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jueves, 26 de marzo de 2015

Inexistente

Cuando no tengas nada qué hacer, acuérdate de mi.

La realidad es esa, si convierto un gran deseo en plan, este no se cumple, por eso no pienso en el futuro. No Tengo Plan B por si pasa algo.

A casi una semana de Barry estar enfermo, he tenido que hacerme cargo de todo lo que habitualmente hace. 
El primer día me puse histérica. Después de mucho tiempo de esperar a que todo me solucionen, he debido hacerlo yo. 
Grité, maldecí, choqué mil veces con los chihuahuas. Volví a maldecir mientras Barry perdía el equilibrio. Gracias al mareo que no se le quita estuvo a punto de chocar el lunes.
Los daños han sido pocos. Un susto doble con cara de triple, una taza rota y un monstruo feo vía Natalia La Bella.

Tuve que alterar la toma de medicamentos. Debo estar cuerda y consciente para que todo marche bien. Cierto que tengo poca paciencia sobretodo para no enojarme con él porque no quiere tomarse la medicina pero ni modo, debo apechugar por nuestro bien y el de La Bella que se la vive con nosotros.

Lo más complicado ha sido salir a la calle, pero hay que hacerlo tomando las debidas precauciones.
Me he hecho cargo de Natalia y de mí completamente además de estar atenta a que Barry se tome los medicamentos a su hora. Sensación curiosa es la de estar del lado de los sanos.

Andando en la calle tuve que aferrarme al brazo de Barry para que caminara derecho. La orientación la tiene perdida y yo caminando dubitativa de su brazo parecemos seres sin saber a dónde ir.

Esa es la razón por la que me di cuenta que no tengo Plan B.
Si él y yo necesitamos cuidados ¿qué vamos a hacer?
No encuentro la solución pero como siempre digo, saldremos adelante y lo que está pasando será una mera anécdota.

Toca tranquilizarlo. Él es muy sano pero la crisis que está viviendo lo tienen estresado. Hay que mantenerse quieta y callada para no empeorar la situación. Él ha hecho mucho por mi, entonces lo menos que puedo hacer es aguantar sus berrinches de viejito. Lo demás será siempre lo de menos. 













domingo, 22 de marzo de 2015

¿Escuchas el tam tam de los tambores? Dime que si

Recuerdo allá por los tiempos en que mi vida estaba atrofiada por propia convicción, vivíamos en el departamento de la virgen imaginaria, formada en una grieta por el agua de lluvia. Cada quien cree lo que quiera creer y si todos dicen que es una virgen, es una virgen. Vox Populi, Vox Dei.

Un día o mejor dicho, una noche, mi hermano menor se quedó a dormir con nosotros. Tengo la imagen grabada a fuego lento. Era madrugada, caminaba delante de mí, entonces le pregunté: ¿Escuchas tambores? -No- respondió y seguimos la ruta por el pasillo de los insomnios baratos, los que pasan factura al correr de los años dejando su huella imbatible debajo de mis ojos. Cremas contra las ojeras de mujeres preocuponas apiádense de mi.

Ese es el primer recuerdo de los tambores que escucho siempre cuando despierto en las madrugadas. Siempre verdadero, dicho con el debido respeto para los siempres manoseados por el hartazgo del no saber con qué sustituirlos.

Oigo tambores, ahora mismo los estoy escuchando. Ignoro si son reales. Tal vez alguien en su lejana memoria -muerte discontinua- olvidó llevárselos y cada que un irreal pasa por el espacio que no existe, los aporrea para aferrarse a algo llamado vida.

Imagino. Yo siempre imagino para poder seguir viviendo.

Anoche cuando los vapores del insomnio se desvanecían entre tus versos fallidos, pude escuchar a Barry preguntando qué se me ofrecía. Mi lengua no tuvo fuerza para responder ni mi cuerpo para moverse. Era un desecho de mis propias virtudes. Pude oír antes de caer en el hoyo negro inventado por el alter ego para hacer que los sueños se suiciden y lavarme las manos sin culpa -Gloria in excelsis deo- un ¡no mames! de Barry. Expresión que usamos sin decoro cada que se nos da la gana y cuando no también. No somos lo que hablamos. Somos y ya, es todo.

Cerrando la puerta a la realidad -mutismo abyecto tómame en tus brazos- cerré los ojos sin preguntar de qué se sorprendió.
Cuando el sueño llegue y te posea no ofrezcas resistencia sea quien sea que por ti suspire. Mejor es dormir. Que sea lo que dios quiera. ¿No que eras atea? Si, por la gracia del dios vivo.

Es madrugada, casi cuatro de la mañana, hora en que Lucy -diablo venido a menos- recoge sus artilugios y se marcha a dormir el fastidio de comprobar que cada día le temen nada. Los sátrapas, esquiroles de la vida le han superado.  

Quiero ir al baño pero me da miedo, hay que pasar por el rellano oscuro de la escalera. Tengo  pavor -hoy como nunca- le temo al fantasma de mis propios miedos.
No quiero despertar a Barry, es domingo, no se vale pero necesito ir al baño. Busco estúpidamente a alguien despierto en whatsapp -como si sirviera de algo- tú tan lejos y yo tan sin ti. Nadie despierto.
Oigo los tambores con un ritmo cada vez más desenfrenado, música tribal enmohecida hasta la ruptura de sus propias emociones.
La alcoba está más oscura que de costumbre. Si tan sólo pudiera prender la luz, pero es que, no quiero moverme por temor a despertar a las ánimas que habitan el espacio sin tiempo. Recuerda una cosa, si vas a rezarle a las animas benditas será para siempre, una vez que las invoques ya no se irán de ti. Si las olvidas son un poquito vengativas. Allá tú y tus queveres con los irreales. Te lo digo yo que de eso sé muy poco. Las dejo en paz, ya sufrieron bastante en este mundo que no a todos concierne.

Apenas puedo ver lo que escribo. Retales de insomnio inmortal violando mis pupilas. Sueños desbocados a renglón seguido. ¿Qué sabes tú de mi como para merecer estar en tu vida?

La luz blanca del iPad aleja todo lo malo. Halo de luz esquizofrénico cuidando mis dedos y las ideas que de ellos fluyen.
Afortunadamente los chihuahuas duermen al lado. Pequeños seres roncando a ras de mis desvelos. Evitan con todo y su pequeñez que los habitantes del submundo se me acerquen. ¿Los oyes soñar? Ellos también tienen pesadillas.

Requiero ayuda inmediata, el contenido de la vejiga está al borde de la huida. No se asusten, todos somos humanos. Benditos los que pueden ir al baño sin traspies porque de ellos será el reino de los limpios.

Anda ve, desde aquí te veo. ¿Y si me sale un monstruo? Los monstruos no existen. Aquesicierto, el mío siempre ha estado debajo de la cama. Dios de los amorfos por qué no me ayudas, nomás es ir al baño y regreso. Dale fuerzas a mis pies, a mi cuerpo, a mi alma, a mi todo. Arrópame con el soplo fresco de la cordura, no dejes que el miedo enraice en esta alma poco valiente en menesteres escatológicos.
Para ti no es nada, para mí es seguir guardando la vergüenza en el desván de los decoros. Total, qué tanto es tantito.






viernes, 20 de marzo de 2015

Sin cargo de conciencia

Con su actitud recalcitrante, el sol lastima los ojos de Cinderella Star. Cual Penélope momificada en actitud parsimoniosa intuye los días que han de venir. Calurosos tirándole a infernales. 
Para ella todo ha ido bien en estos días en que el sol se ha tomado vacaciones. ¡Pura vida! 

Las lluvias atípicas - les dicen ahora- y el frío desparpajado la han hecho muy feliz. No hay comezón -parecía chango rascándose por todos lados- y las alergias desaparecieron. Felicidad ilimitada para un ente de suyo alegre en su quimérico eterno invierno. 

Cuando allá por las primeras horas de la tarde las nubes gordas amenazan desnudarse sin menoscabo a mostrar su cuerpo flácido, Cinderella comienza a tararear una melodía jugosa con el pie derecho. El izquierdo -mero acompañante- envidia el movimiento controlado de quien en otros tiempos fuera el precursor de aventuras inusitadas.

 ¡Oh nubes obesas caed sobre mi! clama la niña en su inocencia contumaz, soslayada en lluvias que empiezan a ir en picada sobre las plantas moribundas yacidas en un abandono imperfecto. Exigua eternidad de un siempre verde.
.
Cinderella Star corre a poner a buen resguardo a su gato. De todos es sabido que a los bichos el agua les gusta solo para menguar la sed.

Arriba, en el cielo infinito donde los poetas cazan versos con ayuda de la luna, los rayos y truenos provocan sustos y estampidas humanas. ¡Córrele que va a llover! Cinderella goza, vive, siente el tiempo fuera de foco. Lluvia hacedora de alegrías imberbes, ven a mi, tápame con tu cobija de siete pesos. Átame a los brazos fríos de tu mirar. Frío que a pocos gusta. Ama la niña este tiempo. 

Llueve en la antesala de la primavera. 

Prestos a salir de vacaciones, la gente empeña el apellido pa' gozar un poquito fuera del asfalto cotidiano. ¡Váyanse lejos y no vuelvan, so bellacos altaneros!, disfruten su playa llena de gente y guaraches tendenciosos y háganme feliz. 

Las flores están amaneciendo en mi pequeño jardín, listas para anunciar que la primavera esta a unas horas de enloquecer a la gente con sus buenas vibras vestidas de blanco y energías nuevas provistas del cielo azul irreverente.

Hablen de ella y déjenme ser feliz en mi hoyo de oscura maledicencia.

Mujer de poca fe, pido junto con Cinderella Star que la primavera no asiente sus reales y claudique pronto en el afán de mostrar su belleza durante quién sabe cuantos días y se marche pronto. Ya habrá tiempo de renegar cuando entre el verano aún mas feliz y me joda la piel. Ah si esta fuera más resistente, la primavera y sus calores me vendrían guangos.

Mi carácter melancólico en simbiosis mítica con el airoso otoño y el helado invierno de una vida que no se lleva muy bien que digamos con la naturaleza pero que acepta con humor -¿ya qué?- lo que la vida le ofrezca aunque sea a regañadientes.

Florecitas multicolores a mi, no menosprecien la felicidad inocua de una señora mal acomodada en este tiempo febril.













miércoles, 18 de marzo de 2015

Mezcal de Pechuga

Una de las cosas que me hubiese gustado hacer en otros tiempos es haber aprendido a fumar o a beber como señora nice. Saber cruzar la pierna elegantemente sin hacer malabares para evitar enseñar los calzones. Usar vestidos entallados sin nada debajo, bueno si, lencería fina de encaje y tal, de esa que hace que a los hombres se les caiga la baba nada más imaginar lo que hay bajo el vestido y soñar en cómo desprenderla de ese cuerpo sutil.

Me hubiese gustado haber aprendido a usar zapatos de tacón de aguja, bolsos de marca, peinado de salón. Ir a que me hicieran el manicure, pedicure, masajes cada que me doliera la uña del dedo gordo y lo más importante, usar un perfume que de tan fino no haya nadie más que lo pueda adquirir, sólo yo para cuando camine con paso garboso por las avenidas como modelo esquelética, deje un halo de sofisticación para que nadie me olvide jamás de los jamases, amén.

Pero dios no cumple antojos ni endereza jorobados. La cigüeña se distrajo y me dejó caer en un cuasi pueblo donde las mujeres poco o nada fuman, se visten modositas enseñando apenas el nombre y el perfume que usan es el que guardan en las trenzas gruesas hechas por las manos diestras de una madre presurosa.

Ni modo.

No aprendí a fumar como señora nice pero si lo hago como señora neófita en tales menesteres, al menos ya no me trago el humo.
Tampoco aprendí a beber pero como señora bajada del cerro me aviento mis tequilitas entre pecho y espalda al son de ¡éntrele mi Florecita! ahora que se puede.

Cuando bebo tequila me limito a tomar cinco madrecitas de esas en las que lo sirven. ¿Por qué cinco? porque me he dado cuenta que al llegar a esa cantidad el piso se empieza a mover y mi lengua se convierte en una de merolico, entonces mejor cinco y aí muere, no vaya a ser que pase lo que en Caborca.

En mi perra vida -no es ofensivo decirlo ¿eh? no te espantes Emilio- no había bebido otra cosa hasta hace unos  días en que descubrimos -mi acompañante y yo- una botella de Mezcal de Pechuga traída desde las lejanas tierras de Oaxaca, paraíso verde, tierra de los ancestros de La Bella.

Me chuté tres raciones con su limón y salecita antes pa´ no hacer gestos. No sabe tan mal y lo mejor de todo es que no me hizo ni cosquillas por consiguiente ya sé con qué voy a brindar cada que haya oportunidad. Ni la cabeza me dolió. No me maree ni el piso tembló cuando me levante de mi asiento.
Mezcal de Pechuga pa´ todos, yo invito. ¿Quien dijo miedo? El trago es pa´ los machos y para las parkinsonianas valientes valemadristas.

¡A su salú!

Digamos salú otra vez para olvidar a los poetas distraídos y a los amigos que se entretienen en adorar a sus otras amigas y a mi que me muerda un perro. Salú por ellos aunque mal paguen.

Por cierto, me he quedado sin versos y sin rimas. Convertida estoy en cazadora de poetas funambulistas que se juegan la vida todos los días a la orilla del precipicio por un amor de literatura. Salú por ellos aunque no paguen.

¿Y a qué viene todo este rollo fútil sin sentido?
Ah pues no tengo nada qué hacer y estoy matando el tiempo mientras llega la hora de ir por La Bella.

Salú!













lunes, 16 de marzo de 2015

Alegorías rupestres

Grande estoy para andar correteando amores pasados de moda,
para buscar hombres mudos
ensimismados en su yo incomprensible.
Belleza efímera.

Demasiado grande para llorar amores fallidos
y entender al corazón que no late por mi.
Grande para creer en príncipes azules y en amistades fervientes.
El contigo para siempre de caducidad inmediata.
No penes más,
en otro tiempo será
si es que existe la eternidad.

Amanezco sin el sol de tus palabras,
balbuceos eternos
muero sin ti.

Para decir verdades en forma de canciones,
se necesita urgencia de sentires,
requiebros de amor iluso,
ambrosía excelsa
agonía sin fin.

Alegorías fantásticas entre tus dedos.
Ignoto amor
no mueras más por mi.








miércoles, 11 de marzo de 2015

¿Cómo saben los pájaros que es de noche?

¿Las manchas caminan? Por mi ventana han pasado dos. No tenían forma, redonda quizás. Una subiendo como nube negra y la otra pasó nomás como verso disecado agarrándose de las cortinas.
Para mantenerme despierta imploro mis memorias idas. Hace ratito recordé cuando me enseñaron a hablar con educación. Se dice ¨Sí señora¨, ¨No señora¨. Me enseñaron a comer con cubiertos no una cuchara para todo. En esa época me enseñaron que hay ropa para invierno, para verano para cada estación del año. Hay para salir, no un vestido lavado cien veces. Nunca me molestó ser pobre. Lo que me dio en la madre fue dejar de ser rica. Dios no le da alas a los alacranes. El mundo perdió una tirana y ganó una señora melancólica. Cuentacuentos en desuso está olvidado.
Aprende a escuchar, no interrumpas a tus mayores, no seas mal educada. Blah, sólo quería dar mi opinión. 
Flor de María, lava esos calcetines o no tendrás para mañana y le tallas bien los talones con jabón de pasta, que no queden percudidos o ya verás. Los dejas un rato tendidos sobre las piedras pa´ que les de el sol. Calcetines, calcetas blancas con una liga pa' que no se te caigan. ¿Me prestas los tuyos? 

Los pájaros de la azotea de mi casa han nacido ya. Su piar mañanero desquicia a su padre quien parado sobre la antena respira libertad sin hijos. La madre pájaro recolecta lombrices que la lluvia de anoche sacó de paseo.
Otra vez han dado las cuatro como ayer, no creo poder vivir en vigilia eterna. 
Los padres y el poder violatorio que se toman porque sí. Por ella hay que hablar. 

Los cuadernos son todos igual. Los Scribe no. 
Me decían obedece, calla, no preguntes, no cuestiones. La vida es así. Hay dos clases de gente -lo acepten o no- pobres y ricos. Tú eres pobre ¿verdad? ¿Y entonces que haces aquí? Las barbies se codean con las muñecas de trapo. Ken infiel. Las mujeres cuando son engañadas les queda el recurso de menospreciar a "la otra". Tú eres más bonita mamá. Se oye que cae una gota pero no consigo saber de dónde. Las goteras de la infancia y su poder de arrullo maternal. Las niñas usan moños. Otro noche más de vigilia. Las películas mexicanas y su decadencia histórica. Nunca es tarde para comenzar a leer Alicia. Los hombres y el poder guardado en su entrepierna. Él no sabe que escribo sobre él. El, la, los, las. Todo se reduce al dinero y el que diga que no es porque nunca ha sido pobre lo que se dice pobre. Yo tampoco. No me llames emo, te lo prohíbo. Las fotografías antiguas sirven para ver qué tan mal te ha ido en la vida o cómo te ha tratado tu marido.

Se aproxima el fin de semana, estrés terapéutico. Come todo lo que puedas pero con medida antes de que te lo prohíban. Los violadores tendrían como castigo ser inmortales para que sufrieran en carne viva todo el daño que causaron. Una y otra vez.
Lo que son las cosas. Me cuesta trabajo empezar a escribir mis ideas, luego ya no puedo parar. En la vida real ningún hombre dice: "Te voy a hacer mía" . Telenovelas estúpidas para gente sin cerebro, con perdón o sin el. 
Ayer -si es que entendí bien- me dijeron humanista. No sé qué quiera decir. En mi escala de noséqué hay bueno y malo. Voy a investigar a qué parámetro corresponde. ¡Mira mamá, tu hija tiene un blog! No se dice "¿Eh?", las niñas educadas dicen "Mande". ¿Eh?
Hoy seré dueña de mi mente hasta las diez después no respondo si empiezo a reír nerviosa. Nunca fui novia de pueblo, ni siquiera de pueblo soy aunque parezca. La frontera entre tus trenzas color negro que, lo siento -no te decepciones- no son azabache.














lunes, 9 de marzo de 2015

Cobija de oso

Todas las mañanas es lo mismo. Natalia llega hecha un ovillo. Cubierta de pies a cabeza con la cobijita de oso no quiere saber nada de mí. No acepta que me le acerque ni que le hable. Como la entiendo perfectamente me le acerco y le hablo. Me manda al carajo antes de yo termine de preguntar cómo amaneció. Sentándome junto a ella, le comienzo a acariciar la cabeza despeinada. -¡Tú, déjame!- dice y me avienta la mano. Yo sigo en lo mismo. De verdad la comprendo. ¿A quién le gusta despertarse para ir a la escuela? No a La Bella.

Le pregunto cómo amaneció, si desayunó o quiere que le prepare algo. Voy rompiendo la aspereza para conmigo. Pido que me ayude a poner la mesa. Quitándose la cobijita de encima pregunta si le puedo dar leche. Vamos avanzando.

Sirvo el desayuno, pide que el abuelo la acompañe. Dando las ocho de la mañana aprieto el botón de ¨apúrate que se hace tarde¨.

Bañarla, bañarme, vestirla, vestirme, peinarla, peinarme, perfumarla, perfumarme. Todo esto con Natalia brincando, cantando, llorando, ríendo, jugando, besando perros, midiéndose ropa, escogiendo perfume, bolitas para el pelo, calcetines, zapatos. 
Cuando mal me va, es cuando hace berrinche porque quiere llevarse puesta la playera negra con la imagen de una esqueleto fluorescente. ¡Por favor abuelita! ¡Por favor! Me la quiero llevar.  
-Pero Natalia la miss nos va a regañar- digo consternada. Si yo soy necia, La Bella me gana. Acepto que se la lleve, ya me tocará lidiar con la miss.

Hay días en que al cinco para la hora no se deja peinar. ¡Madre de las greñudas ampárame! Y yo con el puto temblor. 

Cuando bien me va, se lava los dientes obvio mientras le canto la cancioncilla de cómo lavárselos. Se deja peinar -siempre termina con las coletas chuecas pero peinada va, qué carajo- toma el peluche que esté a la mano y gritándole al abuelo que suba por ella terminamos los preparativos.

Marchémonos a la escuela. ¡Cinco para la hora! ¡Vámonos abuelita, ven conmigo!

(Esta es la parte difícil) 

La pastilla no ha hecho efecto y no puedo caminar. ¡Corre, vete aí voy detrás de ti, corre! ¡Abuelita dame la mano! No mijita se hace tarde corre. Abuelita corre si puedes. Corre con tu abuelo, me esperas en la puerta. Mientras van caminando de prisa maldigo a mis putos pies por no obedecer. Han llegado a la escuela. Natalia se niega a entrar hasta que no llegue yo. -Es tu decisión- le dice Barry a la niña. -entras o esperas a tu abuela- dice sereno.

La niña se queda pensando. Todavía estoy lejos pero me puede ver. Levanta su manita diciéndome adiós y entra a la escuela.

No llegué otra vez para despedirla pero la acompañé. Natalia ve el esfuerzo que hago y sé que lo agradece. 

Puedo asegurar que la imagen que guardé hoy de ella esperándome y yo batallando con el bastón para alcanzarla, no se le olvidará jamás como a mi tampoco.

¿Quién puede en este 9 de marzo quedarse tirada llorando su infortunio? Yo no.

Había elegido este día pasarlo de noche encerrada en mi cuarto oscuro pero no puedo, no quiero. Natalia no lo merece.


Click













domingo, 8 de marzo de 2015

Gatos en la azotea

Toca hoy echarle la culpa a los gatos de mi insomnio. Calixto anda en la azotea defendiendo de un minino de pelaje negro y de exquisitos ojos amarillos, el territorio que ha ganado a fuerza de arañazos y peleas al límite. Puede ser también que ande de farra con el gato del vecino. Sí, el bicho blanco con manchas verduzcas cuyo amo se queja de que mi Calixto entra a su casa a robarle la comida. Lo que el viejito no sabe es que mi gato entra con la venia del suyo. Vaya con él.

Imposible volver a conciliar el sueño. Las cápsulas verdes han sido reducidas a nada, El insomnio ha vuelto a vencer. Dios de las almohadas hazte dueño de mis párpados y déjalos caer sin miramiento.

Traslado la memoria de mis días -ante la cercanía de una fecha inolvidable por más que intente no recordarla- a una mañana en el hospital.
Había pedido ese día a Barry que me acompañara. El neurólogo cada vez que iba a revisión, me preguntaba si iba sola. Comenté eso con él y decidió acompañarme.

Puedo verlo claro, como si lo estuviera viviendo. De hecho cada año se repite la misma escena. El neurólogo detrás de su escritorio, vestido de camisa blanca y corbata café me veía por encima de sus anteojos colocados a media nariz.
Hizo algunas preguntas a Barry, luego a mi yo ausente, mientras escribía algo en el gordo historial médico.

Todo lo mío es gordo, ego incluido.

Salieron de su boca infinidad de síntomas que como profecías se han ido cumpliendo al paso de los años. La última es mi voz ronca y queda. Mis gritos ya no asustan a nadie. ¡Grita! dice Barry sin darse cuenta que él en su desesperación lo está haciendo por mi.

Si hablamos de exactitud seis años han pasado desde entonces. Recuerdo que lo menos cruel que dijo el médico fue que tengo parkinson de ahí a decir como iba a quedar al paso del tiempo fue cerrar los oídos y no querer saber más.

Dice la señorita médica que las enfermedades que me han atacado desde pequeña eran gritos pidiendo ayuda a un hecho que estaba sucediendo en ese entonces. Nadie supo descifrar esas señales. Enfermarme se convirtió en parte de mi vida. Nunca nadie supo escuchar. En descargo al hecho sutil de llamar la atención -según los que saben- diré que nunca he provocado nada. No soy hipocondríaca. El cuerpo corrobora mi dicho. La verdad es clara como el agua del grifo, tengo un alma frágil debajo de este cuerpo que nadie cree enfermo al verme tan normal como cualquiera. Todo es cosa de empezar a caminar, hablar, a todo.

Dicen algunos que el parkinson es una enfermedad mental provocada por uno mismo. Se debe al no querer soltar querencias ni recuerdos añejos. Es una forma de defensa (todavía no encuentro contra qué). A decir verdad eso me parece una reverenda estupidez -con perdón de a quien corresponda -¿quién querría por si mismo enfermarse?- yo no. Aún no llego a ese grado de degradación. Redundancia pura.. 

Pájaros en desbandada vuelen lejos y sean felices. 

No tengo problema en soltar amarras, querencias de mi propia carne. Mis hijos se han ido del nido y nunca les he llorado. Me alejé de Los Apellidos Ilustres sin ningún remordimiento. Había llegado el momento de irse y lo hice. No hubo problema con eso. Cierto que tengo un problema en comprender que los amigos tengan que marcharse, incluso les ruego no lo hagan pero viendo que no hay remedio lo acepto. Supongo que lo mismo pero no igual sucederá el día que deba irme de La Bella. Lo aceptaré como acepté el hecho de alejarme de dios porque siento que se ensañó conmigo, sin olvidar claro que hay más infelices y desamparados que yo clamando su nombre en pos de una ayuda que nunca llega pero bueno, estoy hablando como es costumbre de mi.

Sigo pensando que dios no existe aunque lo nombre mil veces, la culpa la tiene mi educación católica que envía sin querer su nombre a mis labios blasfemos.

Como quiera que sea mañana debiera no existir para mi y para quienes les importo. Es tonto pensar eso porque igual si no existiera hubiese sido otro el día negro en mi vida.

Apelo a mi deseo de no vivir mañana porque se me da la gana.

Dicen que uno no puede reducirse a ser una enfermedad, a anularse y tener en mente sólo eso. Tengo claro que soy más que el parkinson. Tengo claro que batallo cada día para olvidarme que se ha adueñado poco a poco de mi pero también tengo claro que por mucho que lo quiera no voy a olvidar el nueve de marzo del 2009. Año en el que todo empezó -blog incluído- en este lugar que antes era un sitio más o menos aceptable para convertirse en un muro de lamentos. Me regodeo en mis propias miserias y en el palpitar de un nuevo e incierto día.

Las cosas como son.

Hola, soy Flor de María y tengo parkinson. (Para los que no lo saben, para los que si, es un poco más de lo mismo cada año)

Ustedes habrán de perdonar las ausencias inequívocas de mi.

He corregido tantas veces mi texto que dudo que lo que escribí era lo que quería decir. No importa nada. ¿A quién le importa nada si ni a mi misma importa lo que a esta altura pienso?

Me voy a dormir que es domingo y no se desvela uno nomás porque los gatos tienen fiesta en la azotea ni porque exista el mañana aún en contra de uno mismo..

Abur















miércoles, 4 de marzo de 2015

Pajareando por los aires de la sensata insensatez

Decía un hijo mío adoptivo -cuando era pequeño- que todo me pasaba -lo dijo cuando un día se cayeron las tijeras en la frente dejándome un hoyanco ensangrentado- y... oigan de veras ¿y si me hubiera caído en el ojo? ¡Cristo de los Piratas gracias por salvar mi ojo!
El hoyanco quedó a unos centímetros de mi ojo izquierdo. ¡Madre mía! Y dicen todavía algunos que no tengo suerte, que estoy más salada que un chamoy o un moco. Nel, me considero elegida de la diosa fortuna pero al revés. En fin, decía que -¿por qué me distraen con sus elucubraciones ?- que a mi todo me pasa se los juro.

Digo esto porque me salió desde hace unos día una perrilla y nomás no se me quita - para los que no saben qué es una perrilla les diré que lo siento pero yo tampoco. Sé que es una bola que brota en el párpado, esta hace que se cierre y que ande uno por la vida como boxeador noqueado, con una lámpara sin luz por decirlo de manera coloquial.
 Los nice cuando les ocurre eso gustan de ponerse gafas porque qué vergüenza! ¿yo a media luz? Nel nadie puede verme así. Antes muerta que sencilla. Oculto mis ojos detrás de una vitrina con vidrios oscuros.

El populacho dice que las perrillas salen porque uno ve perros cogiendo, como eso no debe verse pues ya está, castigo divino pa'l fisgón de las artes amatorias perrunas. 
En mi caso, no me salió por eso. Lo más que llego a ver todos los días es cuando Tiki el chihuahua viejo le lame el pene en señal de sumisión -no se me ocurre otra cosa a menos que Tiki sea gay- a Babo Alejandro. 

Mi amigo que es tan simple como yo y se ríe de mis chistes bobos, dice que lo que hace Tiki es sexo oral pero yo digo ¿sexo oral canino? Muero de risa, los perros no hablan. 
Me acordé de alguien que decía cuando estaba despertando a la vida que creía que el sexo oral era cuando la pareja se la pasaba platicando. Ternurita. No se rían, es la mente virgen de una pequeña sin malicia.

La cosa es que la perrilla no se me quita y eso que llevo cinco días con ella. ¿Y si se enamoró de mis ojos tristes y por eso no se quiere ir? Perrilla enamorada de los sueños que ellas no tendrán. (Río por no llorar). Obvio que en caso de que las perrillas sueñen, podría ser. Yo ya no estoy cierta de nada que suene posiblemente imposible. Como eso de que los poetas un día amanezcan con ganas de cambiar de musa porque la de abril ya no la inspira. Oh dios de todos los versos, las musas reclaman tu presencia inmediata so pena de que una  que otra se suicide contándose sus propios chistes sin gracia y sin el menor atisbo de carcajadas aunque sean programadas. Click.

Mis ojos -tengo dos- son de ensueño por aquello que los tengo gachos. Y... ¿por qué estoy hablando de esto? Npi. Voy a tomar aire, mi cerebro no carbura. Requiero aires nuevos. Secuencia melodramática de una vida sin posturas.

¡Ah si, ya me acordé! Decía que a mi todo -obvio no- me pasa porque después de haber convencido a Barry -nada de trabajo me costó- de que corriera conmigo los cinco kilómetros de la Pasos Lentos, resulta que no habrá carrera.
Me alteran los nervios los planes fallidos pero lo tomo con calma, ¡lalaralará! Como dijo Natalia ayer que el tiempo se evaporaba en la chorcha del desayuno: Abuela, te voy a tocar música para que te tranquiles, (idioma niña hermosa).

Secuencias melodramáticas de una vida sin posturas en un miércoles muy quitadito de la pena.












domingo, 1 de marzo de 2015

Seres de luz




Hongos regalo de un ser de luz llamado Danya León


Innumerables son los sucesos que el olvido ha robado de mi memoria. El saqueo ha sido constante, persistente su querer liberarme del yo pasado.
Sin poder evitarlo me encuentro con las manos atadas ante su ataque. Olvido se apodera de mi mente. Esta ha sido untada con teflón de la mejor calidad. Nada se me pega.
Llegué a un punto máximo de olvido de los últimos días. Leí un texto largo en un blog y al tratar de analizarlo pude ver que no recordaba nada. Ni el nombre del texto ni de lo que trata ni a quien pertenece. Olvido se ha instalado en sus aposentos. Es mejor así. ¿Qué tal que dejo de cantar miserias y me vuelvo un ser de luz? Así podría electrocutar a uno que otro tunante que se cruza en mi camino



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Musa con cuernos

PARA LA MALQUERIDA

La Malque es un corazón de sol escondido y mil silencios largos. Es beso de agua y luz de ciegos en el desierto diario. La leo y me leo. La leo y la siento. La leo y la quiero. Vamos de la mano desconocidos y alejados por los caminos rotos y astillados de la vida cansada y del tiempo huraño. Refunfuñamos por todo y hasta en el infierno tienen miedo de que un día aciago lleguen nuestros pasos. Chocamos con mil horas arañamos las rutinas odiamos la compasión nos dan risa los ángeles y mucha pena los diablos. Nos cansa todo y más que nada el resto de los humanos. A veces herviríamos a los que nos rodean y otras daríamos la vida por hacer reír a un chavo. La Malque es un corazón de sol escondido y mil silencios largos. Toro Salvaje

Porque siempre queda espacio para nuevas libertades.

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Ángeles de la fe

Yo traigo la verdad en mi palabra Vengo a decirte de un niño sin abrigo. Vengo a decir que hay inviernos que nos muerden, de la falta de un amigo. Vengo a contarte que hay luces que nos hieren, que existen noches sin whiskys ni placeres. Vengo a decirte que está cerca tu condena. Hoy una madre murió de pena. Déjame cantar, tengo vergüenza de ser humano como tú, en tu presencia. Descubrirme a mí mismo y en tu figura qué poca cosa somos sin ternura.