levantaba todas las basuritas que encontrara en el piso. Aún cuando no había nada, ella encontraba algo.
Ese recuerdo hizo que visualizara yo, el cuarto grande donde se hizo una chimenea que nunca se usó. Vaya que se necesitaba porque vivíamos en un lugar muy frío. Sepa la bola porqué nunca la usamos.
En ese cuarto dormíamos los hijos, o sease era un cuarto muy grande que sería usado como sala la cual tampoco usamos. Era un sitio abierto donde los hermanos teníamos vista completa de todas las camas. Eran tres o algo así, eso daba pie a que mientras todos acostados esperaban a que el último apagara la luz, casi siempre yo por lo que les diré. Por cierto cuando el que apagaba la luz siempre corría a su cama porque nos daba miedo ël coco¨ o el ¨señor del costal¨ quienes para su información, en donde vivíamos si existían tales tipos nada más que era el señor que soldaba las ollas y el tlachiquero -el señor que sacaba e pulque a los magueyes-. Ellos siempre traían sus ropas sucias por su trabajo y yo qué sé más.
También había fantasmas nomás que no los veíamos porque éramos inocentes.
Después de apagar la luz alguien empezaba con su cantaleta -grabada con hierro hirviente en mi memoria- ¨Flor -yo- va a comenzar a recoger sus basuritas¨. Y si, ese fue mi primer acercamiento al mundo de los ¨diferentes¨ según yo.
Recogía todo por mínimo que fuese y lo guardaba fuertemente en mi mano de niña preciosa.
¿Qué hacía con eso después? no me lo pregunten, tengo la memoria corta y el espíritu ciego.
La cosa es que esa acción trajo a la mente de la Emilia y mía lo que hacía de pequeña. Barry de me quedó viendo con su sonrisota. Yo dije: Siii, hacía eso. Incluso tengo un cuento escrito por ahí ¨Arrullo de celofán¨, donde hablo de ello y la razón de mí inexplicable proceder.
A nadie, quizá por lo enfermizo de mi ser, le pareció loco porque todos lo vieron como acto normal sino estaría escribiendo desde La Casa de la Risa, si no es que ya me habría aventado desde lo alto del cielo infecundo.
Ese fue el primero de muchos actos inexplicables de mi aversión a la locura. Por eso mismo ahora que pasó lo de la visita al infierno hice recordar la promesa a Bruno, Laura, y a la Emilia de no encerrarme NUNCA en la casa esa fea. Si me encierran entonces de verdad habré muerto. Si no es que de verdad soy el eco de un fantasma encerrado en una casa a la que nunca perteneció.
Adeu
Recuerdos de la formación de un carácter.
ResponderEliminarBesos.
Bueno, si vos recogías basuritas, yo me echaba en la baldosa de mi casa, a pescar las estrellas, en la red de mis manos, en las noches. Aún las sueño en mis manos. Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarSi tu memoria trae al recuerdo vivencias del pasado es bueno. Si representan algo bueno. Beso.
ResponderEliminarSalud.
Recuerdos de una niña muy sensible. Me hizo gracia cómo coemntas el ·dormitorio común"
ResponderEliminarUn abrazo y que no te encierren en esa casa tan fea.
Alguna explicación tendrá.
ResponderEliminarBesos.
es de lo más normal. todos, de chicos, hemos tenido ideas y acciones recurrentes medias raras, que si los demás supieran, se extrañarían un montón.
ResponderEliminarbesos.
te acabo de enviar un e-mail a tu cuenta de hongochaparro. revisa.
Eliminarbesos.
hola, acabo de leer tu e-mail y te he respondido. revisa.
EliminarEs bueno tener algunas manías, nos hacen sentirnos vivos. El problema no es nuestro, sino de quién no las entiende.
ResponderEliminarSaludos,
J.
Me han parecido muy bellos y pintorescos estos recuerdos, y creo eres afortunada, porque existen personas que no recuerdan NADA de su infancia.
ResponderEliminarHola hermosa, a mí me pareció muy tierno. Mis hijos hacen eso de correr a sus camas. Un abrazo
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