En alguna ocasión cuando andaba de suicida comunicante me pasó por la cabeza aventarme desde lo alto de las escaleras. Me daba un poco de miedo porque Barry ya me había advertido que podía quedar mal de la cabeza o ser un vegetal. Ese sería un verdadero drama.
Nunca intenté suicidarme, además siempre que me pasaba una idea en la cabezota, la comunicaba a mi familia para conocer los pros y los contras. Lo que me hizo desechar la idea fue saber que Natalia tendría una abuela suicida. Eso me dio mucha pena, no ser valiente. Seré neurótica, malhumorada, insensible pero cobarde nunca.
Esto de las escaleras me vino a la mente ahora que tuve el accidente en las escaleras. Caí desde lo alto rodando, dando tumbos a casi llegar abajo.
Me llevé entre las patas algunas macetas y cuadros que tenía en la pared. ¿Cómo? No pregunten porque ni sé todavía cómo, sin ningún hueso roto y sin una gota de sangre. Mis caídas no tienen explicación cuerda.
El cuerpo tiene un sinfín de moretones negruzcos adquiriendo el color verdoso del paso del tiempo.
Cuando mi familia vio que rodé cuesta abajo echaron a correr para socorrerme Me sentí como doble de cine, haciendo las escenas fuertes de la película.
Tenía chichones varios en la cabeza, golpes por todo el cuerpo sobre todo del lado izquierdo.
En mi pensamiento golpeado me preguntaba por qué mi familia no llamaba a la ambulancia o a emergencias yo que sé. Laura dijo que no se les ocurrió. Ella fue la que me vio caer entonces estaba muy asustada por ello.
No quise ir al médico a que revisara los golpes, dada mi edad es muy peligroso andar por los suelos. La pandemia me tiene lejos de cualquier lugar que no esté dentro de mi casa. Me curé a puro valor mexicano, con chochitos de árnica, pastillas para el dolor de cabeza y pomada desinflamante para los moretes.
Y aquí estoy, menos adolorida pero viva Yo digo que a mi las estrellas me iluminan al revés. con esa caída mínimo me hubiera abierto la cabeza, pero no, no me paso nada.
Entonces dije estoy frita. Por ahora no está en mí suicidarme. Los ataques de ira que he tenido me asustaron un poco dado que en mis desvaríos alguien me propuso suicidarme con su ayuda. ¨Si quieres te paso el cuchillo¨dijo.
Óiganme no, eso sí que no, si me voy a entregar a la calaca será sin ayuda de nadie, que para eso sola me doy abasto.
Y ya es todo, me caí de las escaleras pero sigo viva. Flor marchita sin retoño, con el alma en retazos ribeteados de razón.
Sea por Dios y su bendito nombre.
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Sea por Dios y tu bendito nombre. Y tu alma herida. Y tus ganas de vivir. Por ti, y porque sigas escribiendo días hermosos. Aunque en alguno acabes como un cromo. Te quiero. Beso.
ResponderEliminarSalud.
el suicidio nunca es solución. debes pensar en tu familia; ya que cuando se tiene un familiar suicida, los familiares más cercanos tienden a seguir aquel ejemplo cuando enfrentan un problema más o menos fuerte. (¿un ejemplo de esto?: la familia del escritor ernest hemingway).
ResponderEliminarme ha apenado mucho lo que te ha sucedido.
un beso.
Hola Flor de María. Será que aun tienes mucho por hacer de ahí no te haya pasado nada más que moratones y dolorida. Cada uno tenemos nuestros destino y cuando nos llegue la hora no hay quien nos salve. Afortunadamente aun está bien dentro de que tu cuerpo haya recibido mamporras contra el suelo. Siento mucho lo que te ha pasado. Deseo que pronto pasen esos dolores. A seguir disfrutando de tu familia y de esa niña tan especial que es como la niña de tus ojos, tu nieta. Menudo susto se daría la criatura.
ResponderEliminarAbrazos enormes y cuídate mucho
Todo sea para bien. Al menos tienes claro una cosa. Irte cuando toque, sin dejar un mal recuerdo a la familia.
ResponderEliminarÁnimos y a recuperarse.
Besos.
Hola hermosa, me siento tranquila que no te has roto ningún hueso para que las cosas no se compliquen más. También he pensado en el suicidio. No es algo que esté presente ahora pero cuando sienta que he dejado de ser yo, tal vez lo vuelva a contemplar. Los chochos de árnica son buenisimos. Mis hijitos ya saben, se ponen gel de árnica con no se que otra yerba y su chochito y mágicamente el dolor se va. La mente y la palabra de una madre son poderosas. Te mando un abrazo suavecito para no aplastar los moretones. Te quiero
ResponderEliminar"Flor marchita sin retoño, con el alma en retazos ribeteados de razón.", pero viva!! y eso es lo único que importa.
ResponderEliminarSiento tu caída y espero que esos mejunjes antiinflamatorios hicieran ya su efecto.
Cuadros y macetas... jajaja eres tremenda, tú a lo grande!!
Me alegra saber de ti, aunque sea de esta guisa...cuídate mucho y beso grande.
Mi madre, como tiene osteoporosis, en las caídas más tontas casi siempre se rompe algún hueso; sin embargo, hace tres o cuatro años (ahora tiene 95), se cayó de espaldas por las escaleras de subida a casa. Lo menos que se podía haber roto (sin contar con la osteoporosis) es la cadera y con facilidad haberse desnucado. La cosa quedó en la rotura de esos pequeños e innumerables huesos que tenemos en la mano, cuyos nombres recordamos los que no nos acordamos de cosas mucho más prácticas.
ResponderEliminarEn esas situaciones sucede con frecuencia que no comprendes por qué has reaccionado de una manera y no de otra más coherente.
A ti no te pasó nada porque eres una chamaca.
Un abrazo.
Bien por esa caída sin consecuencias, milagrosamente. Y oye, todas las caídas tontas, porque listas no las hay, lo importante es que tu nieta no tenga una abuela suicida, lo de malhumorada y tal, pues oye, que tenga paciencia :-)
ResponderEliminarUn abrazo, Malque
Lo que no te mata te hace más fuerte, ánimo con el refuerzo de tu cuerpo.
ResponderEliminarEsas voces amigas, cercanas o familiares nos salvan de esas decisiones que pueden dejar heridas peores. Un abrazo. Carlos
ResponderEliminarCuídate, mi chilanguita.
ResponderEliminarSi bien ya me lo contaste, no dejo de pensar en ti.
Que te quiero, los quiero.
Y que no necesitas, comentarme, ya que a ti, como a todo mi México los llevo en mi corazón, día sí y día no...
La escalera dijo presente para que dejes de pensar en ella.
ResponderEliminarAlgunos días son más difíciles que otros y el sobreponerse es lo que nos hace seguir adelante, eso el ser bien cabezaduras.
Saludos,
J.
Malque, un mes sin saber de ti, ya pensé que algo pasó. Bueno podía haber sido mucho peor. Sí, somos libres para irnos pero pensar en los nuestros es el mejor remedio para ese mal. Besos.
ResponderEliminarMe gusta venir a leerte y aunque no nos seguimos disfruto enormemente de tus textos. Este es real y maravilloso. A veces las piernas se aflojan y ...bueno el resto es historia de cada uno
ResponderEliminarTe deseo un buen diciembre
sin caádas y muchos caramelos
Mucha
Ay, Malquita: Eres un caso, pero un caso fascinante. Casi sentí tus golpes en mis huesos. La verdad es que siempre siento dolores óseos pues soy reumático desde niño. Espero que te borre los moretones.
ResponderEliminarUn abrazo.
Los tobillos son mi punto débil. Ya llevo 2 esguinces y una fractura los 3 de unas escaleras, algo tan cotidiano se han convertido en un gran miedo.
ResponderEliminarNo tengo tu edad, ni tus experiencias para poder decir que comprendo o no tu tu sentir o ni cual debiera ser tu deseo, pero conocido en que no te deberían ayudar en la decisión
Saludos ;)
Y un abrazo para reconfortarte
Ha sido un placer visitar tu blog
ResponderEliminarYa te vale, ¿no? Pues eso, escribe. ¡Escribe!. Beso.
ResponderEliminarSalud.
Sí que fue peligrosa la caída, me alegro de que te vayas recuperando.
ResponderEliminarPues sea por Dios y su bendito nombre :) Eso :)
Click.
Un beso, mi querida Malque.
De tu RosaRosita :)
Wowwww fijate que yo si senti tus golpes,
ResponderEliminary hasta me quede adolorida, que barbaro,
o sea todo fue un gran susto.
Besitos dulces
Siby
Ya estás mejor, seguro!
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