Hacía varios meses que me había salvado de la zancadilla que me mete Némesis, la hormiga ladina. La bitch que a veces asola mi vida incontables ocasiones haciéndome caer sin motivo. La enemiga número 1 de la MaLquEridA.
Nada pues, hace unos días me levanté de mis aposentos, di tres-cuatro pasos y ¡suelo! caí cual redonda soy, al suelo de los justos. Eran las tres de la mañana Pegué de gritos en camino al suelo despertando a la familia. Barry creía que me había roto el brazo. Laura intentaba revisar con afán mi cuerpecito, mientras yo atinaba a decir entre lágrimas y gritos '¡No me toquen! ¡No me toquen!'.
Tirada en el suelo cual tortuga boca arriba, meneando mis piecesitos y las manecitas. En algún momento abrí los ojos; entonces vi que la maceta en el pedestal de hierro estaba a punto de caerme en la cabezota. Me levantaron como pudieron después de ver que no tenía nada roto, la nuca se llevó tremendo golpe también. Con el tiempo los reflejos son más lentos. Tengo el brazo morado-negruzco-verdoso. Ora si estuvo duro amigos.
Hubo gritos, enojos y bla bla bla. La mera verdad que con el tiempo requiero de más ayuda. Casi desde que comenzó el año no he salido de casa. Cinco meses con cuarentena o no vivo sin salir de aquí, por eso no me ha resultado complicado acostumbrarme al encierro.
Me da miedo salir desde el inicio de la cuarentena por la razón del virus -inventado o no- me alejo de la puerta. No extraño salir. Hay pájaros cantores madrugadores, cielos azules, calor insoportable. Todo eso lo tengo al alcance de mi mano.
Laura ha estado cuidándonos y trabajando en casa. Está cabrón amigos, todos tenemos un carácter fuerte, hay que sobrevivir a ello. Nos enojamos mil veces al día y otras tantas nos contentamos.
Estando de continuo conmigo, ha visto los progresos al revés que voy teniendo. La dormidera en cualquier momento, mis pesadillas le tienen el descanso alterado, las metidas de pata en el celular y todo eso.
Hoy no pudo más, explotó y la entiendo. Vivir conmigo es desesperante. Le toca hacer el papel de madre. Ya nada más falta que me bañe y me cuide como un bebé. Con el corazón en la mano pido a todos los dioses existentes que no permitan llegar a ese estado.
Hoy reflexionando pensé que los papás aprendemos en el camino a serlo. Con los hijos pasa lo mismo. En el camino a la vejez ellos se encargarán de cuidarnos. Aprenderán en el camino como nosotros.
Si hay errores se asumen, si hay aciertos estaremos encantados.
Hoy por hoy, cierta estoy que si mi familia no estuviera conmigo en este confinamiento, no tengo idea de cómo la estuviésemos pasando. Una vez dijo un amigo, 'Yo quiero tener tu felicidad' al terminar de leer un texto mío de los del principio cuando era yo, no la MaLquEridA que se posesionó de mí, con el tiempo.
Y es que la mera verdá pasé mucho tiempo buscando la felicidad sin reparar que estaba en mi casa, con mi familia. Eso es felicidad para mí. Lo que me hace feliz haciéndome reír todo el tiempo. Con Némesis y sin ella, con virus o sin él, ya no busco nada, todo lo tengo dentro de mi casa.
Pues tienes lo mejor que se puede tener.
ResponderEliminarBesos.
Tener una buena familia no tiene precio.
ResponderEliminarBesos.
Yo la felicidad no la he encontrado aún.
ResponderEliminarSeguiré caminando y cayéndome, y levantándome... a veces pienso que no existe la felicidad como estado permanente, que eso es una mentira para que la gente no piense en el triste final que a todos nos espera.
Besos.
Qué bueno que hayas podido darte cuenta! ...nunca es tarde para ser feliz.
ResponderEliminarUn beso.
Siento la caída y te deseo lo mejor... la verdad es que no sé qué decir...
ResponderEliminarEl apoyo y compañía de la familia es fundamental...
Abrazo
Eres afortunada de tener cerca ese apoyo familiar.
ResponderEliminarBesos.
Cuídate.
Suerte de familia pero aunque se pongan en plan paternal ,duro, igual no queda de otra. Que´cacho caída, (hostión diríamos en España), que te pegaste hija mïa, jolines qué daño podáis haberte hecho. Los morados se van, la rabia queda un ratito.
ResponderEliminarUn abrazo y cuidate.
Siento lo de la caída, Malque.
ResponderEliminarY me alegro mucho de todo lo que dices de tu familia.
:)
Muchos besos, con mucho cariño.
La suerte de esta situación es que nos está abriendo los ojos. Nos hemos dado cuenta de que antes éramos felices y que las cosas sencillas que dábamos por hechas pueden esfumarse en tres pasos después de levantar.
ResponderEliminarSaludos!
Siento mucho la caída,pero adoré tu reflexión,abrazo y cuídate.
ResponderEliminarasí es; al final queda la familia para tener dónde apoyarse y ser feliz.
ResponderEliminarlamento muchísimo los golpes propinados por la enfermedad. me gustaría que todo fuese diferente.
un beso.