Mil veces se ha apagado la vieja computadora, siendo yo más necia que el burro que tiró a la virgen persistí hasta que la energía eléctrica supo que nadie conmigo puede. No señor, lo digo yo. Dicho queda.
Sabina se está pasando de tueste, ahora le canta a Christina Onassis, tan rica ella y no es capaz de aparecer de primeras en Google. La fama no, no. Yo ni siquiera sabía que murió hace cuatro mil años. Mira tú, pensé que aún seguía buscando novios y tal.
No se me vayan a alebrestar compañeros seductores de la sapiencia y de la obvia rancia cultura general.
No sabía y miren no he muerto. Aquí sigo vivita y coleando que no culeando, no pasen ustedes a creer que soy suripanta en receso o retirada por exceso de poesía y lagrimitas de sal.
Hete aquí que estoy parloteando con las manos porque tuve la mala fortuna de doparme con una de tantas pastillas que suelen mover con diligencia mis brazos y piernas. Cabeza, codos y manos y todo lo demás. Digamos que me convertí en un títere por motu proprio.
`tonces comencé por tomar media pastilla la cual no me hizo ningún efecto así que tomé otra mitad. Después un cuarto y así perdiendo la cuenta de lo que había ingerido.
Seguía en mi cama dando vueltas cual trompo chillador. Recordé que no había escrito y pues dicho lo antes dicho como escribidora que no soy, me senté a aporrear el teclado mientras en lo alto de la vida alguien me observa con ojos de: órale vámonos a dormir que tengo mucho sueño Chikis.
Estoy muy cansada, he ido a Neurología 1400 veces en este pasado mes de marzo. Ya chole con los neurolocos, déjenme en paz. La terapia ha empezado a subir de tono en cada sesión. Aguanto que de eso se trata ¿o no? hasta que toque entregar el equipo, colgar los tenis, chupar faros o como diría la gente bien hablada: morir.
El semidiós Sabina ya me hartó pero no puedo adelantar la música porque el aparatejo de sonido es caprichoso y sólo toca a Enrique del amor hermoso, al semidiós, a Céspedes y a algún otro cantor perdido por ahí.
Se me está pasando el efecto. La pierna izquierda desobediente per se, comienza a despertar. Lo sé porque ya no tengo zapato. El calzado es lo primero que pierdo en el desbarajuste de cables formado en mi cerebro por el pp.
La pastilla toca dentro de una hora. Falta poco. Antes de que pierda totalmente la voluntad de escribir letras sin razón ni principios me voy a leer algunos textos suyos propios de ustedes amiguitos. Mañana ¿u hoy? es el cumple del hombre más guapo del mundo. No no no no, ya sé que muchos de ustedes lo son pero no tienen la fortuna de ser del mundo, del universo completo, planetas aledaños, estrellas volátiles, corazoncitos de algodón, y demás rincones y paradojas mundiales. Sólo Barry y no se hable más.
Ha vuelto a cantar Enrique de mi corazón, hora de leer y comentar antes de que el Barry despierte y dé comienzo el guateque en su honor, que la verdad sea dicha no hemos preparado. Él tiene la culpa pa´ que empieza los brindis sin nosotras, las mujeres más hermosas de su familia o sease Laura, La Bella, Liz y yo.
Aí se lo haiga, no quisiera estar en su pellejo.
Salucita compañeros