Debido al coronavirus he dejado de reunirme con dos de los mejores miembros de Los Apellidos
Ilustres. Con sus pláticas me llevaban a recordar datos del pasado sin ecos en mi memoria. Por ejemplo, cuando la MaLqueridA en la entrada a su juventud era bonita. Usaba tacones, minifalda. Pelo largo de rizos negros acariciando la espalda sin tener brotes de agresividad.
No pregunto
mucho sobre esos recuerdos, temo que como en la infancia haya un recuerdo que lo oscurezca.
Un día vino a la memoria un accidente grave. Entrando a la adolescencia me volví más retraída.
Por primera vez en la vida borré un texto en el que no me gustó hablar
mal de mí, cosa que de continuo hago en este blog. No sirve de nada el aprendizaje
bueno si este no es compartido a otros. Eso es lo que hago con Natalia. Hurgo dentro
del cofre de los aprendizajes lo bueno que tengo mostrándolo para que vea si le conviene o no lo que le comparto. En su pequeña cabeza
explora lo que le digo. La Bella tiene el carácter férreo como el mío. Natalia
es una MaLquEridA en potencia con la diferencia que ella sonríe mucho.
Me gusta cuando busca refugio en mis brazos. Cuando planeamos una travesura para el ogro de su padre. Un oso grandote tierno, agradable, locuaz. El otro día
Haciendo la tarea de inglés La Bella dijo al ver mi cara de azoro: No te
preocupes abuela yo hago la tarea sola. Con codos en la mesa sobándose las sienes
buscaba la respuesta a los cuestionamientos escritos en el cuaderno.
Yo pensaba, ¡ah caray cómo no voy a poder!
De haber sabido que el inglés me sería necesario hubiera puesto empeño por aprender pero no. La vida de adolescente
enfundada en ni traje de Cinderella Star no permitía saber que el mañana sería un
hoy prematuro.
Ayer sentada
frente al escritorio volví a mi época de gloria. No
escribí nada decente, quizá tampoco hoy lo haga, ni mañana. Las pesadillas asustaron
las ideas. Desintoxicada casi de todo, estoy arando la tierra de la "creatividad".
Si resalta, bien y si no también. Vivo de a poquito pa' no acabarme lo que me resta
en tragos gordos de desesperación. Camino como la Rosalía del libro de lecturas de La Bella,
más lento que una tortuga. ¿Quién tiene prisa por morir? Yo no.
¿Quién tiene prisa por vivir el mañana?
.
Eres de lo que no hay.
Hoy es lo que hay, y lo que hay es mejor que lo de ayer. Y si no pues no.
Adiós Nicanor, si te vi ni me acuerdo.
¿Cómo dijiste que te llamas?
Merece la pena vivir. Gracias por escribir. Beso.
ResponderEliminarSalud.
Una chulada. Con la nena abierta como esponja, a absorber. Con esa Malque joven y lozana comiéndose el mundo, qué post tan íntimo, y sin embargo tan universal. A Nicanor, nada de nada. :-)
ResponderEliminarUn abrazo grande y feliz finde, y no madrugues...paqué
Vivamos poquito a poco... no sea que nos atragantemos.
ResponderEliminarBesos.
La vida espera a la vuelta de la esquina, a que la sorprendas.
ResponderEliminarBesos.
Seguro que la Bella con la buena maestra que tiene será un sol radiante ante la vida. Qué bonito compartir con tu nieta ciertas experiencias. Nunca es tarde para hurgar en esos cuadernos de ingles que desaprovechamos en la juventud. Gracias por compartir pedacitos de tu vida. Mejor vivir a cámara lenta, con esto seguro que alargamos la vida.
ResponderEliminarAbrazossss
Pensando en Natalia haciendo sus deberes de inglés me ha venido a la memoria su frase del segundo día de escuela: "¿Por qué voy otra vez a la escuela, si ya fui mañana? Lo que le faltaba a la pobre. Recuérdala, pulsando AQUÍ .
ResponderEliminarEsa niña es lista como los ratones coloraos, ergo como su abuela. Creo que te has reencarnado en ella, por lo que te espera una larga vida.
Besos.
a mí también me gusta la hora de irme a dormir porque duermo profundamente; y no pasa nada si es que uno tiene que borrar un texto, yo ya he borrado varios por diferentes motivos. en cuanto a la pandemia, ésta me ha afectado en relación a que a uno lo aleja de la familia por el temor de la infección.
ResponderEliminarbesos.
El ayer solo es recuerdo, la mayoría de las veces en blanco y negro, el hoy aun depende de nosotros (cuando realmente depende de nosotros) de que color lo vamos pintando. Un abrazo.
ResponderEliminarTenía mucho sin asomarme por acá y me da gusto saber que sigues atrapándome con tus historias. Un abrazo, Malque.
ResponderEliminarEscribir, bien o mal, pero, ¿qué era eso? Hace mucho tiempo que tampoco lo intento...
ResponderEliminarSuerte,
J.
Eres un cielo. Gracias.
ResponderEliminarSalud.
Los hijos se nos pegan por lo que dejamos genéticamente, y nos recuerdan dejos, acentos, ademanes que ya en una baja edad media, que habíamos puesto en el cuatro de los trebejos. Por eso, las amistades son también un paracaídas para la memoria, cuando la memoria nos falla, o no queremos recordar. UN abrazo, Mlquerida, que por aquí se te quiere. Carlos.
ResponderEliminarMi querida Malquerida, siempre ando por aquí, más oculto que a la vista, pero siempre presente.
ResponderEliminarSe te quiere, se te extraña.
Abrazo desinfectado de COVID.
No hay prisa alguna, cada momento es un acontecimiento, solo q antes no lo ponderabas asi. Me encanto tu nieta tan habilosa! Un abrazo feliz Malquerida!
ResponderEliminarHola hermosa, lo que hay es mejor que ayer. Me quedo con esa frase, tan maravillosa como tu.
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