El calor inclemente no ha dado tregua a mi pequeño cuerpo que ayer por fin quedó derrotado por semejante ola de calor.
El dolor de cabeza aunado a las altas temperaturas hicieron que fuera a dar con todos mis huesos al hospital donde me pusieron oxigeno y un medicamento que además de hacerme pesada la lengua orillaron a que me dieran otro piquete en mi ya de por si picoteados brazos que parecen coladeras de tanto hoyo.
Y héte aquí que estando en el hospital como condenado al cadalso no supe en que momento una horda de mosquitos tomaron por asalto mi hermosa cara, enterrando sus filosos estiletes que me dejaron la cara como zona de guerra.
Ahora además de padecer el dolor de cabeza infrahumano que de a poco ha ido aminorando el medicamento mi cara tiene tantos granos que parezco puberta en etapa cogeril, la doctora ha preguntado de donde salieron tantos granos y ha insinuado que puede ser que todo ese escuadrón de mosquitos me haya causado el dolor de cabeza o provocado una alergia que me llevó al hospital.
Si de por si el que llegue la noche en esta época del año me mantiene despierta por tanto calor no dejo de pensar en que esta noche me vuelva a poner mal, de lo que estoy segura es que no lo resistiré.
Por si las moscas tengo preparado un arsenal con el cual vencer al enemigo: ventiladores, abanicos, limones, aspirinas, plaquitas anti-moscos, hielo, toallitas y un par de guardianes a los que no he dejado dormir desde que empezó este infernal calor, estos dolores de cabeza no se los deseo a nadie o tal vez a los políticos, puede ser que el dolor los sensibilice un poco.
Por si las moscas sepan que los quiero amigos.