¿Quién puede estar pensando cosas tan raras un domingo en la noche? Nadie está despierto a esta hora, o si pero no en mi casa.
Hay momentos en la vida que al estar sola con mi Alter Ego -me gusta escribirlo con mayúsculas, se lee tan nice- obligo a la soledad a quedarse callada. Tengo tanto que aprender de ella. Pienso... pienso... pienso. Se me ocurren tantas cosas como por ejemplo, ¿Si la vida fuera de colores, de qué color sería la mía? Ni idea, la vida es como el arcoiris, llena de matices instantáneos con colores rimbombantes. Puede que al amanecer mi vida esté llena de amarillo y luego se convierte en naranja para después pasar al rosita bobo y terminar con el negro nocturno. Si, así creo que es mi vida.
Iba a hacer una lista de cosas que a nadie le importa saber de mí pero lo creí inútil. A nadie puede importarle si caliento mucho mi café y después lo dejo enfriar porque me gusta beberlo frío. Tampoco creo que importe que descubrí un método para no oír a mi conciencia. O que cuento los escalones cuando subo y cuando bajo. No es importante para nadie saber que mi peinado afro era una rebeldía a mis raíces pueblerinas. Quizás a nadie le importe lo difícil que es para mi sonreír.
En ocasiones me cuento historias para dormir.
El otro día me conté una sobre la forma en que El Guardián de Almas tiene para que LucyFer -así lo escribo- no se lleve ningún alma al infierno. Estaba tan buena que la escribí en twitter. Esa historia está mezclada con recuerdos de mi niñez y trozos del adulto que soy. Un día me la voy a contar aquí con lujo de detalles, eso si no asusta ni al diablo.
El otro día me conté una sobre la forma en que El Guardián de Almas tiene para que LucyFer -así lo escribo- no se lleve ningún alma al infierno. Estaba tan buena que la escribí en twitter. Esa historia está mezclada con recuerdos de mi niñez y trozos del adulto que soy. Un día me la voy a contar aquí con lujo de detalles, eso si no asusta ni al diablo.
Tengo historias de patines que nadie creería o ratas mordiendo mi pantorrilla. Crónicas de cenzontles tristes y de nubes con forma de tu cara. Relatos que al no escribirlos mueren cada día en forma de bostezo.
Tengo tanto que contar pero me cuesta trabajo plasmar las historias en el papel. ¿El fondo blanco de la computadora es un papel? Si no lo es tiene un gran parecido.
El otro día estaba pensando que la computadora se ha convertido en mi mejor amiga. Sabe todo de mí. Sin ella la vida me sería muy aburrida.
Cuando me conté la historia de LucyFer, pasé mucho tiempo en twitter que hasta me sorprendí. Pero bueno por lo menos hay alguien que me lee cuando ya no sé que hacer. Ahí siempre hay alguien presto a escuchar o a que lo escuchen. Cuando alguien con quien hablaba se iba, llegaba otro y después otro, así hasta que me tocó a mi irme porque ya tenía sueño.
Si la computadora no existiera me habría vuelto loca desde hace mucho tiempo. Ya estoy lo sé pero un poco más. ¿Alguien puede volverse loco nomás poquito? Yo si.
A mi me dan miedo los manicomios, temo que me encierren en uno. -¡No me dejen aquí!- Gritaría al tiempo que me aferraría al suéter de mi hermano.
-¡Hey, esa historia es real!- si me pasó. Nada más que no me encerraron en un manicomio. Ahora que lo pienso puede ser que en ese lugar hayan empezado mis inicios con la locura. Hacía tantas cosas ahí. Acariciaba imágenes de santos, guardaba cosas tan extrañas -para mi- como una llave de VW que no sé cómo llegó a mis manos. En los vagos recuerdos que de vez en cuando acuden a mi cabezota, parece que esa llave me la dio mi hermano y la guardé como recuerdo por si se me olvidaba que tenía familia. En esa casa me convertí en un ser callado y taciturno al que ya no le importó que nadie lo escuchara. ¿Para qué si mis gritos eran acallados con un ¨Las niñas bien educadas no hablan a gritos¨, pero esa era la única forma de hacer oír mi voz.
Me, mi, me, conmigo. -¿Algún día dejaré de hablar de mi?- No creo, de eso trata el blog, del Me, mi, me, conmigo en donde soy la reina de un blog caduco y falto de seriedad.
Tiendo mucho a hacerme la víctima lo cual no me importa. Hace mucho que muchas cosas dejaron de importarme.
Cuando iba a la escuela en mis épocas tempranas usaba zapatos que me regalaban -nuevos- pero los usaba cuando nadie me veía. Fueron los inicios con la riqueza. Toqueteos excelsos con algo que nunca tendría. Al fin que ser rico no es lo mío. Los ricos me caen gordos, tengo muy malos recuerdos de ellos. Pero bueno no debo generalizar, conozco ricos muy buena onda. Eso sí son virtuales, los reales no se juntan conmigo.
Ellos dicen que el dinero no es lo más importante, ¡Achis! Quiero ver que tengan que sufrir por no tener dinero para dar de comer a sus hijos o ni siquiera para nada. Bueno, cada quien que haga con su vida un papalote y lo eche a volar que yo he aprendido a subsistir con mis propios recuerdos y con dinero que nunca gano.
Luego pienso que los seres virtuales estamos tan solos que sin nuestras manos el mundo sería infame. Hablando de manos, un día, cuando tenga manos expertas me volveré onanista. Deberían hacerla profesión, Licenciado en Onanismo. Me graduaría con honores, después buscaría una maestría y doctorados y todo eso que uno hace para acumular experiencia que al final viene siendo un logro más en un papel que la mayoría de la gente no entiende. Siendo onanistas declarados, habría mucha gente desestresada y feliz, mínimo estarían sonrientes a la hora de salir a sus labores digo yo. Pero está tan estigmatizado todo que nadie acepta que ser onanista es un gran placer. Dicen -a mi no me lo crean- cargo sobre mis hombros la vieja escuela de la negación como principio.
Esa es otra cosa que pienso en los días sin horas.
Ellos dicen que el dinero no es lo más importante, ¡Achis! Quiero ver que tengan que sufrir por no tener dinero para dar de comer a sus hijos o ni siquiera para nada. Bueno, cada quien que haga con su vida un papalote y lo eche a volar que yo he aprendido a subsistir con mis propios recuerdos y con dinero que nunca gano.
Luego pienso que los seres virtuales estamos tan solos que sin nuestras manos el mundo sería infame. Hablando de manos, un día, cuando tenga manos expertas me volveré onanista. Deberían hacerla profesión, Licenciado en Onanismo. Me graduaría con honores, después buscaría una maestría y doctorados y todo eso que uno hace para acumular experiencia que al final viene siendo un logro más en un papel que la mayoría de la gente no entiende. Siendo onanistas declarados, habría mucha gente desestresada y feliz, mínimo estarían sonrientes a la hora de salir a sus labores digo yo. Pero está tan estigmatizado todo que nadie acepta que ser onanista es un gran placer. Dicen -a mi no me lo crean- cargo sobre mis hombros la vieja escuela de la negación como principio.
Esa es otra cosa que pienso en los días sin horas.
Imagino si a alguien podría importarle la historia de Maricruz, si ni yo misma la entiendo cuando me la cuento. O la de Juanita que andaba por las mismas que yo. Dos chicas solitarias en camino diario a la escuela sin decirse nada. Dos casi niñas agarradas de la mano para enfrentarse a un mundo al que no pertenecían. Juanita de pantalón de mezclilla, blusa a cuadros y pelo tan cortito como ella. Yo.. yo era una niña asustada queriendo estudiar para ser feliz, ahora sé que para serlo no se estudia.
Y aí íbamos de lunes a viernes con nuestros siete pesos en la bolsa del pantalón y los miedos envueltos en la mirada. Con mis rizos negros enfrentándome a una vida rara porque ahora que lo pienso bien, mi vida es rara.
Y aí íbamos de lunes a viernes con nuestros siete pesos en la bolsa del pantalón y los miedos envueltos en la mirada. Con mis rizos negros enfrentándome a una vida rara porque ahora que lo pienso bien, mi vida es rara.
Nadie que se precie de ser cuerdo relata los pormenores de una extraña vida a una computadora que responde en momentos ajenos al tiempo y que cada día le restriega en la cara que hay vida afuera cuando es la virtualidad lo que me ayuda a mantenerme viva en un mundo de locura real.
las historias más increíbles -por su total ficción- pertenecen a la buena literatura. no pienses que nadie las creería si las leyeran. tú darlas a conocer y verás que a muchos les gustarán.
ResponderEliminarun beso.
oh, no os preocupéis de tal olvido. yo también te quiero mucho.
Eliminarun beso.
He comenzado ya con esa tarea Corsario, he comenzado.
EliminarUn abrazo
Te quiero para siempre :)
EliminarTienes mil mundos en tu cabeza y los cuentas muy bien.
ResponderEliminarEs un privilegio poder disfrutarlos cuando los escribes.
Ah, tengo una mala noticia.
Vives en un manicomio que no tiene rejas.
Un manicomio de casi ocho mil millones de enfermos incurables.
Besos.
Dura la noticia, estamos gobernados por los más grandes orates que hayan existido alguna vez en la tierra. Moriremos pronto si es que esos orates siguen metidos en un mundo donde no existe el mañana.
EliminarBesos Toro Salvaje
Bueno, lo que es tu historia o cómo te calientas el café no le importa a nadie, pero sí a ti, y lo mismo es con todo. Ví la palabra cenzontles contigo, ahora. ¿Ves?, me has sido muy útil esta mañana de lunes, cuando repaso poemas que tal vez publique en un segundo poemario. Al final lo de escribir, como dijiste una vez, es constatar que estás viva, sin importar que no pases a la posteridad por nada. Pues anda que han sido pocos los que se fueron con méritos y no se recordaron nunca ¿no?.
ResponderEliminarVive, escribe, y siéntete viva, sin más, que no es poco :-). Un fuerte abrazo, Malque
Poco que no es mucho y mucho que no es poco.
EliminarUn beso
Bendita cabeza, capaz de crear historias de mil maneras y reescribirlas diferentes al poco.
ResponderEliminarEstas ventanitas nos ayudan a saber que no estamos solos.
Besos.
No te entiendo pero creo que sí.
EliminarBeso
La locura del mundo a veces sana nuestras tristezas .
ResponderEliminarBesos.
¡Bellísima, qué gusto saberte viva!
EliminarUn abrazo
La infancia no vuelve, pero deja marcas imborrables que vistas desde la madurez aún no se comprenden. Tu infancia te deja tantas ideas que nos sentimos felices de que las compartas.
ResponderEliminarTe mereces una medalla de honor por tus escritos.
Besos MalQue..
¿Una medalla? Eso sería fantástico, nunca gano nada.
EliminarUn abrazo
Tus cosas nos importan a muchos. Al principio era por lo bien que las cuentas, Después, además, porque te haces querer.
ResponderEliminarBesos, chamaca.
Uy eso estuvo de pocas pocas pero poquísimas pulgas.
EliminarUn beso Chema
Yo te leo y es como si me sumergiera en los mundos del realismo mágico de García Márquez.
ResponderEliminarEres genial escribiendo.
Te admiro.
Un beso grande!
Eres muy amable Luna.
EliminarUn beso
Cuenta lo que te apetezca contar MALQUE, de hecho lo cuentas sin querer contarlo y resulta de lo más entretenido, además ¿ de quien vas a hablar si no de la persona que mejor conoces? A mi me ocurre igual, a veces debo parecer una egocéntrica, pero es que es el terreno conocido el único que medio dominamos y por si te hace sentir mejor, hago lo mismo con el té, pero aun peor, porque le pongo agua hirviendo y después, para poderlo tomar, le pongo agua fría jajaja ¿ a quien le importa? ¡a nadie! pero.. ¿ a caso importa a quien le importa? Además, tú puedes contar números, escalones o estrellas, resultará igualmente mágico viniendo de ti y locos afortunadamente lo estamos un poco todos, la cordura está sobrevalorada…
ResponderEliminarUn besazo y gracias por seguir contando lo que nos cuentas MuaaksS!
Si María, hablo de quien de todo conozco osease yo.
EliminarUn abrazo
Los momentos de soledad e introspección siempre son necesarios, aunque cada vez sean menos.
ResponderEliminarSaludos,
J.
Dímelo a mí que de eso poco o nada tengo.
EliminarUn beso José
Yo he visto tu sonrisa... soy una privilegiada
ResponderEliminar:))
Los domingos y las computadoras se prestan a eso, a la introspección, a penetrar mundos y a inventar y crear alguno nuevo, a desatar la imaginación y las neuras, a soltarse la melena o a hacerse un par de coletas.
Mil cariños, mi chilanguita de ojos tristes.
Un abrazo muy refuerte para ti.
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