Presta mucha atención cuando platico lo que costaba separarme de mi madre. De cuando no tenía juguetes ni podía escoger qué zapatos ponerme hoy o desdeñar la comida que amorosamente mi madre servía después de haber hecho milagros para darnos de comer a todos. Era te lo comes o te lo comes. Nada de que ¿te preparo otra cosita mi reina?
La ropa era heredada por mi hermana mayor. Luego con pequeños arreglos hechos por las manos mágicas de mi madre quedaba lista para usar después de mi por mi hermana menor.
¿Hermanos dices? Tengo para dar y regalar. Escoge el que más te guste. Hay enojones, querendones, gruñones, amables, risueños, amorosos. Una cosa si te digo pequeña, no te abrazarán a menos que seas la que se los pidas. Mis hermanos como yo no tuvimos tiempo para aprender a abrazar. No tuvimos tiempo. Había cosas más importantes como jugar a hacer pasteles de lodo y carritos con cajas de cartón. ¿La querencia? ¿Eso qué?
¿Hermanos dices? Tengo para dar y regalar. Escoge el que más te guste. Hay enojones, querendones, gruñones, amables, risueños, amorosos. Una cosa si te digo pequeña, no te abrazarán a menos que seas la que se los pidas. Mis hermanos como yo no tuvimos tiempo para aprender a abrazar. No tuvimos tiempo. Había cosas más importantes como jugar a hacer pasteles de lodo y carritos con cajas de cartón. ¿La querencia? ¿Eso qué?
Cuidábamos los zapatos como tesoros invaluables. Duraban miles de años y cuando se gastaban o los hoyos eran demasiado visibles los mandaban al zapatero. ¡Listo! zapatos nuevos para otro año más.
No usábamos tenis. Los calcetines -un par- los lavaba por las tardes después de llegar de la escuela para usarlos al día siguiente. No lo sufro, lo agradezco. Sirvió -aún sin parecerlo- para valorar lo que tengo ahora. Después claro de saber que la riqueza no es para siempre. No por tener hoyos en el zapato signifique ser pobre. Significa que son muy cómodos aunque primero hay que convencerse uno mismo que la pobreza se lleva en el alma.
A La Bella le es difícil comprender como es que yo no tenía cajón de calcetines ni de zapatos. Le parece increíble que en casa no hubiese televisor ni cuarto de juguetes.
-Entonces ¿qué hacías abuela cuando ya no querías hacer nada?
Hablo y hablo como perico mientras sin hacer berrinches ni lágrimas vanas voy logrando vestirla sin que Barry acuda a socorrerme.
Es que esa niña cuando dice no es no verdadero y háganle como quieran. Ay dios si no tuviera el tiempo encima. Niña mira la hora que es. Anda hijita déjate peinar muñequita ¿si?
Es que esa niña cuando dice no es no verdadero y háganle como quieran. Ay dios si no tuviera el tiempo encima. Niña mira la hora que es. Anda hijita déjate peinar muñequita ¿si?
-Si dices las palabras mágicas me dejo peinar, abuela.
¿Saben ustedes lo que es echarse un clavado a la caja de objetos perdidos -vulgo cerebro- y buscar las dichosas palabritas cuando el tiempo me come la entendedera?
-.¡Auxilio Barry!- ¿cuáles son las pinches palabras mágicas?
-¿Eh?
Lueguito de descubrirlas -las de hoy fueron ¨viejo panzón¨- La Bella se torna dúctil masa en mis manos.
-Abuela, yo lo que quiero es cambiar mi destino.