¡Rápido! ¡¡Rápido! Escribe rápido antes de que otra cosa pase. La mera verdá ya quisiera cambiar de página pero los vivimos aquí no podemos aunque quisiésemos.
Estoy parada en una nube trepidante acompañada por el hombre sin memoria ayudándole a no perder sus recuerdos.
La realidad ha sobrepasado a todos. Tiembla cualquier momento. Las réplicas se suceden unas a otras. A veces las sentimos a veces pasan imperceptibles a nuestras rodillas. Todo está revolucionado. La gente se ha volcado a las calles a ayudar, quien diga que México es un país desunido tendría que tragarse sus palabras. Ha sido increíble la ayuda de la gente recorriendo largas distancias con tal de socorrer a poblaciones lejanas a las que la ayuda no ha llegado.
Me da una poca de pena decir que no he colaborado en nada, ¨mucho ayuda el que no estorba¨ me digo so pretexto de padecer pp. Eso cae cuando veo por televisión a un señor en silla de ruedas sacando escombros de un edificio derruido. Otro sin un pie escarbando con sus manos buscando vida debajo de toneladas de cemento. Me tapo entonces la cara para borrar esas imágenes de mi memoria. Esta vez no he colaborado con nada. Ni un peso he dado. Esta vez trato de convencer al hombre sin memoria que compre básicos para las mujeres damnificadas pero en algún lugar del viaje olvida mi encargo.
La Casa de los Aviones está dañada, nuestra casa ha visto volver a uno de sus valiosos miembros mientras Protección Civil indica si el departamento es habitable.
Se supone que hoy volvería todo a la ¨normalidad¨ pero no ha ido posible. Hay muchos edificios dañados, escuelas con cuarteaduras. La gente tiene miedo. La réplica del sábado hizo que muchos salieran como estaban.
Sustraerse de la realidad es como cerrar los ojos frente a un espejo. No puedes dejar de verte.
Quiero escribir algo que no sea de sismos.
Érase que se era un lugar lejano a mil millones de años luz habitado por El hombre sin memoria, La mujer encallada en una nube trepidante, perros viejos, loros en alharaca constante y un gato flojo sin edad.
Érase que se eran los habitantes de un cuento imaginario.
Érase que se era una historia de amor que nunca pude escribir.