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lunes, 26 de agosto de 2019

Dile que lo quiero

-¿Estás triste abuela? Pregunta La Bella un tanto extrañada.
-No- respondo rápidamente.
-¿Por qué no lloras? Sigue interrogando curiosa
-No lo sé muñeca- dije con la vista puesta en su hermoso pelo.
-Falleció tu hermano abuelita, deberías estar muy triste. No lo entiendo abuelita.

Me quedé callada sin saber explicar lo que pasaba por mi cabeza respecto a la reciente muerte de uno de los miembros menores de Los Apellidos Ilustres.

La muerte se llevó a mis padres relativamente jóvenes. Mis dos hermanos estaban jóvenes al morir.

A los dos dejé de verlos hace mucho tiempo. Mi memoria borró el tiempo ignoto que se marchó huyendo de los temores acunados por una enfermedad genética.
El gemelo menor falleció de otra enfermedad genética ¡qué diablos! Tanto sin saber de ellos nos puso la vida ante desconocidos.
Recuerdo el accidente del pie. Adolescente me quedé con esa culpa rondando mi tribulación. Nunca volví a ser la misma.
A él no le quedó cicatriz en el pie
 A mi sí en el alma.

Si los recuerdos son benévolos traerán sonrisas, pero si uno ha guardado los malos momentos imperan, no hay más que hacer.

La vida va difuminando el amor fraterno, el que muy en el fondo del alma se encuentra escondido. La lejanía hace su parte. El orgullo egoísta no se aparta. Se queda anclado en la herrumbre del silencio

-Luis, si te escucha dile que lo quiero? -escribí por whatsa un recadito sin aspavientos. Tímido. Sosegado.
El mensaje llega al oído de quien yace escondido bajo la maraña de tubos que lo mantienen con vida.
La muerte llega.

Él decía que sería el siguiente en morir. Tan aferrado estaba que se olvidó de que estaba vivo y se puso a dormir.

Ha pasado una semana desde entonces. Fue traído del norte en una caja oscura. Rodeado de sus hermanos y un montón de flores quedó presto a ser homenajeado por quienes lo quisieron. Sus cenizas descansadas al centro de la sala   donde los padres fueron velados.

No estuve ahí, no tenía caso. Lo que estaba en la caja no era mi hermano.
Nunca fuimos cercanos. Era un ser solitario como como yo. Tan extraño como esta alma errante.
Tuvo la fortuna que sus hermanos fueran a por él en sus últimos momentos.

Lo recordarán con su carácter recio. Yo no. Yo me quedo con su cara sonriente platicando conmigo juntos por la calle como nunca lo hicimos. Tal como lo soñé días antes de morir.

-¿Por qué no fue a la misa? Preguntó Cridsty.
-No quise- respondí.

Si no estuve en su vida, ¿de qué sirve estar en su muerte?

Es así, inexplicable para algunos. Tan claro para mí.














17 comentarios:

  1. lamento mucho lo sucedido.

    mi más sentido pésame.

    besos

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  2. Yo sí que te quiero. Y también lamento tu dolor. Beso.

    Gracias.

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  3. Te entiendo perfectamente.
    La vida te adjudica padres, hermanos, tíos, abuelos, primos, sobrinos, etc... y parece que estemos obligados a quererlos a todos muchísimo... y bueno, con unos sucede y con otros no.
    Como con el resto de la gente que conocemos en el transcurso de nuestras vidas.
    Lo fácil es ser un hipócrita y fingir ataques de llanto por personas con las que hace años no tenemos ya ninguna relación.
    Lo difícil es ser honesto con los sentimientos y actuar en consecuencia.

    Besos.

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  4. A pesa de la distancia, te acompaño en el sentimiento. La genética impera, ya ves. Hay hermanos con quienes tienes una amistad profunda, e inequívoca, y otros con quienes es tan soso cordial.

    Que no le eches de menos mucho. Un abrazo.Que le digan que le quieres.

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  5. Actuar de cara a la galería no tiene sentido. Mucho menos en ti. Hay que hacer lo que a cada uno le pida el cuerpo, no lo que cree que los demás esperan que haga.
    Besos.

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  6. Hay un lazo invisible que nos une, a pesar del tiempo y la distancia, la familia cuenta. Soy capaz de recuperar tras años de ausencia, conversaciones con primos o amigos de antaño. De todas formas entiendo tu estado, hay gente con la que no puedo tener afinidad por próxima que me sea.
    Besos.

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  7. Es mejor poder ver a la gente en vida.

    Besos.
    Lo importante son las explicaciones que te des a ti misma.

    Un abrazo.

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  8. Creo que cada uno debe hacer lo que le dicte el corazón. Y punto.
    Un beso amigable.

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  9. Eres admirables y muy consecuente con tus principios. Abrazos.

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  10. Pues yo siento y pienso como tu, así que al menos ya somos dos :)
    Besos y salud

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  11. La distancia que marcaron en vida, debe ser respetada después de muertos.

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  12. Deja el bastón y corre. Hoy es el día de andar el atajo que lleva tu nombre por Les Seniaes. No me hagas esperar. Te quiero. Beso.

    Salud.

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  13. Hago lo mismo que tú...
    Un abrazo, chaparrita.

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  14. apenas comenzamos a comprender la vida cuando llega la muerte. No entendemos ni la una ni la otra.

    Saludos y mucha fuerza.

    J.

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  15. Lo siento, siento tu dolor.
    Los amigos los elegimos, la familia nos es impuesta.
    Hay momentos en la vida que hay que hacer lo que nos diga el corazón.
    Abrazos enormes

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  16. Si es claro para ti, no hay más.

    Un beso, mi querida Malque.
    Te leí desde la montaña.
    Y te recuerdo siempre.

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La titular de este blog, dama exquisita, dueña de su mente pero no de su cuerpo agradece la visita a este refugio de chilanga triste.

la MaLquEridA

Musa con cuernos

PARA LA MALQUERIDA

La Malque es un corazón de sol escondido y mil silencios largos. Es beso de agua y luz de ciegos en el desierto diario. La leo y me leo. La leo y la siento. La leo y la quiero. Vamos de la mano desconocidos y alejados por los caminos rotos y astillados de la vida cansada y del tiempo huraño. Refunfuñamos por todo y hasta en el infierno tienen miedo de que un día aciago lleguen nuestros pasos. Chocamos con mil horas arañamos las rutinas odiamos la compasión nos dan risa los ángeles y mucha pena los diablos. Nos cansa todo y más que nada el resto de los humanos. A veces herviríamos a los que nos rodean y otras daríamos la vida por hacer reír a un chavo. La Malque es un corazón de sol escondido y mil silencios largos. Toro Salvaje

Porque siempre queda espacio para nuevas libertades.

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Ángeles de la fe

Yo traigo la verdad en mi palabra Vengo a decirte de un niño sin abrigo. Vengo a decir que hay inviernos que nos muerden, de la falta de un amigo. Vengo a contarte que hay luces que nos hieren, que existen noches sin whiskys ni placeres. Vengo a decirte que está cerca tu condena. Hoy una madre murió de pena. Déjame cantar, tengo vergüenza de ser humano como tú, en tu presencia. Descubrirme a mí mismo y en tu figura qué poca cosa somos sin ternura.