Con un poco de dinero se dirime el orgullo, comprando cremas pa' ahuyentar por breves periodos los arañazos de la pobreza de cosas inútiles. Un perfume, dos, tres, cuatro cremas finas que ayuden a solventar el olor a sol que deja el desierto de los solos en la quemada piel del hartazgo que da la perorata de los cuervos comerciantes, incitando a todo aquel que se preste a gastar en el subterfugio de los placeres de la dilapidación.
Este otoño burlón no termina de irse. El verano no lo dejó extender sus mantos de lluvia salvadora. El calor se ha adueñado de este lado del mundo. En una Navidad calurosa estamos un tanto desfasados. No me animé a poner el pino navideño, con tanto sol me niego a creer que estamos en diciembre. El mes más hermoso del año porque en ese mes nacieron todas las flores y vaya pos me llamo Flor, alguna gracia debía de tener.
La lectura me está proporcionando la paz mental que mi caja de ideas mira de soslayo en un afán impetuoso por echar a andar esa nueva idea que como todas las que comienzo, terminan por ser arrumbadas en los rincones de la imaginación.
Acúsome de ser, oh hermanos míos, de no hacer de mi vida un buen provecho. Ocupo dormir temprano y levantarme tarde. Alueguito que me levanto transformada en la princesa Aurora, los pajarillos empiezan a cantar al escuchar mi cantarina voz de borracho con agruras. Calixto y la Srita. Gato maúllan esperando junto a la vasija de las croquetas que empiece a servirles el desayuno, cambiarles el agua y limpiar el arenero ¿quién es el amo de quién?
Los carraspeos salerosos de los cuervos falsos otean desde lo alto de los tejados como irá el día de hoy. Los ejércitos de hormigas enanas atacaron sin piedad desde la madrugada a un grillo demorado por la inquietante boca de la doncella del castillo de atrás del lavadero.
Cochinillas corren con sus hijitos de la mano a la escuela. Moscos simplones, ratones orejones, pinacates guerreros, gusanos de la leva circunstancial. Todo mundo ha empezado el día que ha llegado ya.
¡Feliz vuelta al sol!
El mundo gira a 61 revoluciones por minuto ambientado por la melodía salida de los altavoces camuflados en las verdes plantas del patio trasero.
Vamos por otra vuelta al ciclo enigmático de la vida.
¡Suben!