Según los que de la vida saben el camino que elegí para transitar en este mundo que no entiendo, es el del sufrimiento, no como estúpida plañidera sino como las machas que no finge dolor para llamar la atención.
En lugar de irme por la libre mi Yo inteligente decidió caminar por la vía pedregosa. Una cosa es sufrir y otra llorar por todo. Imagino que elegir este camino fue para expiar mis culpas. Tomando en cuenta que éstas no fueron provocadas por mí. Una niña jamás podrá ser culpable de nada por el sencillo hecho de ser niña. Los niños están exentos de todo mal.
A medida que crecen van desarrollando ese sentimiento. Empieza a aparecer en sueños el dedo flamígero que todo lo condena incluyendo ser feliz. Se abre la puerta del infierno. Sálvese quién pueda.
Todo esto de la culpa, el remordimiento y los días oscuros vienen a cuento porque acostumbrada a vivir en mi burbuja culposa, me flagelaba cada vez que se terminaba la medicina. Tenía que decirle a mis hijos o a Barry en medio de mil sudores apenados que no tenía más pastillas mágicas. Me avergonzaba pedir pero mi renuencia a ser inscrita en la seguridad social la tenía que pagar con lágrimas de sangre.
Un día dejé de avisarle a mis hijos. Di a Barry esa tarea. Me eché sobre los hombros la culpa de destinar un dinero para pagar servicios en usarlo para medicinas.
Y aí voy de tontota cargando culpas y culpas. Por más que la señorita médica abolía pesares sin razón, yo me encargaba de echarle más y más yerros al costal en mis espaldas.
Me duele la culpa ¡Oh Señor Dios de los Afligidos! es menester socorras este cuerpo vano de existir.
En los últimos tiempos venciendo la pena, acepté la ayuda de Los Apellidos Ilustres. Eso de tener hermanos es una especie de suerte. Gracias a eso he podido junto con mis ahorros comprar medicinas. No quiero acostumbrarme a que me den por eso ya no menciono a nadie que estoy en apuros. Cierto que sin pastillas las crisis son duras. El infierno por todos tan temido es la gloria bajo esas circunstancias. No pueden imaginar el tamaño de dolor al que soy sometida. Puede que digan que exagero pero, a mí es a la que me duele.
Ahorro todo lo que cae en mis manos. He dejado de comer por juntar dinero. Está visto que de hambre no moriré. Los regaños de Barry son épicos pero a estas alturas de la vida me valen madre.
El "trabajo" por el que me pagan no lo hago bien, lo admito. Todas las fuerzas con las que amanezco terminan arrastrándose conmigo al poner el pie en el suelo. Amanece el día, comienza la guerra.
Lucho contra el sueño, el tedio, el desgano, el dolor enquistado en mi cuerpo. ¡Puto Parkinson! Lucho contra mi yo que quiere quedarse tirada en la cama pero una vocecita me dice: hola abuela, ¿hoy voy a la escuela? me saca del marasmo cotidiano.
Mentiría si dijera que todo el sufrimiento pasa a segundo plano con la presencia de Natalia, no es así. Cuando La Bella llega el mundo es más hermoso pero muy complicado.
¿Por qué siempre tienes sueño abuela?
Levántate Flor de María ya tendrás tiempo de descansar cuando te mueras. El trabajo ha comenzado.
Elegí el camino difícil porque así soy yo. Nado contracorriente. Debo ganar mi sitio en el infierno. Lucy es testigo que por mi no queda.
Toda esta palabrería insulsa y monótona es para decir que solita me estoy haciendo cargo de la compra de mis medicinas. Como siempre me echo la culpa de todo, no había reparado en ello.
Ya no agobio a mi familia. Sola sufrago mis gastos. He dejado de comprar muchas cosas -nunca pensé volver a lo de antes- pero sobrevivo con mi esfuerzo y el de mi familia claro.
No pido aplausos ni reconocimientos. Esto es un escrito cotidiano. De placeres mundanos como escribir vive también la MaLquEridA.
En lugar de irme por la libre mi Yo inteligente decidió caminar por la vía pedregosa. Una cosa es sufrir y otra llorar por todo. Imagino que elegir este camino fue para expiar mis culpas. Tomando en cuenta que éstas no fueron provocadas por mí. Una niña jamás podrá ser culpable de nada por el sencillo hecho de ser niña. Los niños están exentos de todo mal.
A medida que crecen van desarrollando ese sentimiento. Empieza a aparecer en sueños el dedo flamígero que todo lo condena incluyendo ser feliz. Se abre la puerta del infierno. Sálvese quién pueda.
Todo esto de la culpa, el remordimiento y los días oscuros vienen a cuento porque acostumbrada a vivir en mi burbuja culposa, me flagelaba cada vez que se terminaba la medicina. Tenía que decirle a mis hijos o a Barry en medio de mil sudores apenados que no tenía más pastillas mágicas. Me avergonzaba pedir pero mi renuencia a ser inscrita en la seguridad social la tenía que pagar con lágrimas de sangre.
Un día dejé de avisarle a mis hijos. Di a Barry esa tarea. Me eché sobre los hombros la culpa de destinar un dinero para pagar servicios en usarlo para medicinas.
Y aí voy de tontota cargando culpas y culpas. Por más que la señorita médica abolía pesares sin razón, yo me encargaba de echarle más y más yerros al costal en mis espaldas.
Me duele la culpa ¡Oh Señor Dios de los Afligidos! es menester socorras este cuerpo vano de existir.
En los últimos tiempos venciendo la pena, acepté la ayuda de Los Apellidos Ilustres. Eso de tener hermanos es una especie de suerte. Gracias a eso he podido junto con mis ahorros comprar medicinas. No quiero acostumbrarme a que me den por eso ya no menciono a nadie que estoy en apuros. Cierto que sin pastillas las crisis son duras. El infierno por todos tan temido es la gloria bajo esas circunstancias. No pueden imaginar el tamaño de dolor al que soy sometida. Puede que digan que exagero pero, a mí es a la que me duele.
Ahorro todo lo que cae en mis manos. He dejado de comer por juntar dinero. Está visto que de hambre no moriré. Los regaños de Barry son épicos pero a estas alturas de la vida me valen madre.
El "trabajo" por el que me pagan no lo hago bien, lo admito. Todas las fuerzas con las que amanezco terminan arrastrándose conmigo al poner el pie en el suelo. Amanece el día, comienza la guerra.
Lucho contra el sueño, el tedio, el desgano, el dolor enquistado en mi cuerpo. ¡Puto Parkinson! Lucho contra mi yo que quiere quedarse tirada en la cama pero una vocecita me dice: hola abuela, ¿hoy voy a la escuela? me saca del marasmo cotidiano.
Mentiría si dijera que todo el sufrimiento pasa a segundo plano con la presencia de Natalia, no es así. Cuando La Bella llega el mundo es más hermoso pero muy complicado.
¿Por qué siempre tienes sueño abuela?
Levántate Flor de María ya tendrás tiempo de descansar cuando te mueras. El trabajo ha comenzado.
Elegí el camino difícil porque así soy yo. Nado contracorriente. Debo ganar mi sitio en el infierno. Lucy es testigo que por mi no queda.
Toda esta palabrería insulsa y monótona es para decir que solita me estoy haciendo cargo de la compra de mis medicinas. Como siempre me echo la culpa de todo, no había reparado en ello.
Ya no agobio a mi familia. Sola sufrago mis gastos. He dejado de comprar muchas cosas -nunca pensé volver a lo de antes- pero sobrevivo con mi esfuerzo y el de mi familia claro.
No pido aplausos ni reconocimientos. Esto es un escrito cotidiano. De placeres mundanos como escribir vive también la MaLquEridA.
¿Qué puedo decirte? Nadie nos libramos de la puñetera culpa, pero en tu caso no deberías sentirte culpable porque no la enfermedad no es tu culpa, pero "no deberías" no significa nada. Al final hay cosas que nos pueden. Eres muy fuerte y muy valiosa.
ResponderEliminarBesos, hermosa.
Estas segura de no haberlo probado todo? Hay medicina alternativa, y lugares donde vendan la medicina mas barata? Como asociaciones, donde te pueden hacer descuento? Igual es dificil, lo se porque una tia mia muy guerrera ella, estaba con ese mal.
ResponderEliminarUn abrazo calido y cariñoso y que te alivies lo mas que puedas!
Bien. Beso.
ResponderEliminarSalud.
En tu estado de depresión, uno termina echándose la culpa de todo, hasta de lo más nimio, pero lo importante, si eso ayuda, es que mantienes la capacidad de escribir, y hacer humor desde tu propio parkinson.Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarMi admiración hacia ti va aumentando.
ResponderEliminarEres valiente y terca.
Todo un ejemplo.
Un abrazo gigante para ti.
No tienes que tener sentimiento de culpa por ir a contracorriente somos muchos los que así vamos por la vida, quizás por que tenemos una naturaleza diferente de los que nos acompañan, pero eso hace que resistas y te hagas todavía más fuerte.
ResponderEliminarbesos
La perfección no existe, Malquerida. No tienes una enfermedad perfecta, ni una felicidad perfecta y como humanos que somos, algo se ha de tener.
ResponderEliminarNada es perfecto, Así que no tenemos otra que tirar de la vida lo mejor que podamos y dirigir la mirada hacia todas aquellas cosas que nos hacen felices.
Tú me has hecho a mi feliz esta tarde.
Gracias preciosa.
¿Y de lo bien que escribes qué? Eso sí que es un lujo.
Transmites una capacidad de lucha impresionante.
ResponderEliminarValiente y honesta.
Mi cariño y mi abrazo.
¡Fuera ese sentimiento de culpa!, eso no va contigo, porque lo que hagas para tener tus medicinas, está bien justificado. Pero paga la luz, no jodas, que ya va a empezar la Rosa de Guadalupe.
ResponderEliminarUn beso, Flor.
Yo la verdad no elegí el camino, simplemente en la encrucijada mire a derecha e izquierda y me fui por el camino de bajada .era mas cómodo- más a la vuelta de camino se transformo en una cuesta y me dio flojera retroceder y hoy me encuentro sudado, cansado, mas sigo en este camino, con la esperanza que una vez llegado a la cumbre, todo será correr cuesta abajo.
ResponderEliminarBesos
No puedes tener sentimiento de culpa, Malque, necesitas las medicinas para aliviarte.
ResponderEliminarEs cierto que eres a contracorriente, de la mejor corriente, sólo hay que leer lo que dices.
Todo un ejemplo, sí. Muchas gracias por tus escritos y tu cariño.
Un beso inmenso, linda Flor de María :))
Y otro para Bella :))
Nadie tenemos la culpa de nada de lo que nos pasa, ni siquiera cuando hacemos algo mal somos culpables, es que no podemos hacerlo mejor o no sabemos, eso creo. Pero en tu caso, ¿qué culpa tienes? Eres valiente, vivir nunca es fácil y menos con una enfermedad.
ResponderEliminar
ResponderEliminarNo es tan fácil deshacerse de ese sentimiento de culpa por mucho que lo intentemos racionalizar y nos digan/mos que no tenemos porqué...
Tienes un corazón fuerte y valiente... y esa es tu principal medicina... tu motor.
Un beso y un cálido abrazo!
;)
A no, eso si que no, el tema de tus medicinas es cuestión de toda la familia, tu te diste a ella en su dia, para que sirve la familia si no, entre todos no debería de ser problemático solucionar eso, y si no, no se como hacerlo, pero habría que hacer algo entre todos tus amigos para sufragar los gastos de tus medicinas para que nunca te falten, cuenta conmigo corazón, y no es bla,bla,bla, es lo que siento, pero insisto, no se como hacerlo, a ver si a alguien se le ocurre como poderlo hacer de manera práctica y fiable. Con otra persona que puedes contar es con Eva LA ZARZAMORA, lo sue porque me mando un correo para que le diera la dirección del tuyo -que no tengo-para ofrecerte soluciones, espero que ya hayan hablado... :)
ResponderEliminarBesos y salud
Estupendo que haya fondeado por estas aguas, me gustó
ResponderEliminarUn abrazo.
ResponderEliminarTú eres una mujerona súper fuerte y yo te admiro.
ResponderEliminarsaludos y abrazos
Hola Flor de María. Nadie tiene la culpa de las enfermedades. Las enfermedades vienen sin más. Afortunada de tener a la familia para poder ayudarte. Eres muy valiente y lo demuestras cada día.
ResponderEliminarGracias por compartir.
Saludos y abrazossssssssssss
Lo de la culpa es ese maldito invento judeo-critiano por el que tú y tantas tus ( me incluyo) nos flagelamos a todas horas por cosas que jamás deberíamos ... lo que es inconcebible es que te culpes de gastar en medicamentos estando enferma ... que una cosa es el dolor ... absolutamente inevitable y que en tu caso llega de la mano de PP .. otra cosa es sufrir más de lo estrictamente necesario y si el sufrimiento es menor con pastillas ... como si fueran comida preciosa.. igual de necesarias e imprescindibles, si encima aquilatas y ahorras para ello ¿ qué tipo de culpa puedes sentir tú? si acaso los demás por no poderte evitar nada de ese sufrimiento ... ¿te vale si te digo que tus letras nos ayudan a quienes te leemos? que cuando a veces cuestan algunos días me acuerdo de ti y tiro para adelante .. es la pura verdad ... y te lo digo para que sepas lo importante que es que uses esas pastillas para que puedas seguir escribiéndonos estas cosas que serán cotidianas para ti, para nosotros ... lecciones de vida. Así, aunque suene ampuloso, tal cual!
ResponderEliminarMil besos cielo y ánimo que ya es miércoles y mañana jueves ... ;)
y que viva (escriba) por mucho tiempo!!
ResponderEliminarsaludos
No sé si ya lo dije, pero entre miembros de una familia la dignidad ocupa un lugar secundario.
ResponderEliminarno te apenes por tus hijos, ellos siempre serán tu respaldo.
ResponderEliminareres toda una luchadora.
besos.
Es una lucha dura la que tienes. Besos.
ResponderEliminarY ánimo.
Me gusta cuando te quejas... porque estás viva...
ResponderEliminar¿Neruda?
Nahhh!!
:))
Y te reitero mi agradecimiento por tu confianza.
Mis manos ya están escribiendo ;)
Besos, mi pendejoncita linda.