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miércoles, 29 de mayo de 2024

Sherezada a título de conveniencia

De verdá os digo oh hermanos míos que el internet está de mírame y no me toques. Vengo con toda disposición ignorante de alegría a contaros mi vida plena, pero el puto interné dice que no, nanay, no esta vez, no señor, lo digo yo. Hoy no será.
Que el modem para allá, que el modem para acá, que la antena, que el pinche tubito, que si la mamá de las moscas. Uno no puede hacer nada con sus sentimientos de vieja desgraciada por el sino malvado que carga desde que Dios amanece porque todo se vuelve en contra. No pos a mi me dijeron que si me despierto temprano el día me alcanza para más. ¿Quién quiere que me alcance para más si con lo que tengo me sobran minutos y segundos ostentosos? Ve tú a saber qué dicen los distantes vecinos benditos azotando en sus desvelos el negro borde desesperado de la insurrección. Las almas de medianoche susurran desesperadas rezos de desesperanza. Los chamanes de lengua bifurcada suplican al dios en ciernes que aparezca ya la buena nueva porque psss ya van a dar las tres de la mañana.

N´ombre no empieces con tus ideas sin causa ni efecto. La mescolanza provoca la decepción. Melancolía en exceso desfigura tu rostro de beata triste, pecadora sin besos de a deveras. Besos rotos en labios delgados. Decepción contracorriente en el ocaso de la vida. Cuando dicen que la vida es alegría, volteo mi rostro al dubitativo margen del cementerio de árboles con verde follaje. Verde colorido, salvia sangrienta conmina al invierno a despejar las nubes. Muestra al sol en sus cielos grisáceos asomándose tras una nube hirsuta en velo de novia indígena. Rostro de miedo, desencanto de pasiones. Cuerpos jóvenes sin esplendorosas figuras. Curvas desdeñadas por la miseria. Tienes que comer bien pa´tener cuerpo de diosa. Contemplando la luz de tu rostro bendito, niña enajenada del miedo bordado en la piel.
Tengo un poco de deseo en mi pecho turgente no correspondiente a quién de su amor me toca. Cualquiera que eleve al cielo la memoria terminará balbuceando cánticos eclécticos. 

El infierno enciende llamas coloridas, figuras magras bailotean al compás del un dos tres. Qué importancia tiene si en el cielo también existen los malos de corazón. Absurdos negociantes comprando terrenos en las nubes tornasoladas. Me gustan los colores absurdos, negros atrayentes en el vis a vis con el otro tú. Los chillantes son mis favoritos, me hacen ver delicada e inocente. El negro tiene semblante de pájaro madrugador no así el blanco que en sus devaneos pecadores no haya la forma de conservar su buen amor.

Declino la invitación a pasearme por la piel de tu memoria. Con lo que veo basta para saber que no eres de mi incumbencia. Total para morir nacimos. Claro que si no me crees puedes preguntar al primero que te salude en las sombras del amanecer. Él sabe todo de mí.
Alborada pandemia sin problemas de respiración. Me temo señora que los pasos que vende son para atónitos de la memoria.
Culmina las palabras sin sentido, las que salen en una tarde en que el interné tiene la falda casquivana muy corta y sin mesura, viene y va como si tal cosa fuera vestirse en el redil exacto del espacio lleno de miles de ideas cruzándose entre sí. Las piernas sinuosas bajo la delgada tela tienden a separarse invitando al glorioso goce de un tacto divino.

Ámonos pa´ la chingada, al fin que ese lugar lo transito diariamente sin mesura libidinosa.
Calla  ya, contempla la corte de malandros manoseándote a placer. Oscura derrota la que cargas en esos zapatos lodosos que alguna vez fueron de charol ígnoto.
Vete ya de una vez y para siempre. Deja de buscar en la memoria los besos obscenos que nunca me diste. Soy una señorita popoff de buenas costumbres, eso sí con labiales de querubín y vestido de organdí, y medias de talón cubano de seda, con liga pa´que no se arruguen. Mira tú que el estilo no se lleva con la mala facha.

Sherezada en los límites del voyerismo. Asomada al abismo de tu mente descubre del amor pasmoso, lo que el viento te dejó.

Sí.

Se acabó por hoy.

Click!


¡Ámonos!













domingo, 26 de mayo de 2024

Incluso los gatos duermen los domingos

Me he perdido en el tiempo. La brújula se ha estropeado. Ignoro qué día vivo. Si es domingo o lunes. Siento los ojos llenos de arenilla. Cuesta trabajo mantenerlos abiertos. Extraviada estoy en estos días de no dormir a hora fija. Los espacios discurren en mis dedos. ¿Cuándo me perdí? Si es domingo quiero ir al cine, hace mucho tiempo que no voy.

¿Qué día es hoy?

Si acaso es domingo puede que coma fuera, atascándome de comida chatarra. Vicio adquirido en la niñez. El sí de los padres malogran las virtudes de una niña caprichosa y sin amigos que hace de su palabra ley. Mandato divino. Nada que discutir.
Si es lunes me levantaría temprano pero sigo aquí arremolinada en mi cama.  Es temprano. Siempre ocurre. Pronto llagaran las vacaciones. Tengo la vida para mi solita. Tan te quiero tanto. Qué más da si no lo digo. No encuentro qué hacer con ella, con mi vida digo. Duermo de día, despierto de noche. Los ojos con arenilla impiden ver más allá de la punta de mis pies. Mis labios húmedos y consecuentes quieren hablar. Decir algo, saber qué día es.

He pisado un grillo. Ya no habrá historia. La Emilia el otro día pisó un grillo del hogar. ¡Nooo, no se matan los grillos del hogar!

Perdón...

¿Domingo o lunes? Nadie a quién preguntar. Estoy perdida en el gris ignominioso de una vida calladita. Noche volviéndose día con el adiós de las estrellas. De noche mis padres vienen. Poesía para un domingo sin excusas. Mis dedos tiemblan en esta hora doblemente insensata. Escribir es cuestión de tener tiempo y paciencia. El tema aparece sin ser nombrado. Nadie entenderá. Esto es así. Las letras también están solas. Vete de mí mentecato ser que arruinas mis desvelos. Deja que vuelva la cordura en este día que se avecina sin nombre. Un pensar tan sin embargo y mi pelo peinado para ningún lado. Perfume de Flor de María dame cobijo en tus quebrantos. Oríllame al suicidio entre tus brazos.

Los días serán para mi. ¡Córtale ya! Termina tu relato sin pies ni cabeza y vete a dormir que va a ser hora de despertar y los gallos no tendrán a quien cantarle. Duerme los días. Las noches son más de leer. Nada de lo que diga quedara escrito en la memoria de mis muertos. Calla mujer calla y cierra los ojos.
Incluso los gatos duermen los domingos, ¿Los lunes también? Cómo saberlo si ni siquiera sé el día que vivo.

De domingo a lunes las horas andan a paso de tortuga. Nadie se mueve ni siquiera las horas apremiadas por los impacientes minutos apresuran el paso. El día con lluvia espantapendejos solamente alborota el calor férreo de un verano insultante. La cuarta ola de calor nos tiene moribundos a la sombra y yo que de ti no sé más nada.

El domingo es un día para vivir dormido y el lunes para dormir un poco muerto. Los gatos duermen en franca parsimonia. 
Difuminada en las rutinas, los días han perdido su nombre. Las horas no son nada más de lo que fueron y el tiempo transita con un calor abrumador.  Faltan muchas olas de demoniaco fulgor.  Vientos con actitud destructiva, granizo de tamaño obsceno, periplo de una agónica transición de la vida al absoluto silencio de los días perdidos.
















 

viernes, 17 de mayo de 2024

Asalto a la inmortalidad


San Enrique bendito del Corazón Sangrante



Si sigo actuando como ayer me quedaré más sola que un calcetín sin par. ¿Dónde lo habré dejado? Esa manía de lavar la ropa nueva ha hecho que se pierda su compañero. ¿Los calcetines sufren de soledad?
Una vez leí que debe lavarse la ropa recién comprada para quitarle excedentes de yoquésé. Todo trapo nuevo que caiga en mis manos pasa por la lavadora antes de ser estrenado.

¿A quién le interesa hablar de métodos de lavado a estas horas malditas? Perdón perdón benditas diré. Pronto celebraré el primer año de la alergia carcomiendo mi cerebro. Vamos vamos no te asustes, un año se pasó volando o ¿a poco lo sentiste? Tú tienes la culpa por nacer tan delicadita de piel y de todo. Pobre pero delicada. Vaya cosa.

Tan estoy así quién sabe cómo que los placebos ya no surten efecto. La idea de lanzar un grito de guerra cuando es menester hacerlo no le viene bien a nadie. Siquiera gritara quedito como dicen que hablo. ¡Ahhhh! parezco Tarzán en bancarrota.
Doy la espalda al mundo leyendo detrás de mi ventana. ¿Lagartija dijiste?
Voy a encender una veladora a San Enrique bendito del Corazón Sangrante, pa´que me haga el favorcito de aliviarme de estas penas de amor y muerte.

Tengo hambre, hacía mucho que el insomnio no me atacaba. Mi gato está enfermo. Se me antoja un café pero me dan miedo los bichos que veo pero que no existen. Anoche un ejército de cucarachas alemanas tomó por asalto la cocina. 
Después de remover todo, Barry y Laura no encontraron nada. Los alucines regurgitan mounstritos dentro de mi mente.
El otro día estuvo a punto de darme el supiritaco. Vi una bola negra correr hacía la puerta de la cocina. Los ojos estuvieron a un tris de saltar del puritito susto. Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo y amén.
Estuve a un casi de arrojarme a los brazos de Barry a que me defendiera de ese ente. Fue un casi que se murió como las ganas de todo. ¡Barry! ¡Barry! ¡Por dios! ¡Eso! Tranquila mi Chiki es el gato que le agarraron las urgencias.

Confieso ¡Oh hermanos míos! que los calzones se me hicieron yo-yo. ¿Te dio miedo? Miedo es querer ir al baño y no poder llegar. Eso es miedo señores y no payasadas. La dignidad no debe dejarse escurrir por los pantalones recuerden. Mejor es correr sobre los andamios de las prisas. Aí te lo haigas si te rompes la madre.

Amor sin límites ¿Eh? Tú dijiste. A mi que me esculquen, soy inocente de casi todo.
 Los placebos para el amor dejan de surtir efecto los viernes por la noche. Cinderella Star sale del recuerdo denostando ataduras de oro. Encadenada al lecho de amor ve pasar las horas alumbrada por la luna metiche colándose por entre las cortinas. Transgresora inmortalidad pasa de mí, nadie te tiene presente.
Estoy más sola que la noche. ¿O si?

La memoria sigue viva, neuronas a disgusto se niegan a abandonar mi cerebro. Señoritas por doquier. Quiero un café. Quiero ir al baño. Quiero levantarme. ¿Por qué la espera es tan larga y el deseo de llegar tan corto? Porque el querer no necesita más que eso. No basta que uno quiera. Mira no puedo abrazarme a mi misma. ¿Alguien? El amor no hace hueco en la almohada. Ya lo dijo Dios o alguien: Levántate Lázara y anda. Y andó. ¿O anduvo? Npi es muy temprano pa' andarse haciendo preguntas tan pendejas.

Mañana habrá un regalo esperando por ti. Prostituta del deseo que cambia nada por todo. ¡Silencio! Calla Shhh "el amor no admite cuerdas reflexiones". ¿Quién dijo esto tú? Sepa la bola. Obvio Enrique no. Ni tú. Ni yo. Ni nadie. Creo que fue Neruda o su madre sabe quién.

Si no fuera por esta muela pendeja que tuvo a mal dolerme toda la semana, no anduviera como el caballo blanco con el hocico sangrando. La cirugía maxilofacial no es para mi dentadura. Mis muelas se abrazan a mis encías como la madre a Dios en la cruz.

-Hueles a pura sangre mamá- dijo Laura.
-¿Y qué le hago?, ni modo que huela a rosas. Soy mortal como todos, sangre hay circulando por mis venas. Si fuera inmortal no tendría sangre sino bálsamo bendito, y entonces estaría sana, porque hasta orita no conozco ningún santo enfermo. 
Verdad irrefutable es que si no estuviera enferma, estaría sana. A las pruebas me remito.

Me voy a levantar ¿se les ofrece algo? nomás rapidito, estas horas no son pa'ndar embarrando querencias por los rincones. 
Usté que de amor se muere écheme un poco al olvido porque yo ya me fui sin dejarle un beso en el desprecio.

Nos vicentiamos lueguito, cuando el destino nos alcance en contraesquina de mi casa que no es la suya. 
Aí nos vemos.









 







 



miércoles, 8 de mayo de 2024

Chantaje rojo sangre de Ausencia

A manera de cuento

Con los ojos cerrados, tendida en el suelo, Ausencia escuchaba los gritos de la madre apurando a sus  hermanos a que le llevaran toallas húmedas para ponerle en la frente y le parara la sangre que abundantemente  salía por la nariz. Con una mano detenía la cabeza para que la niña no se ahogara y con la otra apretaba el tapón que le habían colocado para que dejara de sangrar.
La sangre que tragaba se le iba por la garganta dejándole un sabor que con el tiempo se le haría familiar. Sabor ferroso. Metálico. Sabor sin fuerza.

Ausencia se llamaba la niña.

Ausencia nomás.

Ausencia había sido el nombre escogido para dejar rastro en esta vida barata y vacía como ella, en son de broma decía a sus hermanos cuando le preguntaban por su vida ausente de amores escondidos entre las sábanas. Amores que nunca llegaron. Ausencia solitaria siempre fue.
Ausencia de alegrías. De todo, de nada. Ausencia de ti.

Empezó muy pequeña con las hemorragias que le dejaban un dolor de nariz severo. Hemorragias continuas produciéndole insomnio y desgano. Quedaba inerme ante todos y ante la vida. Cualquier soplo de aire se llevaba un poco de ella. Alma silenciosa difuminándose perdida en los soplos infinitos de vientos nocturnales.

Las hemorragias eran intensas, detenerlas era muy difícil. La habían llevado con médicos y especialistas, sin embargo los sangrados continuaban. Las anemias eran una constante en su vida.
Vitaminas y los mejores alimentos eran para ella. Verduras y frutas era la comida exquisitamente preparada por las manos delicadas de su madre que se esmeraba en darle a su hija un poco de vida en cada guisado.

Ausencia caprichosa sin límite conceptual.

Cuando sus padres o hermanos la contrariaban empezaba a sangrar. Todos se ponían en movimiento para evitar que se desangrara. En ocasiones era inevitable acudir al médico ante el abundante sangrado. Todos se asustaban al ver el líquido ominoso correr por su  rostro acompañado de lágrimas hastiadas.

Cuantas veces habíase quedado agachada en el lavabo cansada de que la sangre se escapara de la nariz sin poderla detener.
Cuantas toallas y pañuelos se habían pintado de rojo sin que nadie pudiera hacer nada y que la sangre dejara de fluir. 
Cuantas veces su madre llena de desesperación no sabía que más hacer y llorando iba a la silla a sentarse junto a la estufa sintiéndose impotente ante los sangrados de su hija. De Sol como la llamaba cuando la mirada tierna de madre se posaba en los ojos cafés que la veían tratando de cobijarla sin poder hacerlo.
Y ahí quedaban las dos exhaustas. Una sin poder hacer ya más nada y la otra esperando el desmayo salvador.
Así pasaron pocos años hasta que las hemorragias fueron haciéndose costumbre.

Un día Ausencia la joven pálida, se dio cuenta que nadie podía decirle nada porque había desarrollado un poder extraño.

Podía manejar los sangrados a su antojo.

Y se volvió caprichosa. Pidió todo lo mejor so pena de dejarse desangrar si no cumplían sus deseos. Convertida en pequeña tirana el mundo giraba a su antojo.
Consintiéndola, los padres la satisfacían dándole todo lo mejor. Si acaso no lo hacían, un hilo rojo empezaba a escaparse de la nariz llegando a la boca y siguiendo un camino sin fin hasta que sus caprichos eran cumplidos.
Cuando no cedían, los asustaba ver a los pies de la joven el charco de sangre que comenzaba a hacerse río y meterse entre las piedras del jardín para pintar de rojo los malvones favoritos de su madre.

Un día pidió el mundo y pusieron el mundo a sus pies.

Sólo que Ausencia no se daba cuenta que en los continuos chantajes, la sangre perdida no la recobraba por más que le dieran cientos de vitaminas y chocolates y sueros vitaminados. Verduras y todo lo que pudiera ayudarle. Frijoles, carne, bálsamos mágicos, etc.

Poco a poco se iba desvaneciendo. Nadie se había dado cuenta que un poco de ella iba desapareciendo cada día haciéndola transparente. Blanca como la niebla. Pálida como la luna. Rizos absorbentes con un dejo de organdí. Aroma de ríos encantados. Sublime esencia de deseos remotos. Ausencia del ser.

Un día su madre pegó un grito al ir a despertarla para tomar la medicina. Ausencia, no estaba más. Sólo quedó en su cama una silueta marcada por el pequeño cuerpo de niña caprichosa. Sólo el dejo de su ausencia quedó en el remolino de emociones de su amada familia. 

Ausencia... así se llamaba.

Ausencia de ti.

















sábado, 4 de mayo de 2024

Cannabis Sativa

Ámonos corriendito de buen modo. El viernes arribó con aires de perfume barato del que sacan ronchitas en la piel, asegún dicen las amigas de allá lejos donde antes vivir era cosa obligada. Morían las niñas-mujer ataviadas de espasmos orgásmicos cuando nada sabían de tentaciones onanistas. Petite mort azteca en los albores de las trenzas.

Con el rostro enrojecido salían del baño presas del agotamiento febril bajaban la vista evitando las miradas inquisitivas de las brujas chismosas avecindadas de allá donde cruza el puente de piedra dividiendo el Pueblo de Arriba del Pueblo de Abajo. En lo alto del cerro El Pueblo de Arriba se alzaba sobre el suelo de mampostería el Templo de la Santísima Virgen de la Concepción Bendita.
¡Amárrate esas greñas muchacha, pareces güila!
Tierra mojada, arcoiris tras las nubes macilentas, magia ejercida por el sol rubicundo en las tardes bochornosas de agosto.

¿Dónde se aprende a tejer letras sin tanta parafernalia?  Vendedores de cachivaches faramallosos hechos pasquines. Hojas ocre. Otoño caído del nada escrito, sólo besos con tu nombre.

Ya no sueño pesadillas las cambié a Technicolor.
El cine ¨Pedro Infante¨ esconde estudiantes enamorados poco atrevidos. Los tiempos un tanto inocentes. La honra se comenzaba a perder con un beso. Lueguito chocaban las bocas. ¡Rápido rápido los maestros también van al cine!
Camino a casa la niña-mujer aterrorizada de quedar embarazada por el beso robado por un ingrato que metió la lengua probando el dulce néctar del espanto. ¿Ora qué les digo a mis papás? Inocencia pendeja salida de la ignorancias.

Cannabis Sativa. La Mary Jane permitida en gramaje pequeño. Al diablo los ¨churros¨ , cigarrillos baratos liados con sábanas de papel china blanco con un toquecito de saliva pa´que resistan el manoseo.
Cannabis oil. Oil Cabbanis como escribo en idioma valemadrista. si quieres saber de qué hablo búscame por las mañanas , es cuando no se me entiende nada. Ora si me buscas los viernes atiendo mejor. Los viernes soy como la ¨Chaquira¨ soy ciega, sorda, muda. A todo digo si para no perder el tiempo con negativas simplonas. Un no de vez en vez para no verse dama fácil o del talón como dicen en el pueblo.

Desnudo mi cuerpo de medicinas. Lo arrojo al abstencionismo en un domingo pulguiento. ¡Cállense perros! El camino en su absurda necedad dice que no. Hoy no hay complacencias. Malhumorada discurro mi venganza contra este cuerpo sísmico mutante. La ansiedad cabalga hacía mí en caballo desbocado. Prometo oh Jesús de los horrores tomar ejemplo de lo que no se debe hacer. Mátenme o algo pero quítenme esta puta ansiedad o me los como vivos con un chingado.

Las horas duran menos. Los delirios son mayores.
Desnudo los fantasmas. Los huesos tienen quejidos paranoicos. Chocar de calacas tilicas y flacas.
Ni siquiera muerta seré  flaca. Estuche de monerías visto en escaparate de vidrio delgado. Son tres los infames timadores, anarquistas del insomnio desbordados en mi rededor.
Rehén de mis miedos me hundo en la almohada de plumas de paloma currucú.

Me faltan dos horas o me sobran tres pastillas, el Cannabis oil y la cápsula de éter para desprestigiar los fervores de la canícula.

-¿Cómo se toma esta madre?- pregunto.
-Con un sorbito de agua o a madrazo limpio como lo prefieras- responde un chasquido aburrido.
-Moriré con tanto carajo medicamento que me zambuto todos los días- escupo obscenidades.
¿Alguien que venda dos horas de tiempo que le sobre?  prometo aprovecharlas poquito antes de colgar los tenis vulgo morir.
Nomás advierto que van a ir con unos cuantos rayones ocurridos durante el ataque titiritesco a la MaLquEridA en estado de indefención.
Vacunando los miedos cada trece días para no morder a nadie en el ínter.
Enclaustramiento elegido me pone los pelos parados. Callado. Onomatopeya de un dedo encantador.
¡Shhh! ¡A callar ranas que va a cantar el sapo!
¡Juímonos!
¡Turun tun toing!

Croac!










Musa con cuernos

PARA LA MALQUERIDA

La Malque es un corazón de sol escondido y mil silencios largos. Es beso de agua y luz de ciegos en el desierto diario. La leo y me leo. La leo y la siento. La leo y la quiero. Vamos de la mano desconocidos y alejados por los caminos rotos y astillados de la vida cansada y del tiempo huraño. Refunfuñamos por todo y hasta en el infierno tienen miedo de que un día aciago lleguen nuestros pasos. Chocamos con mil horas arañamos las rutinas odiamos la compasión nos dan risa los ángeles y mucha pena los diablos. Nos cansa todo y más que nada el resto de los humanos. A veces herviríamos a los que nos rodean y otras daríamos la vida por hacer reír a un chavo. La Malque es un corazón de sol escondido y mil silencios largos. Toro Salvaje

Porque siempre queda espacio para nuevas libertades.

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Ángeles de la fe

Yo traigo la verdad en mi palabra Vengo a decirte de un niño sin abrigo. Vengo a decir que hay inviernos que nos muerden, de la falta de un amigo. Vengo a contarte que hay luces que nos hieren, que existen noches sin whiskys ni placeres. Vengo a decirte que está cerca tu condena. Hoy una madre murió de pena. Déjame cantar, tengo vergüenza de ser humano como tú, en tu presencia. Descubrirme a mí mismo y en tu figura qué poca cosa somos sin ternura.