Oye Dios...

Desde ayer que Kiku fue la encargada de darnos la peor noticia que hemos recibido en mi familia después del parkinson, no dimensiono la magnitud de la enfermedad.

No he dormido, porque ni siquiera sé qué hacer o qué decir. Me ha tocado siempre estar del lado del consuelo, hoy no y no sé qué decir. No sé cómo reaccionar.

Cuando sabes por boca de tu hija que tiene cáncer, las palabras mueren en la garganta, se niegan a salir. Diría un buen amigo, ¨Hay que ver el lado bueno de las cosas¨. El lado bueno de esto es que se detectó en etapa temprana, aún así no lo asimilo.
Ricardo -su novio- estuvo con ella en los momentos álgidos de la noticia. Le tocó atenderla en los dos desmayos sufridos. La llevó al médico y ha estado con ella desde que empezaron los exámenes. Barry dice que eso es de lo que no se puede pagar. Parece ser que empieza a aceptarlo y eso me tranquiliza.

Todavía no le miento la madre a Dios, estoy aletargada, en shock. Como si fuera a otra persona a la que le pasara eso. Barry es sumamente religioso y si lee esto me regañará, respeto sus creencias pero tengo que gritar porque me estoy ahogando con la rabia que traigo dentro.

-No entiendo- dijo Barry. mis dos viejas enfermas, ¿por qué?

Él es muy valiente, recibió la noticia manteniéndose tranquilo para apoyar a Kiku, pero en la noche lloró cuando me dijo que gritó en el coche, odió todo y se puso a llorar, solo, sin que nadie lo viera.

Después preguntó por qué...nadie respondió, nadie sabe... nadie contestó.

-No me veas así porque no sé qué decirte-  fueron las palabras de mi niña cuando ayer, las dos acostadas en mi cama nos vimos a los ojos.

-Yo tampoco- respondí.

Todavía no le miento la madre a Dios. Me enseñaron que hay que echarle la culpa a alguien para sentirnos mejor. 

Barry no tiene la culpa. Bruno no tiene la culpa, Kiku menos que nadie. Yo no tengo la culpa, aunque anoche los remordimientos no me dejaron dormir pero llegué a la conclusión de que no tengo la culpa. 

-No eres pobrecita- dijo Barry, no necesitamos que te compadezcan, ni a ti ni a tu mamá ni a nadie.

Kiku, Bruno, Barry (si existe el cielo, él ya tiene su lugar) y yo somos más fuertes que todo. Los cuatro estaremos juntos en todo.

Podría decir que la recompensa de ser ¨buena¨ es que todo vaya bien pero no es así. No hacemos daño a nadie. Vamos por la vida por el lado recto, somos gente de bien. Mi familia es gente trabajadora, no roba, ayuda a sus semejantes incluyendo perros ( hace poco Kiku arriesgó su vida por salvar a un chihuahua en el periférico, el que finalmente fue arrollado por una combi del servicio público, muriendo el perrito en brazos de Bruno). Grillos (Barry los toma entre sus manos y los saca al patio para que no mueran apachurrados). Ratones (Kiku pide clemencia por un ratón cuando estoy a punto de darle un escobazo). Hormigas (Bruno dice que no las mate, que ellas no tienen la culpa de atravesarse en mi camino). Yo no mato a las arañas porque imagino que alguien en casa las espera. Somos raros quizás en un mundo dispar e insensible. Eso dicen, que la gente nos hemos vuelto insensibles. Nosotros sentimos.

Luego entonces -como dirían en clase de lógica o nomeacuerdo- alguien debe cargar con este costal

Buscar culpables en casos como este es lo que siempre se hace, lo siento Dios, eres el único que queda, tendrás que lidiar con mi furia, este nudo que traigo en la garganta está a punto de estallar.
Pienso que es una puta broma del destino para medir nuestra valentía y yo, me estoy mordiendo un huevo para no gritar.

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