¡Por fin! He leído la noticia anunciando la llegada de la época más bonita
del año. Con once grados de temperatura y un grueso abrigo blanco se vistió la mañana.
Llega un frío extremoso atacando nuestros huesos, metiéndose por la nariz haciendo que los ojos se cierren
al sentir su intensidad. La neblina espesa colorea de rojo manzana nariz, mejillas y manos.
Las casitas rústicas casi extintas por el avance de la civilización exhalan humo oloroso a café de olla. Madre asoma por mis recuerdos haciendo tortillas finas de maíz. Exquisita melancolía impregnando mi nariz. ,
Arrejuntaditos dentro las familias calientan historias al compás de la experiencia. Los abuelitos secando sus suspiros cerquita del fogón. Tardará mil años en despertar el sol. Caliente en la cama despereza los rayos acurrucándose nomás otro ratito. Quizá por aí del mediodía asome los cabellos brillantes sin peinar. Bebiendo café acompañado con un bolillo. El sol se ha puesto viejo, las reumas atacan las ganas de levantarse. Regresa a dormir el día arropado con cobijas antiguas.
A la distancia la ropa tendida serán cartulinas al viento. Fantasmas de colorida manta. Ellos también estarán congeladas hasta el huesito.
Hoy por fin ha llegado la primera neblina. Allá lejos donde el aire huele a cedro, madera enraizada en los recuerdos de niña solitaria.
Me asomo a la ventana aquí en esta casa donde vivo. Aquí no hay sol, no hay neblina. El día con remedo de frío hará que los abrigos estorben a primera hora. Es un mal remedo de conciencia. Al rato el sol saldrá como si nada. La vida de un añorado tiempo existirá sólo en letras. Cuando asome el astro rey, monarca absoluto de los cielos estarán tendidas mis palabras. limpias, relucientes, bien blanquitas que no hagan daño a nadie.
El lejano lugar donde nací se vistió de blanco anunciando la llegada del frío. La época más bonita del año. Qué sol ni qué ocho cuartos. Qué playa ni que hombros desnudos. Qué cielo de lastimoso azul. El mar en tus ojos. Qué otro año viviendo con sabor a gusto atarantado.
Pingüinos corriendito rumbo a la escuela. Carne de gallina es lo que veo. Narices de rojo infantil. 11 grados de temperatura, bajarán más camino a la nieve del cerro lejano. Delicia pura bebida con sorbitos de tequila calentando el alma. Neblinas infranqueables.
Pingüinos corriendito rumbo a la escuela. Carne de gallina es lo que veo. Narices de rojo infantil. 11 grados de temperatura, bajarán más camino a la nieve del cerro lejano. Delicia pura bebida con sorbitos de tequila calentando el alma. Neblinas infranqueables.
Me gusta el frio, los días de niebla y lluvia; me dan vitaminas. Un abrazo
ResponderEliminarMe gusta lo que no dices pero escribes, lo que escribes entrelíneas. Me gusta tu manera de escribir, incluso me gusta la MaLquEridA, pero no me gusta el frío. (Hoy no diré que te quiero). Beso.
ResponderEliminarSalud.
Los pingüinos corriendito rumbo a la escuela...
ResponderEliminarMe has hecho recordar cuando yo era un torito pingüino... entonces todavía se helaban los charcos en invierno y saltábamos sobre ellos para romperlos.
Ahora aquí ya no se hielan, siempre hace calor, incluso en invierno...
Besos.
A mí no me gusta nada el invierno pero en fin, es lo que toca... Besotes!!
ResponderEliminarMuy bonito y poético texto.
ResponderEliminarYo tengo nostalgia de ese tiempo invernal, cada vez es más difícil que haga frío, no digamos ya que nieve, y cuando lo hace tampoco se parece a lo que tú cuentas.
por aquí seguimos con un sol que derrite todo lo que encuentra. Pero me resultan divertidos esos pingüinos con mochilas pesadas.
ResponderEliminarsaludos
Que bien ha quedado mi espíritu despues de leerte, esta es una de "esas" entradas muy tuyas, yo diría mas, solo tuyas, que de vez en vez te salen de adentro, supongo que es cuando el pp te respeta un poquito y te permite disfrutar de calma... :)
ResponderEliminarBesos y salud
Y lo bien que arrullas las ternuras que nos conmueves...
ResponderEliminarUn beso.
Qué hermoso texto, poético, lleno de recuerdos, de imágenes muy logradas, tanto desde lo literario como desde lo emotivo.
ResponderEliminarUna joyita, Flor de María.
Besos.
Entre otras muchas cosas buenas, tienes alma de poeta.
ResponderEliminarBesos.
¡Jujuy! Padrísimo texto...
ResponderEliminary comparto contigo ... estos ocho grados que me dieron en la mañana son una chulada
saludos mi querida Malque
Qué precioso y entrañable.
ResponderEliminarGracias, querida Malque.
Me hiciste recordar muchos momentos de nevadas, del colegio ...
Ahora, nieva muy poco. Una pena.
"El mar en tus ojos", me encanta.
Un beso muy grande.
Escribes tan bien,cariños.
ResponderEliminar
ResponderEliminarSigue así... arrullando ternuras...
Un beso y un cálido abrazo.
Mi reina del país de los hongos, esto está digno de su reino: ¡¡¡¡REGIO!!! Felicitación con fanfarrias y todos los honores.
ResponderEliminarBesos, Flor.
Cuánta nostalgia en tu crónica, pero nostalgia que ensalma y alegra, con el frío que avecina el otoño. Un bello cuadro de labores de los abuelos junto al hogar. Y qué bien le das cierre: "aquí sentada en mi sombra arrullando ternuras.". Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarY sí MaLquE... ya nos llegó, aunque alterado por el pinche cambio climático.
ResponderEliminarNos están secando hasta la melancolía del otoño y los rescoldos de las chimeneas en invierno.
Un abrazototote!!!