En las madrugadas cuando estoy despierta y me asaltan los deseos de escribir, me pongo a maquinar historias.
Hace mucho no escribo tan temprano, hace mucho dejé de escribir de madrugada.
Creo que las letras de mi teclado ya me tienen miedo, la A ya se fue, la R parece P, la O se convirtió en columpio sin nadie a quien mecer, la S parece lombriz sin cabeza. Las lombrices me dan miedo.
El silencio a estas horas es tan lastimoso que debo hacer un esfuerzo por no volverme loca. Aguzo los oídos que empiezan a captar cada ruido que hay en mi casa para poder escribirlo. La tranquila respiración de Barry rompe el silencio en pequeñas agonías.
Agonías, tengo que buscar un sinónimo de agonía porque ya está muy gastada esta palabreja, la agonía está agonizando.
Sonrío porque me acordé de mi Ángel que pasó a saludarme ayer, anda tan atareado. Quién le manda ser Ángel y bueno además porque tiene mucho trabajo. ¿Ángel ónde estás? te extraño, no quisiera pero te extraño un chingo. Voy a cerrar fuertemente los ojos para que no te vayas.
Si pongo el oído en mi almohada oigo las risas de ayer cuando comimos tamales en la clase de inglés, ese fue nuestro castigo por reprobar: Llevar tamales, si así se resolviera todo estaríamos muy gordos.
Imagino cada instante y quisiera escribirlo pero no puedo, las imágenes huyen de mis dedos como agua. Como el agua que escurre por mi cara amenazando poner erectos los pezones de unos pechos desvalidos.
La otra vez oí a un perro en la madrugada, me pregunto por qué ladra. Se oye como si reclamara algo. Tal vez busca a su dueño, imagino su soledad, perdido en unas calles desconocidas sin nadie que lo ayude.
O puede que le ladre a la luna para que apague su luz y lo deje dormir. Quizás tenga insomnio y habla con su sombra que es la que lo acompaña siempre.
¿Qué dirá un perro?
¿Y si tiene frío? o quizás no ha llegado su dueño y lo está esperando. Pobre perrito tan solitario en su abandono.
¿Y si busca a su mamá? O si no comió debe tener mucha hambre, en las calles no hay comida ni almas caritativas. Patadas es lo que hay, patadas que espantan el hambre del más feroz de los canes.
Se oye a lo lejos el ladrido de otro perro de esos grandes que andan por las calles en manada y que no tienen miedo a nada ni a nadie.
También escucho la sirena de una patrulla que anda vigilante, según.
Alguien ha encendido el motor de su coche, ¿quién saldrá tan temprano? Ojalá no sea una urgencia.
El perrito sigue ladrando pero ya nadie le responde, se ha quedado de nuevo solo. Max, el perro de mi vecino insiste en querer meterse a la cocina pero no puede, él no tiene la suerte de vivir dentro como mis perritos, él debe conformarse con dormir en la húmeda zotehuela llena de ropa tendida y ruidos que mueren en la soledad de la noche.
Las manecillas del reloj se escuchan con su tic-tac que no acaba nunca.
Hace rato vi que el reloj no avanzaba pero no era eso, es que me quedé suspendida en el tiempo.
Ayer cuando me subí a acostar vi mi teléfono, recordé que hace mucho no suena, si fuera perro ni tendría teléfono ni esperaría que nadie me llamara a no ser que me tronaran los dedos, nada más por eso no me gustaría ser perro, nunca me ha gustado que me truenen los dedos. ¿Por qué no suena mi teléfono? ¿Será que no hay nada qué decir?
Acabo de oír un ruido en la ventana, seguramente un pipiol de esos cieguitos que vuelan sin cesar al rededor del foco se acaba de estrellar en el vidrio, pobrecito pendejo.
Otra vez oigo al perrito ladrando, pobrecito, ¿qué querrá?
Me voy a subir a mi cama a Benito Tiki ya van a ser las cuatro y Lucy en su afán por llevarse almas perdidas no me vaya a encontrar, no es que esté perdida, es que estoy un poquito loca nomás.
Ya regresó el vecino que encendió su carro hace rato, ¿cuánto tiempo habrá pasado desde que se fue? ¿En realidad pasó el tiempo o las manecillas dejaron de caminar?
Mañana cuando lea esto, moriré de risa, no puedo estar más loca. ¿Mañana? Mañana ya es hoy, hoy es mañana, ¿ayer fue hoy? Mañana ya es ayer.
Ya me voy a dormir, nadie me ha echado en falta, quizás porque no hice ruidos, o a la mejor no existo.
Quisiera ser perro así no estaría escribiendo incongruencias a estas horas de la locura.
Tengo frío...
+Ah si la imagen es de Joan Miró, era un pintor famoso, si saben ¿no? Yo lo conozco nomás de oídas.