No es que no me guste estar en este mundo, la mera verdá no me gusta haber nacido pero ya estoy aquí y no hay más que hablar.
Hubo un tiempo en que decía iba a morir a los 50 tal como murieron mis padres y tres de mis hermanos, pero no, heme aquí tomando una pastilla de más para poder escribir, así sin pensar. Hoy me dieron ganas de escribir sandeces y onomatopeyas asnales. ¡hiaa! ¡hiaa! ¡hiaa!
´tonces decía, a los cincuenta habré hecho lo necesario para que el mundo ni se entere que existí. Tal como un grano de arena de allá por el Mediterráneo, así mero.
Llegó el cumple 51, 52, 53... y yo como si nada.
A veces preguntaba al Dios de las escaleras, ¿ora si diosito? ¿Ya me voy a morir por favorcito? Naranjas dulces, el diosito volteaba pa´ otro lado como quien oye ladrar a los perros.
Okey Dios, tú las traís, pero que conste ante la virgencita de mi recámara que yo ya no hayo qué hacer en este perro mundo.
Segurito Dios pensó: ¿conque te quieres morir eh palurda soflamera? Veremos quien se cansa primero, si tú queriéndote ir al otro mundo o yo dejando que vivas para que sepas a que llegaste a este mundo.
Han pasado desde entonces mil años y yo aquí pinches viviendo sin encontrar el motivo, razón o circunstancia por la que sigo respirando.
Quizá la razón sea esa muñeca hermosa que vino a alegrar mi vida, porque desde el momento en que nació apenas salida de la panza de su madre supe que no podía haber mayor dicha en el mundo que tener en mi entorno un ser tan bello y encantador.
Nunca de los nunca nunca jamases voy a olvidar dos de sus primeras frases épicas: ¿Por qué voy a ir otra vez a la escuela, si ya fui mañana?
O la otra: Uy abuela yo estoy muy grande, ya tengo cinco años. O la de ¨canibalismo propio¨, cuando Cucs se mordía sin parar su pata.
Esas y muchas más que si fueran semillas tendría un huerto grande y maravilloso de árboles de frases sabias by Natalia.
La pregunta de cuando moriré dejó de resonar en mi cabeza con sonidos atípicos. Tengo escondido en el rincón más oscuro de mi cerebro la fecha desconocida de mi partida. No me interesa. No sabré si seré feliz o un poco desgraciada cuando cuelgue los tenis, entregue el equipo y vaya a disfrutar de la presencia de Dios o de la sonrisa zalamera del diablo. El día que fallezca yo, este par tendrá una gran batalla poco vista, o ¿acaso alguien ha visto a estos dos paladines de las fuerzas contrarias batirse en un duelo donde ninguno de los dos querrá quedarse conmigo.
Barry dice que él es un reverendo hijo de la chingada, que no merece volver de la otra vida porque ha sido un ojete rehilete con orejas de cartón, que yo si merezco renacer porque soy una mujer buena, decente merecedora de otra oportunidad.
¡Ah chinga y yo por qué! Yo no quiero regresar a expiar mis culpas, ni a pedir perdones lacayos, ni a pagar cosas que no hice. No, que cada uno siga su camino y cada uno en su lugar.
Además que tal que renazco en un gusano horroroso como los de los elotes o de belleza subyugante como los árboles de la avenida. O si regreso en la araña inmortal que vive en el patio trasero a quien bauticé como Rigoberta Menchú por esa rara expresión que tiene en la comisura de los labios.
Yo no quiero volver por ningún motivo. Ninguno, no vale la pena volver al lugar donde uno no fue feliz.
Contadero Cuajimalpa 18 de diciembre de 1958 jamás volveré. Nuncamente, ni garantizándome que regresaré convertida en un ángel de alas vaporosas que viaja a Miami para -ora si- casarse con el amor de su vida: Enrique.
Esperen, no no no ni aún con su presencia volveré.
Tampoco es que me estén rogando volver si ni siquiera he partido.
Lo que tengo por seguro tanto como mi muerte es tener la misma familia que tengo hoy por hoy.
Nací según mi madre, en el patio de tierra de la casita de adobe donde vivían Chón y José, amigos de la infancia de mis hermanos con quien vivimos muchas horas de diversión pura infantil, antes de que las hordas de la maldad llegaran a descomponer este mundo.
Soy la número 5 del árbol genealógico de Los Apellidos Ilustres.
Hoy cumplo 67 años siendo testigo primario del nacimiento de una cicatriz en mi mejilla izquierda. Una raya surcando el cutis suave de mi cachete color moreno claro.
Hoy cumplo 67 y estoy viva por la gracia de Dios y María Santísima.
Un abrazo compañeros seguid girando como girasoles de eterna primavera, unidos por el tac tac tac acompasado del teclado de una fría computadora sin sentimientos que suele ser feliz o llorar cuando las yemas de dedos desconocidos cimbran el corazón de los que viven al otro lado del monitor.
Con su venia compañeros, los leeré un poco para después dormir, Barry se ha enojado y pos eso en mi cumple no puede suceder.
He pedido de regalo de cumpleaños una consola de videojuegos, unos tenis preciosos, media docena de bragas para señoras guapas e inteligentes y demás cosas que deseo fervientemente ora si me lleguen, si no soy capaz de echarme a dormir un rato para toda la bendita eternidad a ver si allí encuentro a Armando Carreras y a Emilio para ver mi imagen en sus ojos de mirada de soslayo.
Salú

Parece que el diablo se porta bien, pues tienen a bien que sumes otro año. Felicidades, ¿no? :)
ResponderEliminarPues muchas más felicidades, querida, como esas de ese huerto lleno de frases de Natalia... esas inmensas gracias que se nos conceden en vida nos mantienen coleando, por siempre jamás... Felicidades Mil
ResponderEliminar¿Un regalo? Había pensado en Enrique, pero no sabe nadar (ni cantar). Pasa un día muy, muy feliz. Te quiero. Beso.
ResponderEliminarSalud.
Bueno, otro año jodido o no, lo viviste. Un abrazo y mi amistad. Carlos
ResponderEliminarUn año más para hacer con el algo diferente, puede ser ir al infierno, dicen que es más divertido, o quedarse por aquí, a ver que pasa, aunque eso lo tengamos más visto.
ResponderEliminarQue disfrutes con tus regalos.
Besos.
Recordaba perfectamente la primera frase que citas de Natalia. De hecho, la recogí en una de mis recopilaciones de citas, cuyo enlace te mando: https://bitacorademacondo.blogspot.com/2015/02/citas-831-840.html
ResponderEliminarÁbrelo, que te gustará recordarlo.
La del canibalismo propio no la conocía, pero es buenísima.
Solo eres una persona para maldecir la hora en que naciste, mientras que somos muchas más las que la bendecimos.
No te chulees por tener 67 años, porque a uno de 72 eso más que una edad le parece una mariconada. Ojalá cumplas muchos más (aunque te pese) y nosotros que los veamos.
¡Muchas felicidades, chamaca!
Como dice mi querido amigo Chema, nosotros tenemos la suerte de que sigas cumpliendo mi querida, Malque. Tienes una nieta maravillosa y la suerte de poder disfrutarla, ya eso compensa otras cosas peores. Siempre me gusta leerte, siempre aprendo de ti y con cada lectura te admiro un poco más, amén de quererte, aunque eso lo siento desde hace mucho. Un beso grande.
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