Todas las mañanas es lo mismo. Natalia llega hecha un ovillo. Cubierta de pies a cabeza con la cobijita de oso no quiere saber nada de mí. No acepta que me le acerque ni que le hable. Como la entiendo perfectamente me le acerco y le hablo. Me manda al carajo antes de yo termine de preguntar cómo amaneció. Sentándome junto a ella, le comienzo a acariciar la cabeza despeinada. -¡Tú, déjame!- dice y me avienta la mano. Yo sigo en lo mismo. De verdad la comprendo. ¿A quién le gusta despertarse para ir a la escuela? No a La Bella.
Le pregunto cómo amaneció, si desayunó o quiere que le prepare algo. Voy rompiendo la aspereza para conmigo. Pido que me ayude a poner la mesa. Quitándose la cobijita de encima pregunta si le puedo dar leche. Vamos avanzando.
Sirvo el desayuno, pide que el abuelo la acompañe. Dando las ocho de la mañana aprieto el botón de ¨apúrate que se hace tarde¨.
Bañarla, bañarme, vestirla, vestirme, peinarla, peinarme, perfumarla, perfumarme. Todo esto con Natalia brincando, cantando, llorando, ríendo, jugando, besando perros, midiéndose ropa, escogiendo perfume, bolitas para el pelo, calcetines, zapatos.
Cuando mal me va, es cuando hace berrinche porque quiere llevarse puesta la playera negra con la imagen de una esqueleto fluorescente. ¡Por favor abuelita! ¡Por favor! Me la quiero llevar.
-Pero Natalia la miss nos va a regañar- digo consternada. Si yo soy necia, La Bella me gana. Acepto que se la lleve, ya me tocará lidiar con la miss.
Hay días en que al cinco para la hora no se deja peinar. ¡Madre de las greñudas ampárame! Y yo con el puto temblor.
Cuando bien me va, se lava los dientes obvio mientras le canto la cancioncilla de cómo lavárselos. Se deja peinar -siempre termina con las coletas chuecas pero peinada va, qué carajo- toma el peluche que esté a la mano y gritándole al abuelo que suba por ella terminamos los preparativos.
Marchémonos a la escuela. ¡Cinco para la hora! ¡Vámonos abuelita, ven conmigo!
(Esta es la parte difícil)
La pastilla no ha hecho efecto y no puedo caminar. ¡Corre, vete aí voy detrás de ti, corre! ¡Abuelita dame la mano! No mijita se hace tarde corre. Abuelita corre si puedes. Corre con tu abuelo, me esperas en la puerta. Mientras van caminando de prisa maldigo a mis putos pies por no obedecer. Han llegado a la escuela. Natalia se niega a entrar hasta que no llegue yo. -Es tu decisión- le dice Barry a la niña. -entras o esperas a tu abuela- dice sereno.
La niña se queda pensando. Todavía estoy lejos pero me puede ver. Levanta su manita diciéndome adiós y entra a la escuela.
No llegué otra vez para despedirla pero la acompañé. Natalia ve el esfuerzo que hago y sé que lo agradece.
Puedo asegurar que la imagen que guardé hoy de ella esperándome y yo batallando con el bastón para alcanzarla, no se le olvidará jamás como a mi tampoco.
¿Quién puede en este 9 de marzo quedarse tirada llorando su infortunio? Yo no.
Había elegido este día pasarlo de noche encerrada en mi cuarto oscuro pero no puedo, no quiero. Natalia no lo merece.
Click
Por los peques ¡¡¡todo!!!!
ResponderEliminarabrazo fuerte.
otra vez la ternura. Y lo que jamás debe desaparecer: la inocente infancia.. Ni el desvelo...!!!
ResponderEliminarbesotes
Ay Malque...
ResponderEliminarTe vio, y la acompañaste.
Eso es mucho.
Besos.
Te juro que se me anudó la garganta. unas ganas de llorar... qué hermosa relación tiene las dos. Ella es una cosita deliciosa y tú la mejor abuela que he conocido.
ResponderEliminarUna de las mejores abues Malque, y el bastón no cuenta.
ResponderEliminarBeso para ud.!
Anoche me acordé mucho de ti, vi por enésima vez " En el estanque dorado", todos los actores están impresionantes pero en la vida real, Katharine Hepburn ya tenia el Parkinson en marcha, con esa enfermedad hizo varias películas con actuaciones magistrales, en esta ganó un Oscar, si uno se fija se ve claramente como lucha con el movimiento de cabeza que ya tenia y me preguntaba la cantidad de veces que tendrían que repetir escenas, todo el tiempo, admirando su actuación y su gran mérito de controlar su enfermedad, me acordé de ti con emoción... :)
ResponderEliminarBesos y salud
Malque, eres una campeona, hiciste mucho acompañándola hasta donde pudiste, pero eso es de ser una superabuela campeona, así que mi enhorabuena, querida amiga. Besosss
ResponderEliminares una historia íntima, profunda en cuanto a sentimientos y afectuosa.
ResponderEliminarbesos.
Esa es la actitud!!
ResponderEliminarArrribaaa, arribaaa, mi pendejona linda.
Di que sí.
Caminando siempre, pese a los pasos que pensamos no dejaran huellas, que sí dejan...
Saluditos.
Los niños por pequeños que sean se dan cuenta de todo, sabe lo mucho que la quieres, lo que te esfuerzas por todos.
ResponderEliminarBesos, buena semana
Mereces que te veneren; así de claro y conciso.
ResponderEliminarBesos Malque.
Cariño.... pues que te sea leve dolor y estes al 100% para ese remolina bello de Bella.
ResponderEliminarEres, también, la mejor abuela.
ResponderEliminarLo que no entiendo es ese empeño que tenéis en que la niña vaya a la escuela. ¿No fue ya mañana?
Besos.
Eres lo máximo Malque y Natalia lo sabe, los niños siempre van hacia quienes les tienen cariño, saben lo que hacen n.n Un abrazote!
ResponderEliminarSeguro que valora tu esfuerzo y me encanta cómo te anima a intentarlo. Besotes!!!!
ResponderEliminarCada vez que te leo me traes recuerdos cercanos
ResponderEliminaral año de morir mi padre nacieron mis gemelos mi madre siempre dice y creo que siempre dirá que gracias a ellos salió de las 15 pastillas que tenía que tomar, salio ella adelante por criarlos y cuidarlos y es que asi es la vida, la vida trae vida Malque ; nueva savia que nos renueva
un beso grande
Hola Maquerida , muchas veces cuando te leo , veo en ti a mi abuela que no pude disfrutar , ya que ella murio cuando yo tenia 11 años , y a dia de hoy han pasado 28 años y la echo mucho de menos , por que ella era muy buena , me a gustado mucho tu entrada de hoy , besos de flor.
ResponderEliminarMe he soltado a llorar. No se que decir.
ResponderEliminarEres para mi un gran ejemplo. Abrazo. Tqm !