los comía con devoción y salía otra vez volando, jeje. Y yo creo que José Jacinto sólo piensa en el presente, por eso estará tan feliz. Besos, guapetona.
ResponderEliminarWOW! Que bello toque con la naturaleza! Jose Jacinto! Que forma de darle personalidad a un ave. La primera vez en mi vida que oí hablar de un cenzontle fue en una película, Tizoc con Pedro Infante! Tenía curiosidad de ver cómo era y al leerte lo busque de inmediato, aquí le llamamos pajarita! (si ya se! Somos muuuuuy originales jajajajaja) y a los Zopilotes (al menos se parecen a los de aca) les decimos Gallinazos (somos originalísimos como te darás cuenta! Jajajajaja) aquí también son aves de mal agüero. Que preciosa historia! Me gusta leerte!
ResponderEliminarUn zenzontle!! qué lindo.
ResponderEliminarCuando era soltero me encantaba despertar en las mañanas con el canto de un montón de loros bulliciosos que visitaban el árbol frutal que estaba junto a mi ventana... el canto de los pájaros es maravilloso.
Saludos querida Flor