Fortuna de conocerte sin haberte visto nunca.
En el para siempre que quieras estaré ahí, en tu almohada donde duermen los amores inocentes.
En los ojos en los que te reflejas por las mañanas separadas por los estremecedores yo habitantes de mi alma.
Desconocidos seres anodinos incapaces de sacar la cabeza de la tierra
aprisionando en los rizos de las pestañas la imagen perpetua de la historia jamás contada
en miles de palabras de aire inventadas por mi que no vivo sin ti.
En la irrealidad
del mundo real en el que se mueve en trozos de poesía