Llenó de regalos valiosos mi vida.
La biblioteca ¨Sherezade bajo de cielo de Kirkuk¨ me fue obsequiada con una innumerable cantidad de libros que en mi juventud no hubo manera de adquirir. Ël los puso en mis manos.
Me obsequió el jazz desconocido a fondo por mí. Un regalo que muchas veces acompañó los desvelos.
Mi voz aguardentosa quedó grabada siguiendo la música de un karaoke alucinante. Un regalo muy divertido.
Una casa llena de música inimaginable. Único.
Películas sorprendentes que nunca ví. Cortos reflexivos, divertidos, de los cuales mi familia también gozó.
Del cine conocí a Abbas Kiarostami, el mejor director de cine que me gusta. Ese que pocos ven. El día que vi la película de Control, sobre Joy División y su cantante incomparable, Ian Curtis. Me dejó marcada. Movió las fibras más escondidas en mi humanidad sosa. Ian Curtis era el representante perfecto del tipo de música que escuchaba en mi remota juventud. Solitarios en un rincón aullaban las desolaciones y ausencias en el universo en el que inmersos al igual que yo transitábamos perdidos en un mundo desigual al que no se le encuentra el motivo por el cual la vida nos puso aquí, sólo que yo no canto. Yo gimo desvaríos. Susurro almas tangibles habitantes de un planeta alterno del que escapo cuando como hoy me siento fuera de sitio.
Madame Mim existe desde que se la presenté embelesado en su mundo de ficción.
Todo se fue con él. Sus regalos fueron tras él tal como yo no pude hacerlo. El hábitat virtual que habito no admite realidades alternas.
Los mantras, la sabiduría del pensamiento propio, la meditación constante. Día tras día uno tiene que echar un vistazo dentro de sí mismo para conocerse. Yo ni siquiera he llegado a plantearme el motivo de mi existencia. Cierta estoy que el día que encuentre ese motivo, será cuando se desvanezca mi existencia en elixir agotador.
El desapego, el silencio brutal de las madrugadas agotadoras. Las risas estruendosas, las palabras cariñosas dedicadas a una mujer que poco a poco fue conociendo, hasta llegar al desafío de preguntarse si valía la pena seguir abonando la verdadera amistad edificada a base de discusiones, charlas, consejos. Nunca en las vidas por las que he transitado, encontré a alguien tan afín a mi esencia.
Pocas ocasiones escribo textos a alguien tangible. La vida me ha llevado por azarosos destinos. Sobrevivo al coraje de ser, lo que soy, lo que fui. Lo que nunca seré.
Estoy jugando el papel más importante en mi vida. Guía de una niña de carácter fuerte. Todos los días tenemos alguna discusión. Chocamos a fuerza de ser ramas del mismo árbol.
Quisiera como si de un último deseo se tratara, regresar el tiempo en que fui premiada con el tesoro más grande de la vida. Eso no lo puedo hacer aún en mi papel de Madame Mim. Sólo quiero que regrese lo que el tiempo se llevó. Daría la la vida por ello.
Dios no cumple antojos ni endereza jorobados, por lo tanto aquí dicho queda.
Si ha de llegar que llegue.
Si quieres encontrarme, ya sabes donde estoy.
Adeu senyor
la vida parece injusta, pero es tal como es; a uno sólo le queda seguir aguantando.
ResponderEliminarbesos.
La vida siempre tiene su porqué. Te quiero.
ResponderEliminarSalud.
En la vida nos van sucediendo cosas, que hemos de ir capeando de la mejor forma posible con nuestras mejores intenciones.
ResponderEliminarBesos.
Me encanta leerte, y más por el sentimiento y subjetividad que haces de tus emociones, como en este texto que nos lleva al gusto por Kiarostami, el cineasta iraní que, me dejó muy marcado con su película, El sabor de las cerezas. UN abrazo y mi aprecio. Carlos
ResponderEliminarOtro más (si no el mejor) de tus absolutamente bellos textos.
ResponderEliminarGracias por esto!
beso enorme Malque...
El calificativo que menos pega con tu humanidad es «sosa», chamaca.
ResponderEliminar¿Llegaste a pensar en algún momento que tu nieta podía ser mansa? Es como tiene que ser. No olvides que lleva tus genes.
Un placer saber de ti leyéndote.
Un abrazo.
El tiempo se encapricha en mostrarnos las ausencias para que nos ocupemos más de las presencias, como si tal cosas fuera fácil.
ResponderEliminarSaludos,
J.