El requisito era la copia de mi expediente médico donde dijera que tengo pp.
Obvio no lo tengo. En las recetas y carnet no lo indican.
Dado que vivo en la antesala del infierno y el hospital al que asisto está al otro extremo del mundo no puedo conseguirlo. Tenía poco tiempo para conseguirlo.
Hice lo más sensato, rechacé la donación. No quiero distraer a mi familia de sus empleos. Tampoco quiero pierdan su tiempo en el tráfico de esta caótica ciudad. Con lo suyo tienen.
"Lo que no es para ti no es para ti".
Además ya había ido con Barry días antes porque me dejé convencer por la señora gordita representante de los vecinos de mi calle.
Aí vamos Barry y yo con nuestra cara de pendejos -no nos gusta pedir ni agua- pero como mi silla tiene un chichón en una rueda pus dije va.
Para abreviar diré que nos mandaron mucho al carajo. Bueno no pero así lo sintieron mis mejillas al ponerse coloradas.
-Te dije que no vinieramos Barry
-Pues tú que andas experimentando nuevas velocidades paquidérmicas.
-Vámonos a la chingada
-Dale, dame la mano paloma.
No conseguí silla quesque "personalizada". Lo que obtuve fue que mi casi hijo Pogh busque la refacción para la mía. Con eso de que nunca nadie había usado silla de ruedas pos todavía se nos cierra el mundo.
Eso de querer ser primera en todo en ocasiones no conviene.
Digan click!
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La titular de este blog, dama exquisita, dueña de su mente pero no de su cuerpo agradece la visita a este refugio de chilanga triste.
la MaLquEridA