De todos es sabido -digo, de los que me conocen- que soy un dolor de huevos con el perdón. Siempre estoy dando órdenes, discutiendo, alzando la voz, etc. Algunos me toleran -qué se le va a hacer- sin mayor problema. ¨Algotros¨ nomás no les paso ni con un tequilita rasposo. No me da pena decirlo, a estas alturas de la vida no he hecho más que parir tristezas. Soy un auténtico dolor de huevos.
Los niños sabían que si se atrasaban con alguna materia tendrían forzosamente pasar por mis manos. El martirio empezaba hablando conmigo para ver si aceptaba regularizarlos. Siempre dije que sí. Me gustan los niños que se atrasan porque me permite sacar las habilidades que tienen frente a las matemáticas.
Eso no quiere decir que me gusten, no, pero tampoco me quiebro. Nunca le saqué el ojo al parche.
Después de varios días, varios al primero o segundo día no querían volver conmigo. Soy muy estricta, si se trata de estudiar no se hace otra cosa.
Casi todos los niños eran de educación primaria, nada difícil si tomamos en cuenta que mucho de lo que aprendemos durante los primeros años se queda grabado en nuestras cabecitas de alcornoque.
Pues eso, no querían regresar, se ponían a llorar, otros se escondían detrás de la puerta, otros simplemente se pasaban el tiempo llore que te llore.
Los padres de los niños eran muy consecuentes. Al verlos llorar se imaginaban yonoséquécosa que terminaban por llevárselos para que con la bendición de Dios aprendieran el arte de los números.
Se les complicaban las tablas de multiplicar, las divisiones, restas, multiplicaciones, fracciones, tanto por ciento, etc.
Estuve de chica viviendo en casa de una maestra, ´tonces tenía que darle duro a la estudiada y como siempre fui de las que se sentaban hasta delante en el salón. Esas que se sabían todas las respuestas, las que levantaban la mano antes de el profesor terminara de hacer la pregunta. Un dolor de huevos les digo. Les caía mal a los que se sentaban atrás, los atrasados que rezaban porque el profe no les preguntara nada. Yo no tengo la culpa que no se sintieran solos.
Me molestaba un poco que los papás de los chamacos se llevaran a su hijo, digo, no les corté una mano, ni les pellizqué las mejillas o les jalé las patillas. Yo no era de castigo. Cierto que con mis hijos era distinto. Les hice juegos para aprender las tablas de multiplicar. Les enseñaba según mi sistema. Con mi hija mayor apliqué el ¨sabio consejo¨ de ¨la letra con sangre entra¨. Ahora me da pena decirlo por los tiempos que vivimos en que a los niños no se les grita, pega ni nada de eso so pena de ser denunciados por ellos mismos ante los organismos de ayuda a la niñez. ¨Te voy a acusar con un policía¨ me dijo alguna vez alguien.
¨Pues que venga el pinche policía a ver quién corre primero, no les tengo miedo. Me hacen los mandados. Tráemelo y ya tú verás. Faltaría nomás que un panzón viniera a decirme como tratar a los niños. Tenía métodos arcaicos, pero, era lo que había y ni modo.
Una vez la maestra con la que cursaba el segundo año de primaria aventó el borrador directo a mi cabeza. Este se estrelló en la frente haciendo que surgiera un chichón. Cuando llegué a casa mamá se enojó mucho. Fue a reclamarle a la maestra. La miss dijo que porque yo platicaba mucho. ¡Mentira! yo no hablo ni en defensa propia. Fue la única vez que un profesor o profesora me puso el borrador en la frente.
Cuando viví en esa casa que les digo, me enseñaron a aprender las tablas con rapidez y precisión. Ahí aprendí a tener buena ortografía, a aprenderme el Himno Nacional completo y vaya que es largo. Aprendí por cuenta propia fórmulas complejas para saber que mis operaciones eran correctas. Aún las sé hacer pero es un método que nunca nadie quiso aprender. Al fin que ni se los quería enseñar.
Como verán ya me salí del tema que era cómo La Bella aprendió por qué me llamo la MaLquEridA.
Y es que en estas clases en línea los niños tienen tantos distractores estando en casa que es complicado pongan atención. Quizás si uno tiene una casa grande no hay problema pero pos nosotros vivimos en un huevo ´tonces no hay manera de que La Bella esté sola tomando clases.
Debido a eso su rendimiento se fue en picada en cuanto a matemáticas. Con ella probé métodos que me funcionaron antes. Probé el método del premio, el método del juego, mil métodos mas. Nada funcionó.
El caso es que la miss de la niña está reforzándoles las operaciones a los alumnos que quieran pero, La Bella como todo niño jijo de la chi... que son hoy dice yo aprendo con mi abuela.
Y si. El primer día le enseñé paso a paso a resolver las operaciones. Todo muy bien, correcto. Si te aplicas en menos de dos semanas serán pan comido.
Tuvimos la mala suerte que se atravesara en el inter el Día del Padre. ¡mmmta! el papá o sea mi hijo le permitió no hacer las operaciones que dejé de tarea pasándosela bomba ese día.
Oakey oakey mañana las quiero resueltas sin excusas ni pretextos.
No hubo manera.
Se quejó con su mami. -La abuela me puso a resolver diecisiete operaciones mamá, ¡17!
Las matemáticas es pura práctica comenté. Como toda una MaLquEriditA en potencia contestó revisando el cuaderno. Con estas es suficiente.
-¡¿Quééé?!- pero tienes que practicar muñeca, hay que reforzar lo aprendido así es la matemática corazón, reinita mía. Tienes que seguirle dando al número niña. Además mi nombre está en juego. La miss sabe que yo te estoy regularizando, no me gustaría que mi ¨honor de maestra frustrada¨ quede en entredicho.
´toy de acuerdo en que los niños deben ser tratados con pincitas pero estos chamacos de hoy saben más que uno de leyes y de la vida además del internet y todo eso. La Bella salió el triple de rebelde que yo. Eso es muuuucho. Ya entiendo a mi madre cuando la hacía enojar: ¨has de tener a tus hijos Flor de María¨.
Si, sufrí con mis hijos no más que cualquier madre, no me quejo, viene en el contrato. Laura era muy responsable en la escuela. Bruno iba, aprobaba sus exámenes... extraordinarios claro pero algo es algo dijo un calvo.
Lo que es muy cierto es que La Bella está creciendo y con ella su carácter al que hemos de moldear o guiar por el ¨sendero del bien¨, si no lo hacemos de manera correcta tendremos en unos cuantos meses que no años, una MaLquEriditA escribiendo en un blog, o saliendo a tomar fotografías, o en su noticiero sobre el cuidado de los gatos y perros y pájaros y lombrices y arañas y...
En fin, voy a decir como la mayoría de las madres abnegadas mexicanas de mi generación: ¨Esta es mi cruz, Dios me la mandó¨. Por eso siempre dije: No quiero ser abuela. No No y No. pero ya soy y ni modo. Es lo que hay dice la Zarza bendita.
-Ahora la muñeca sabe porqué me llamo la MaLquEridA. Conmigo aprende o aprende así no me pueda ver más en la vida. Algún día entenderá lo que hoy es sufrimiento, mañana volteará al suelo -Dios no me recibirá en el cielo, que digo Dios, ni el Diablo me aceptará en su reino rojo pulgoso- gracias abuela. Si no dices nada pues es que no me he muerto y vamos juntas de la mano a comprar todos tus artilugios para resolver esos maldi... digo benditos exámenes que están a la vista.
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