Pasados los primeros tiempos, el silencio recobra su forma abstracta, sin detalles perfectos, inoculando las formas exquisitas de los callados. Avasallado por la premura de la hora exacta. Silencio redundante en mis oídos, el tam tam tam lejano de tambores tribales. Balazos rompen en gutural sonido abriéndose las venas con sincero escarnio a la macilenta piel. Reverdeciendo en flores blancas de un cementerio escampado. Silencios monótonos marcados en los días de asueto palpando la incómoda sordera del reloj cu-cu.
Llegaron a casa con velices colmados de incógnitas. La casa de la abuela consume los días en sutil silencio. Pajarillos quietos, gatos dormidos. Personas de puntillas caminando sobre la alfombra raída por los pasos presurosos de niños latosos de antaño. Silencio confinado entre cuatro paredes.
Las noticias hablan de muertos gritando espanto. Solitarios mueren murmurando algún nombre. Dios tiene mucho trabajo estos días. No sabe para dónde mirar o quizás se ha pasado al lado malo donde es más sencillo captar almas.
Psicópatas de encierro fulminados por pensamientos oscuros dañando a la gente que más amaba. Cómo alguien mata a quien tanto amó. Cómo se tiene valor para violar la inocencia y encerrarse después en una burbuja silente, grosera. Quien masacra a un inocente debe ser quemado en aceite hirviendo y ni así pagan el delito de horror indecible.
La gente triste asomada tras la ventana participa en un concurso de sonrisas vecinas, asaltando los rostros enjutos poco antes de asomarse a la locura en que se convirtió el mundo apacible, hermoso, agonizante.
Nadie habla. nadie tose, nadie choca la mirada con nadie.
Evitando tocar lo mínimo posible los bultos saliendo de un claroscuro inclemente. Toca sol en esta época de orates. La carne derritiéndose en sudor, mojando la ropa vergonzosamente de un mirar insolente. Lluvia gris, sucia, gotas amargas convertidas en soldaditos taimados cayendo sobre el concreto hirviente.
Soldaditos de agua dan ligero alivio a la cuarentena interminable, pospuesta más y más y más días. La paciencia se acaba, los enojos brotan en tropel adueñándose de los rostros confinados. El tedio caluroso está acabando con todo el buen humor. No hay risas, no hay felicidad.
Recuerdos recientes mueren de súbito dando paso a los dolientes de la armonía familiar.
La tierra silenciosa entró en trance avisando que no hay más oportunidades. Silencio preocupado. Los mares recobraron su azul esplendoroso.
Los viejos mueren. Se ha llegado a la disyuntiva de salvar un joven impertinente o un viejo con sabia experiencia.
Silentes los médicos se miran sin ver. ¿Verdugos blancos o ángeles de la extinción?
La vida en un volado se va.
El sonido de la moneda al chocar en el piso ha dado su respuesta.
¿Dónde están los ladrones?
La muerte te inspira. Señal de vida larga. Gracias por escribir. Te quiero.
ResponderEliminarSalud.
los ladrones están ahí nada más, esperando su oportunidad.
ResponderEliminarbesos.
Esta pandemia, este confinamiento y escenas de silencios y muerte en el horizonte, te ha inspirado bien.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz día
Ayer volví a ver "El último hurra" y creo que es el tipo de muerte que todo el mundo querría.
ResponderEliminarUn saludo.
Cuando el mundo parecía que no podía ser peor... apareció la pandemia.
ResponderEliminarBesos.
Parece que la gente se ha cansado de los aplausos en las ventanas y del jiji jaja, qué buenos somos y qué bien lo estamos haciendo.
ResponderEliminarNos hemos convertido en bultos sospechosos.
A humanos confinados, naturaleza resucitada.
¿Te he dicho alguna vez lo bien que escribes?
Besos.
Has hecho un buen retrato de este momento que vivimos.
ResponderEliminarUn abrazo, Malque.
Los ladrones siguen en el mismo lugar en el que están cómodos, el gobierno.
ResponderEliminarSaludos,
J.
HAS VUELTO A ESCRIBIR COMO LA DIVINA ESCRITORA QUE SIEMPRE HAS SIDO Y SIGUES SIENDO !!!
ResponderEliminarCon o sin virus, te suplico que sigas así... :)
Besos y salud
Hola Flor de María. Un texto profundo, como profunda es ahora la vida. Me fascina como has escrito el horror en todo su contexto que estamos viviendo en todos los lugares por el demonio y asesino llamo covid-19
ResponderEliminarVeo que ahí es lo mismo que por aquí. Aquí al comienzo que estaban todos los hospitales saturados "salvaban" a las personas más jóvenes. Esto tiene que dejar una herida sangrando de continuo en las personas que tenían que controlarlo. Sobre todo en quienes hicieron tantos recortes en la Sanidad Pública.
Cada frase encoge el corazón y vemos lo malvado de algunas "personas que son tan dañinas como este virus. No me refiero a los médicos, si no a los violadores y asesinos de los que hablas en tu escrito.
Eres única escribiendo. Me agrada mucho leerte porque aprendo.
Abrazosssss