Soñé que Laura atrapaba muchos pájaros. Tres colibríes, una urraca blanca no negra. Yo creo más bien era una urraca pico de gaviota teñida con Blanco pureza No. 3 de L´oreal.
También atrapó una muy colorida guacamaya. Varias coconitas y otros tantos que no recuerdo. Todos estaban en sus jaulas de mimbre igualitas a las que tenía en el departamento. Las jaulas colgaban del techo de dos aguas. Cuánto pájaro. Cuánto trino. Cuánto derroche de sonidos encerrados con barrote artesanal.
En el sueño dirigía la vista al techo solazándome con los coloridos plumajes. Trinaban muy alegres. El tiempo detenido en el sueño era derramado en notas de colores. En un momento dado vi que el ventanal de la zotehuela estaba entreabierta. Grité a Laura que la cerrara pero mi chillido llegó muy tarde. El trío de colibríes estaba huyendo seguidos por los demás.
Qué triste.
Mis lágrimas comenzaron a fluir sin consentimiento. En sueños nadie llora lágrimas verdaderas. Mi garganta dejó escapar un fuerte quejido despertando a Laura.
-Mamá- dijo asustada moviéndome sin control.
Siempre se asusta con mis pesadillas. Y eso que ella no las sueña si no...
A veces ¨veo¨ bultos en la orilla de mi cama. Siento cuando se acomodan calladitos, silenciosos, amorfos. En la duermevela sin fin creo es la Srita. Gato queriendo darme masaje minino circunstancial en su escueto asombro. Me asusta lo que veo sin ver. Miro de soslayo y encuentro una sombra más grande. ¡Es Barry!
-Despierta, despierta- me mueven para sacarme del lúgubre espacio sonde estoy metida. En el sueño es Barry. En la realidad de otra vez Laura.
Ya no sé ni lo que sueño. Pesadillas con personajes familiares. Los fantasmas transitando sin control en el mundo obcecado, diminuto sin encanto del universo onírico.¿Quién aguanta el ritmo de mis sueños?
Constantes viajes con boleto de salida sin fecha de regreso. Muchas pastillas inventadas para mantener en su bucólica existencia a pacientes sin cura pero vivos.
Las pesadillas duran lo que duren en su intrínseco manifiesto de locura medicada. Entes onanistas vigilando mis manos abrazadas a la almohada pequeñita que acompaña desde hace unos meses lo insólito del ¨descanso: nocturno.
Cierta estoy que la vida es más que estar enclaustrada con este remedo de cerebro que me ha quedado, volando en medio del viento azorado de mi angustia solitaria.
Entonces surco los aires sin brújula a cualquier página del libro que me orille a ahondar en lo que dicen hay pasando el horizonte de quietud allende el mar de mi destino.
Como los colibríes seguiré habitando esta parábola existencialista sin dar cuenta a nadie de los vuelos prolijos que en el cáliz de fuego sucumben ante el néctar de una flor en camino al marchito fin de su existencia.
yo voy a mi dormitorio exclusivamente para dormir. como duermo poco e intelectualmente hago mucho, tengo agotamiento mental y duermo profundamente hasta que el despertador me despierta. pero, a pesar de todo, cuando tengo que estar alerta por algo del día siguiente, entonces por más sueño profundo que pueda tener, sueño y me dan pesadillas que sólo a mí me conciernen y que sólo yo puedo descifrar.
ResponderEliminaracabo de consultar un libro de sueños que tengo y leo lo siguiente:
aves volando: prosperidad.
pero no lo tomes tan literalmente ya que esto a veces es como las cartas del taror que hay que saber interpretar y leer entre líneas.
besos.
Como víctima de pesadillas inexplicables y terroríficas me solidarizo contigo.
ResponderEliminarSiempre he dicho que yo debería ir a dormir con una pistola bajo la almohada.
Besos.
Ese dormir es una pesadilla. Tantos personajes en los sueños, para inspirar la imagen de un colibrí volando, como tu mente, ahíto de sol.
ResponderEliminarUn abrazo grande.
Ahora que no duermo de un tirón, cada vez que despierto recuerdo los sueños con más facilidad que antes. No son pesadillas, pero tampoco suelen mejorar mi realidad.
ResponderEliminarBesos.
Sí, es duro tener pesadillas...
ResponderEliminarBesos y ánimo.
El caso es que con pesadillas y todo, lo que has escrito es precioso.
ResponderEliminarMenos mal que nos quedan los libros para huir de nuestras prisiones.
Besos
Hace mucho que no tengo constancia de haber soñado, si acaso ligeras ensoñaciones en el duermevela previo al despertarme del todo.
ResponderEliminarLo cual gace que imagine pero no comprenda del todo tu situación.
Besos.
Ya fue... ya fue...
ResponderEliminarEn breve te mando nuestro tequila de viernes sencillo con cara de triple, y una ranchera espanta-vientos que hoy por acá le festejamos a la música y al cambio de solsticio de verano.
O un flamenquito... pa asustar pesadillas.
Besote, mi chilanguita de pesadillas tristonas.
P.S. No permitas que te muerda los faldones la de La Calaca. Fiuuuuuuuuuuuuu.
Ya voy/vamos viendo;)
Cosa brava las pesadillas,abrazo fuerte.
ResponderEliminarNo tengo palabras. Lo siento. Te quiero.
ResponderEliminarSalud.
Mi querida Malquerida, aquí de regreso leyendo tus letras. Un abrazo fuerte.
ResponderEliminarSi es difícil entender nuestra propia enfermedad, más difícil aún para quienes solamente la ven desde afuera de sí.
ResponderEliminarSuerte!
J.
Cosa seria las pesadillas. Cuando las tengo despierto a comer. Eso me hace pisar la realidad que habito. Un gustazo leerte despues de tanto:)
ResponderEliminarSi las pesadillas son un suplicio , bien cierto es , como bien cierto lo es el leerte , vuelas entre palabras Malque querida , y cantas entre hermosos silencios
ResponderEliminarmi beso y cariño
Un beso.
ResponderEliminarLas pesadillas...las temo tanto...
ResponderEliminarUn beso,Malque.