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viernes, 18 de octubre de 2024

Los Algo que me habitan

Con los nudillos del miedo, El Algo toca la pared de mi recámara. Toquidos certeros me despiertan. No hay nadie ¡Madre Santísima del Purgatorio Bendito! Nadie y mi alma. Los equivocados seres, incipientes fantasmas percudidos  buscan un sitio donde guarecer su olvido. Y yo con mi mente tan a la mano. Hazme invisible señor de los Eternos. ¿Quién me canta una canción de amor?

Aterrada, pegada al colchón de mi cama metida hasta el fin del miedo. ¿Dios existes? Corre en mi ayuda, baja de la cruz porque...

Toc toc suena macilento el estruendo de un ruido desgastado muchas veces por El Algo que me asusta. El Algo quimérico no anda ahora por aquí. Los sueños rosas terminan por entregarse al bullicio tibio del jardín de enfrente. Los Algo pecaminosos obstruyen las pupilas. En viernes cualquier objeto es bueno para deshacer fantasmas menesterosos de por debajo de la cama. Pelusas oscuras salen con un dejo de aroma sutil a tiempo perdido. 

Viernes de canto en los bares de por allá lejos donde las beatas de perfume barato abren sus reclamos de colores chillantes al hombre recordado hasta el hastío. Las monjas también tienen derecho. Obviando también izquierdo.
Los Algo vaticinan una noche larga. Exorcizo tu nombre pegado a mis labios. Te perdono todos los viernes. Y los jueves si quieres ya entrados en gastos. Cántame una canción a esa mi sonrisa. Di que sí, ándale no seas así quien sabe como.

No debí haber ido allá. Los espíritus escondidos en el lodo se pegan a la suela de los zapatos. Y luego como si cualquier cosa se dejan caer en el alma débil hallada por los caminos. A veces descansan escondidos en los pétalos de las flores de los difuntos. Ay yo con esta soledad atolondrada mucho me temo dormiré rodeada de perros pa´que no me vean Los Algo deshabitados. Ojalá se desilusionen y no vuelvan nunca de los jamás benditos. Esta noche tengo miedo pero nomás poquito. ¡Sálvame Enrique! Desparrama tus letras tristes en mis oídos. Hazme ese favorcito por hoy nomás. ¿Qué tanto es tantito? Total tu tan acostumbrado a salvar almas nada desmerecerá el poco caso que me hagas. Al fin que contigo y sin ti camino igual sin prisa. Sálvame y prometo ir a verte en el día que vendrás a este sitio donde la temeridad no existe. Donde el miedo se ha camuflado junto a los vapores del valemadrismo impertérrito. 

Los bang bang mortales se asoman al final del paraíso para recordarnos que las balas perdidas no existen, lo que cambia es el destinatario. Toda bala al salir de su refugio  lleva ya escrito un nombre. Toda bala sabe contra quien debe estampar su carga letal. 

En el lienzo blanco de mi cuaderno sigue esperando el texto a un niño suicida. Su madre me lo pidió días después de su partida. Pensé que moriría junto con él por el simple hecho de ser hijo único. Sin embargo la vida persiste haciéndonos más fuertes de lo que somos. La vida va y ella sin él sobrevive a su inexistencia. ¿Qué tan fuerte es una madre para soportar la partida de un hijo? No me es menester saber. No por favor.

Los niños no debían morir bajo ninguna forma. Deberían ser de un material resistente. Menos, muchísimo menos por propia mano. En los niños la palabra muerte debía ser desconocida, de esa manera no buscarían su salida como salvación.

¿Algún día escribiré ese texto? Segura estoy que no. Siendo un dolor ajeno mi cabeza está vedada a semejante encargo. La mente desobediente no escribe por encargo. No puedo. Quizás por eso soy lo que quise y quiero ser, libre. Libre, encadenada a mis demonios. Acabo de liberarme de otro diablillo. Uno menos en mi lista de demonios utópicos. 

Es mejor dejar mudos los dedos.

El Niño Suicida ha dejado de visitarme. Ya no despierto con el dejo de su sonrisa en mi memoria. El Niño Suicida sabe lo que lo quería y también sabe que lo poco que pude hacer por él, lo hice. Dicho queda. José y yo al final de los finales fuimos amigos en la inexistencia del ser.

Tengo miedo, no mucho, por tanto  no me asustes, acuérdate fui buenita contigo. Otras veces no pero nadie es del todo malo tampoco. No me asustes hoy ni mañana ni nunca. Yo no quería que te quedaras bajo la tierra mojada pero no podía dejarte fuera. Hay lugares exclusivos para los migrantes de la vida. 
Lo jurito, tengo mucho miedo así como cuando mi corazón quiere dejar de latir porque no estás aquí. Porque mi vida es nada sin ti.
Porque en mi soberana inmediatez, desconozco a quien escribí lo escrito. A mis Algos, sí, pero no todo tiene un destinatario. 

Todo tiene su causa aún cuando su efecto no sea a quien va per se.
















 

Musa con cuernos

PARA LA MALQUERIDA

La Malque es un corazón de sol escondido y mil silencios largos. Es beso de agua y luz de ciegos en el desierto diario. La leo y me leo. La leo y la siento. La leo y la quiero. Vamos de la mano desconocidos y alejados por los caminos rotos y astillados de la vida cansada y del tiempo huraño. Refunfuñamos por todo y hasta en el infierno tienen miedo de que un día aciago lleguen nuestros pasos. Chocamos con mil horas arañamos las rutinas odiamos la compasión nos dan risa los ángeles y mucha pena los diablos. Nos cansa todo y más que nada el resto de los humanos. A veces herviríamos a los que nos rodean y otras daríamos la vida por hacer reír a un chavo. La Malque es un corazón de sol escondido y mil silencios largos. Toro Salvaje

Porque siempre queda espacio para nuevas libertades.

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Ángeles de la fe

Yo traigo la verdad en mi palabra Vengo a decirte de un niño sin abrigo. Vengo a decir que hay inviernos que nos muerden, de la falta de un amigo. Vengo a contarte que hay luces que nos hieren, que existen noches sin whiskys ni placeres. Vengo a decirte que está cerca tu condena. Hoy una madre murió de pena. Déjame cantar, tengo vergüenza de ser humano como tú, en tu presencia. Descubrirme a mí mismo y en tu figura qué poca cosa somos sin ternura.