Que el modem para allá, que el modem para acá, que la antena, que el pinche tubito, que si la mamá de las moscas. Uno no puede hacer nada con sus sentimientos de vieja desgraciada por el sino malvado que carga desde que Dios amanece porque todo se vuelve en contra. No pos a mi me dijeron que si me despierto temprano el día me alcanza para más. ¿Quién quiere que me alcance para más si con lo que tengo me sobran minutos y segundos ostentosos? Ve tú a saber qué dicen los distantes vecinos benditos azotando en sus desvelos el negro borde desesperado de la insurrección. Las almas de medianoche susurran desesperadas rezos de desesperanza. Los chamanes de lengua bifurcada suplican al dios en ciernes que aparezca ya la buena nueva porque psss ya van a dar las tres de la mañana.
N´ombre no empieces con tus ideas sin causa ni efecto. La mescolanza provoca la decepción. Melancolía en exceso desfigura tu rostro de beata triste, pecadora sin besos de a deveras. Besos rotos en labios delgados. Decepción contracorriente en el ocaso de la vida. Cuando dicen que la vida es alegría, volteo mi rostro al dubitativo margen del cementerio de árboles con verde follaje. Verde colorido, salvia sangrienta conmina al invierno a despejar las nubes. Muestra al sol en sus cielos grisáceos asomándose tras una nube hirsuta en velo de novia indígena. Rostro de miedo, desencanto de pasiones. Cuerpos jóvenes sin esplendorosas figuras. Curvas desdeñadas por la miseria. Tienes que comer bien pa´tener cuerpo de diosa. Contemplando la luz de tu rostro bendito, niña enajenada del miedo bordado en la piel.
Tengo un poco de deseo en mi pecho turgente no correspondiente a quién de su amor me toca. Cualquiera que eleve al cielo la memoria terminará balbuceando cánticos eclécticos.
El infierno enciende llamas coloridas, figuras magras bailotean al compás del un dos tres. Qué importancia tiene si en el cielo también existen los malos de corazón. Absurdos negociantes comprando terrenos en las nubes tornasoladas. Me gustan los colores absurdos, negros atrayentes en el vis a vis con el otro tú. Los chillantes son mis favoritos, me hacen ver delicada e inocente. El negro tiene semblante de pájaro madrugador no así el blanco que en sus devaneos pecadores no haya la forma de conservar su buen amor.
Declino la invitación a pasearme por la piel de tu memoria. Con lo que veo basta para saber que no eres de mi incumbencia. Total para morir nacimos. Claro que si no me crees puedes preguntar al primero que te salude en las sombras del amanecer. Él sabe todo de mí.
Alborada pandemia sin problemas de respiración. Me temo señora que los pasos que vende son para atónitos de la memoria.
Culmina las palabras sin sentido, las que salen en una tarde en que el interné tiene la falda casquivana muy corta y sin mesura, viene y va como si tal cosa fuera vestirse en el redil exacto del espacio lleno de miles de ideas cruzándose entre sí. Las piernas sinuosas bajo la delgada tela tienden a separarse invitando al glorioso goce de un tacto divino.
Ámonos pa´ la chingada, al fin que ese lugar lo transito diariamente sin mesura libidinosa.
Calla ya, contempla la corte de malandros manoseándote a placer. Oscura derrota la que cargas en esos zapatos lodosos que alguna vez fueron de charol ígnoto.
Vete ya de una vez y para siempre. Deja de buscar en la memoria los besos obscenos que nunca me diste. Soy una señorita popoff de buenas costumbres, eso sí con labiales de querubín y vestido de organdí, y medias de talón cubano de seda, con liga pa´que no se arruguen. Mira tú que el estilo no se lleva con la mala facha.
Sherezada en los límites del voyerismo. Asomada al abismo de tu mente descubre del amor pasmoso, lo que el viento te dejó.
Sí.
Se acabó por hoy.
Click!
¡Ámonos!