Trepo por tu recuerdo como una enredadera que no encuentra ventanas donde agarrarse, soy esa absurda epidemia que sufren las aceras Si quieres encontrarme ya sabes dónde estoy.
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domingo, 27 de febrero de 2022
Éxodo de dos solos rumbo al aro del infierno que les corresponde a ambos dos a la par de juntos cogidos de la mano, manita, mano
domingo, 20 de febrero de 2022
Onanismo obtuso
jueves, 10 de febrero de 2022
Deeper & Deeper
Relatos y textos cortos
Hay un dicho al que le cambié el orden a dos palabritas para que embonara con mi pensar.¨El hambre me tira pero el orgullo me levanta.¨
A mí ¨el orgullo me tira pero el hambre me levanta.¨ Lo he contado varias veces, tengo algo en mi relación de ¨muerte-comida¨.
El hambre es el arma de Dios con la cual en caso de una revuelta de seres andróginos, mujeres putas desagradecidas,, niños insolentes, angelitos anodinos, hombres de profesión DonJuan de pacotilla.
¨A veces pierdo un poco de mi incompleta dignidad cuando de comer se trata. ¨Dame un bolillo duro manque sea.¨ Y un jarrito con café si no es mucha molestia. La comida rige mi mundo real. En el onírico no como, soy delgada, o sea no soy yo en el mundo de mis sueños.
Tal como mi vida se resume en un refrán tan sin embargo. dicho sin soslayar el cúmulo de saber no ser igual que las demás. Soy tan igual que termino siendo diferente.Y es que Dios me trae entre ceja, oreja y media madre. Digo yo. A decir verdad,,. exceso de metáforas, ¿Me trauma? No absolutamente.Dios no tiene la mínima idea que existo. Por eso un Dios tiene menos escrúpulos que una monja del Convento de las Carmelitas Descalzas del Desierto de los Leones, ubicado en el último lugar al que volvería antes y después de morir. A
Comerciante insulsa, dotada de silencios sepulcrales para vender en los tianguis del domingo en la mañana. ¨Pásele señito, tengo tres virtudes de burguesa acongojada¨, ¨llévelo, llévelo.¨ ¨Mire usté este relicario de groserías perteneció al hijo de la chingada de José Cristóbal Olavarrieta y Sepúlveda. De los Sepúlveda de arriba. Mal rayo los parta.
¨Mire usté estas son frases ladinas utilizadas un día en la empresa donde ejercí la carrera para la que no estudié:¨ Archivista desmemoriada, desordenada en términos constantes.
La mayor virtud de mi vida en el trabajo, que dicho sea de paso, no nací para engordarle el bolsillo a nadie o lo que es lo mismo, ¨es tan feo el trabajo que hasta pagan por hacerlo.¨ Quiero ser pobre. Con esa máxima en la frente trabajé lo suficiente para dejar huella en los lugares que pisé. Dos-tres, tampoco tantos, mi pésimo carácter no daba para más. Como era poco menos que nada estudié hasta la preparatoria. El sistema usaba la socialización, nada de individualismos obtusos. ¡Al diablo la escuela y su doctrina borreguil y placentera!
¿En qué equipo vas a estar, niña de pelo ensortijado?
En ninguno, trabajo sola.
Es mejor, no dependo de nadie más que de mí por lo tanto nada puede salir mal.
Profesor Francisco pregunta: ¿A qué equipo pertenece usted la de rizos negros? A ninguno. Perfecto, súmese al equipo tres que tiene dos miembros nada más. Luego ya trabajando en equipo hacíamos cálculos, consultas, razonamientos lógicos en total hermetismo. Comunicación sin emoción. lógicos como la respuesta de uno más antisocial que yo, su razonamiento rayaba en la idiotez: ¨El resultado de la operación es 00 punto y fracción.
¨Me lleva la tía de las muchachas ¿cuál es la fracción pequeño hijo de tu bendita madre cabeza de chorlito?¨
Metida en el hoyo con una caterva de ilusos soñadores que van a la escuela pa´ver si la suerte les sonríe y son capaces de salir de la clase baja, en la que de entrada ellos mismos sabían que a esas alturas de la vida el éxito baila poco en el submundo hostil en el que habitan.
Al comienzo del primer semestre los bancos eran insuficientes para todos los que entrábamos con ganas de seguir estudiando. Alegres, sin conocernos no había nada que nos separara. Todos llevábamos el mismo rumbo. No había ricos ni pobres. En un mundo tan desigual como es el de la educación, nosotros marchábamos tomados de las manos. A mitad del curso se veía el salón tan vacío como el ojo del profesor de Psicología. Cuenca tenebrosa acorde a la cara malsana del profesor. Escondida la mirada detrás de unos lentes obscuros bajados a media nariz. De esa manera el susodicho podía echar un vistazo a los pechos de las adolescentes ansiosas de aprobar la materia, yo entre ellas. A finales de curso, me puso un mísero 6. Si, si, me lo puso porque yo había sacado un espantoso 5. Tuve que ir a pedirle que rectificara mi calificación. Con letra chueca escrita a lápiz decía: Calificación S o sea 6. ¡Puagh! 6 ¿yo? invalidando con un tache el reprobada por equivocación. La boleta dilucidaba una incógnita sobre el que había cometido semejante ser maltrecho. Bueno pues qué le vamos a hacer. Renuncié a los estudios, con la única razón que cabía en mí. No me apetece ser miembro de un equipo. Jamás de los jamases perteneceré a nada. Conocida la mediocridad en teoría, virtuosismo pragmático. He aquí el fin de mis días de escuela de nivel medio, te regalo mi lugar. Dejé el CCH Sur ubicado en un lugar de clase alta. Colegio nice para estudiantes sin futuro. sin dinero. Sólo los ¨hijos de papi¨ terminaban los seis semestres. Dos no, se suicidaron a medio semestre. Fue la primera vez que tuve conciencia de lo que era tener el poder de mi vida en mis manos de adolescente prematura.
Los días pasaron, me quedaba en casa creo lavando trastos que era lo que me tocaba. En la primera línea con la locura, platicaba con las sartenes, cazuelas de barro, cucharas de peltre. La mía era una, la que fuera que tampoco es de bien nacidos comer a mano limpia. ¨Si no trabajas, haz algo para ganarte la comida,¨ decía la cabeza de Los Apellidos Ilustres quién con sus once hijos ¡Agarren al padre! vendía tacos de a peso en la escuela ubicada a menos de cien metros de la casa. Los niños famélicos no llevaban ni torta, es más no llevaban más que aire de miseria pueblerina dentro de sus panzas de farol. Vamos a regalarles un taco. ¡Pobrecitos! No nos haremos menos pobres. Mamá hacía milagros para que la cazuela de frijoles alcanzara para todos.
Aunque en esa casa siempre hubo sopa, arroz y frijoles, cinco kilos de tortillas, hay que engañar el hambre.
Era la comida para los más chicos junto con los que no trabajaban. La carne era para aquellos que habían alcanzado la jerarquía de trabajadores. Te tocan cinco tortillas. A ustedes dos nomás. ¨Es muy triste ser pobre, ¨Siempre se carga una barriga vacía y unas ganas de comer parecidas al mar sin tu nombre. ¿Qué ola bautizaste hoy con la sabiduría exhalada de tu mente de poeta hecho a pura observación?
¨La gente trabaja, ve con el de los radios, él siempre solicita gente.¨ No sé por qué no le duran los empleados. ¨Se solicita mujer de 18 años en adelante. Bien presentadas, agilidad en las manos. Buena vista requerida. Informes aquí. Toque usted (sólo una vez).
Vamos ¨Cavar cavar cavar cavar cavar
en la mina quiero yo¨
Cavar cavar cavar cavar cavar
cavar en la mina quiero yo,
cavar cavar cavar cavar cavar,
quien cava más muy rico es.¨
Renunciados los estudios, presta a trabajar, cubrí mi cuerpo de formas detalladas. Venus de Milo azteca, ¨tápese aí virgen desjuiciada.¨. Un día con el hambre en la panza, saqué a Cinderella Star de su olvido. La cubrí con un vestido rosa con florecillas blancas, olan vaporoso en el cuello para usarse con o sin hombros desnudos. Zapatos de plataforma, melena alborotada. Tal día murió Cinderella Star, ¡maté a Cinderella Star! La primera gran creación en la complejidad de lo absurdo, inventada toda en la memoria de mis días. Ella nació en su tercera reencarnación, siendo una muchacha carente de sentido común, cuyo nombre se perdió en el ocaso de la ¨Tongolele¨. ¨Tongolele, la vedette gringa que en su larga vida en México no ha aprendido a hablar como buen mexicano, seas o no de aquí. A sus 90 años sigue moviendo la cintura al ritmo del Wawancó.
A esa época le tocó nacer a ¨Lasinombre¨. Un ama de casa perdida en el infierno del carácter heredado del hombre llamado ¨padre¨. Caminaba con pasos suaves, sin dejar huella. Comenzó a trabajar en una armadora de radios de transistores. Aprendió a soldar diodos, resistencias, capacitores, transformadores, etc y más.
Una pequeña armadora de radios cuyo principal mercado se encontraba al interior de la República. En el ínter fue ¨Cuidadora de gallos de pelea´. Se oye nais pero nah. El trabajo consistía en sacar a los gallos de su jaula atándoles la pata con un lazo, lejos unos de otros. Nunca debían quedar cerca, siendo gallos de pelea, se armaban los picotazos nomás por quítame estas plumas. Madrazos de buenas a primeras. Instinto animal alojado en una hermosa ave de colores sin igual. Cuando uno alcanzaba a dar el primer picotazo, detener la pelea era asunto de gente experta en el fino manejo de los gallos de pelea. Yo sin experiencia más la que pudo tener al observar a ¨Claudio¨, el gallo blanco de Luis grande al que le tocó por unanimidad y sin que se enterara que el caldo de pollo servido en la comida fuera ¨Claudio¨. Ys después le decimos. Ustedes a callar ¿oíste Flor de María? O era muy chismosa o el arte del sufrimiento tocaba el asunto aquel.
Con ¨Claudio¨ se dio por terminada la ¨granja¨ que mami tuvo con un par de gallinas, ¨Claudio¨y la guajolota que seguía a Luis a todas partes. Una mañana amaneció ahogada en la gran pileta llena de agua helada. Adiós Nicanor, te tocó la de perder. Requiescat in caldo. Amén. Provechito.
Alguien tiene que perder en la cadena alimenticia de una familia grande, como las de antes.
Oiga niña, tenga precaución niña, esos gallos valen oro, no alcanzaría su vida para pagar uno solo de esos animalitos. Están re-chulos, me caí.
Muy curiosa esta época de mi vida, ni mi familia sabe que fui cuidadora de gallos de pelea del mujeriego Sergio, Don Juan de poca monta, Jugador, parrandero y mujeriego tenía fama de cobrarse en especie las deudas ocasionadas por las empleadas. Hijo del cepillero, la riqueza le tocó como a quien le habla la virgencita de Guadalupe.
¡Aléjate de mí cabroncete, no me toques!
¿Me dejas tocarte la vagina?
¡Qué diablos!
Demonios, ¡le diré a mi madre todo! ¡Cerdo insolente!
Con ese vestido te ves re-chula mamacita. Anda dame un besito.
Asco de tipo, farandulero, marrullero y todo lo que termine en ero.
Nadie te creerá, ´tonces ¿para qué?
Yo no digo mentiras. quédese con su trabajo de quinta.
¿Mi madre no sonreía? Yo creo esa es la razón de mi tristeza. Mami me contagió del virus de la melancolía. Yo tampoco sonreí en mi boda. Las consecuencias diferentes delimitan la tristeza de una mujer en su boda.
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Casi sin estudios yo no aspiraba más que a ganar dinero para aportar a la casa. Los Apellidos Ilustres engalanan la historia de dos en el que una se sumó a amar sin perder el estilo y las formas. El otro fungió de padre. Prestos a decir la verdad. Se preocupó por los estudios de sus hijos, su alimentación, salud, alternados con períodos de juerga sin límite.
¿Acaso haz visto en alguna de sus fotos su bella sonrisa?
-No, nunca sonrió.
Aquí me bajo. Se les acabó la ¨Florecita del campito florido¨, así me decía un técnico más viejo que la costumbre de mirar por encima del hombro -algo que me sale muy natural-
En mi mundo de ¨alcurnia,¨despreciaba a quién creía inferior a mí. Claro, con cara de niña decente y educada me permitía ciertos ¨lujos¨ propios de la insensatez humana. Las subordinadas no tenían el valor de darme una patada en el trasero con justa razón, lo que agradezco dado que una patada en el trasero es la peor humillación para un ser humano. ¨Todos somos iguales pero habemos unos más iguales que otros,¨ dice más o menos el cerdo mayor de La Rebelión en la Granja.¨
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Al día siguiente, mi pap... digo Barry me dio un tremendo sermón sobre la gran suerte que es tener comida en la mesa. Una vez tuve que elegir entre mi guapo hijo y yo cuando este era pequeño, que comiera uno solo. Era para lo que alcanzaba y ni modo.
-Pus sí pero ¡No me gusta la tinga!
No habiendo más que decir ni qué comer, terminé zampándome un pan de dulce y medio plátano.
Como dice Laura, dense.