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miércoles, 29 de abril de 2020

La primavera de los confinados


Dicen que todo es mentira, que fue creado para desestabilizar -o estabilizar- la economía mundial. Dicen que fue creado para acabar con los viejos porque no aportan nada y son un gasto inútil. Dicen que fue creado para generar nuevas formas de trabajo, menos gente más máquinas. Dicen que fue creado para con el confinamiento darle un respiro al mundo que está a tres de desaparecer. Dicen que Estados Unidos lo creó para detener a China en su paso a ser la primera potencia mundial, puesto perenne de los estadounidenses.

A saber qué mente diabólica lo creó, pero sobretodo que le salga a la perfección.

Casi todo el mundo está en cuarentena. Hospitales colapsados, muertos y muertos y más muertos.
Sea como fuere, el mundo está cambiando. Cuando la pandemia pase, nada volverá a ser igual. Habrá más desempleo, falta de oportunidades, abaratamiento de la mano de obra.

Estamos viviendo la época del miedo. Miedo a contagiarse, miedo a caer enfermo, miedo a morir lejos de la familia, miedo atroz. Y el miedo hace esclava a la humanidad. Pocos rebeldes salen a enfrentar las circunstancias sin temor a enfermarse. De algo habremos de morir.

Llevamos casi cuarenta días confinados en nuestras casas. En mi país posiblemente se levante el confinamiento los primeros días de junio, todavía no lo sabemos. 

Los niños no van a la escuela, toman clases en casa mientras los padres trabajan a través de la computadora. Dicen que esa será la próxima forma de vida mundial. El tiempo lo dirá.

Por si las moscas, hay que darle duro a lo que hay, puede ser lo último que hagamos en  el estilo de vida que llevábamos desde sepa la bola cuando.
Soplan malos tiempos en  la primavera de los olvidados.
Todo cambiará, incluso nosotros.

Las máquinas nos regirán. Serán los amos del universo. Habrá menos sentimientos, más frialdad. No me gusta eso porque de por sí no veo los ojos de mi familia debido a que siempre están en el celular o la computadora. Se acabarán de tanto mirar sin mirar. Quizás por eso están muriendo los viejos para que no haya conexión con los viejos tiempos. Los niños de hoy nacen sabiendo de botones y tal. Soy testigo fiel de ello por mi nieta quien me deja perpleja que a su corta edad sepa tanto de mover aparatejos modernos.

La vida va, trepémonos al vehículo de la modernidad, digo, si es que seguimos vivos los ancianos Chance no lleguemos a ver de nuevo la simpleza de la vida como cuando platicábamos con personas y no con aparatos.
Esto será después que termine La primavera de los confinados.


Click!











lunes, 27 de abril de 2020

Empezar porque sí


Me llamo la MaLquErida, alias Flor de María. Soy abuela, tengo muchos años, escribo cosas que a veces llaman la atención. Compongo cuentos con palabras que me voy encontrando en la orillita de la vida. La mayoría de las veces escribe la otra yo.

Estoy aquí de nuevo presentándome ante los que no me conocen. Los que me conocen saben que soy una mujer de pocas pulgas, con el carácter pegado al gatillo de mis enojos. Disparo a la de ya, luego averiguo. Ya pa'qué si me cargué un muertito a salud de la agenda de pasta negra donde borro a los que fueron y  anoto a los que quizás. Consciente de lo que hago no hay lugar para más. Bueno sí, guardo mucho en la libreta de las verdades

Hay quienes entran en mi vida para conocerme un poco más. Lo poquito que asome más allá de mis pestañas de burro. Me quiero, sí, muchos dicen que no. Me trato mal a veces, cuando el autoestima batalla por no caer. 

Pasado el tiempo que fue, digo que entré a blogger queriendo que supieran de mí. Hoy eso no es tan importante. Cuando entré a este mundo creí ser una chucha cuerera, sabionda, orgullosa  y un tanto presumida.

Con el paso del tiempo reconozco que mi 'sabiduría' era nada comparada con lo que he aprendido a lo largo de estos años. La caída desde la altura de mi tabique fue estrepitosa. ¡Tómala barbón!

Estuve escribiendo para no olvidar. 

Es muy emocionante sentarse de nuevo frente a una computadora. Mis dedos se fueron agilizando poco a poco. Algunos no reaccionan, se quedaron inmóviles a falta de práctica, pero escribir es como -creo yo- la sensación de volver a caminar libre y feliz.

La memoria sufre deterioros. Olvido nombres de objetos. Por las mañanas el cerebro eyacula los últimos residuos de  somníferos. La mente recobra la claridad en espacios de tiempos oscuros. Las pesadillas se han vuelto sueños apacibles en los que por igual me da por gritar. 

Desaparecieron las caracolas en mi pelo. Se volvió gris, lacio como los días insufribles de calor. Ya no odio a nadie, ignorar es mejor. Si me dicen adiós no hay marcha atrás. Los adioses son para siempre. Cultivo pocas amistades, ya no lloro. Sigo soñando con Enrique -hace poco soñé que era mi novio- y hago reír involuntariamente a mi familia. Mi nieta dice que soy una abuela rara.

Sigo haciendo textos largos, cuesta trabajo parar cuando comienzo a darle al teclado.

Es lindo volver a escribir en mi computadora -gracias a El Jefe- recordé  a la MaLquEridA que olvidaba todo con tal de escribir en el blog.

Tanto tiempo ha pasado. 

Soy la MaLquEridA, alias Flor de María, soy abuela, poseo la habilidad de bailar sin ritmo. Me convierto en robot, tipi  tipi tom tipi tom. El pp juega conmigo a sacarme de equilibrio, a medir el suelo con mi cuerpo y a comerse mi memoria todos los días como una boa tragándose un cordero.

Soy la que no pedí ser, pero la que el puto destino escogió. Pudo haber sido peor pero también pudo ser mejor.

Y ora si ya me voy, Laura antes era mi hija. Hoy es la persona que me ayuda a no olvidar. Me cuida como si fuera su hija -también me regaña como tal- es mi amiga, mi hija, mi amiga mejor. 

Me hubiese que la vida fuera de otra forma, pero Dios no cumple antojos ni endereza jorobados. 
Es lo que hay.







domingo, 19 de abril de 2020

Onomatopeyas en círculos discordantes


Érase que se era en un tiempo en disyuntiva. Saciadas las formas se hunden en el hoyo de los sinsabores. Los amores en la cuarentena. Quien ose repetir esta costumbre, será flagelado por mis besos. Los domingos nadie encuentra excusas creíbles. ¡Tarán tan tan! 

Si me dices: "Te quiero", digo: "Yo tambor dijo un corneta". Pájaros en el alambre desoyendo las notas discordantes del maestro ejecutor de traje de levita y sombrero de alcanfor. Hay quien te trata bien, después vuelve a ser el hombre. 

Las mujeres nunca dejan de ser madres. Para mí, el amor existe en un plano descendente. Préstame tus letras o pásame un poquito de tu gloria, anda no seas así quien sabe cómo. Los embustes sutiles son paridos en los labios delgados. Bibliotecaria en bar de ilusos. Los amores excéntricos son afán del olvido. Luego me dices que sí con los ojos de no. ¡Ay! 

Los gatos presumen los excesos en la perfección de su mirada. Olvídate de mí, si puedes. Nena Daconte me echó un vistazo en la mañana. Ya llegará el día de resanar entuertos. En virtud de lo antes expuesto, le doy mi más alegre pésame. La felicidad en lucidez circunspecta. A veces mi corazón tiene latidos de desamor. Los No son vertientes de un acomplejado. 

En la cabeza trae un chip encantador. ¿Eres tú la muerta? Quisiera que de querer ya no quisiera. Zarzamora en un París adormilado. Los dioses escatiman perdones. Los poetas dejaron de suspirar versos el mismito día que las musas aprendieron a desnudarse con una rapidez pasmosa. Nada a la imaginación ni un gramo de pureza con que solventar un verso. Las musas quedaron desempleadas. Y los poetas, pues ya no son. Tengo miedo de las miradas color de cielo.

Los hombres primero son hombres. No te vanaglories que de un halago no cojas fama. Dechado de virtudes. Amores de ocasión pa' no casarse. No tuviste suerte, los valientes no eligen perdedoras. El día de la salvación vendrá cuando el botón rojo grite una onomatopeya de alarido. Sigues tratándote mal. Obvio, que al que nace pa' maceta del cielo le caen las hojas o, ¿cómo era? Me quiero llamar Tristeza Ignota o Nena Daconte o Jesusa Palancares o Medusa en Ciernes o Anáxagoras Fecunda y así. Cocoroco co. 
El problema de las querencias es creer que son problema.











sábado, 11 de abril de 2020

De pasiones gloriosas y mártires atarantados


Entonces, sin quererlo, la vi. Estaba con su cara 'ay muy guapa'. El cuerpo joven, pegado a un ajeno. El beso. Si se juzgaran los besos, diría que los de ella eran infinitos.

Apartar la mirada de la imagen al instante que un dolor extremo puso a llorar la niña de mis ojos. A veces, pero muy a veces, soy la que no habita en mí. Quimera con trenzas color negro oblicuo.
Los epílogos se suceden en cruentas direcciones. Los ojos se me llenan de decepción en una inestable opacidad. Gotas de lluvia bendita clamando ser miradas.

La delgadez de los cuerpos incitan al pecado. Al hurto de sensaciones en el ocaso perdido.  
Poco queda por rescatar de este laberinto llamado vida y, sin embargo, no hay que temer.

El dolor se incrusta en el desafío de perderse para ya no ser.
Saco el orgullo atolondrado, inquieto, vano.  Pobrecito, tiene tantos remiendos que en vez de parecer orgullo es un saco con hoyos en el fondo. Mira tú, con razón no lo encuentro.

¡Zapatos, ropa usada que vendan!
¡Se compran orgullos, dignidades saboteadas, heridas sin sanar, dolores casquivanos y todo el cuero viejo que tenga!
¡Cambio bailarinas de bar por señoras respetables!
¡Cambio corazones que valgan la pena por los ajados del destino!
¡El cambiador!

Pasadas las emociones, olvido que te olvido, olvido porque ya te olvidé...
Lueguito llega el sabor de la derrota. Te piden un beso que regalas por no dejar.
Hay menos de que hablar. Hay nadas que resarcir. Hay amores colándose por las rendijas de un cuarto vacío.

Se comienza por abandonar querencias. Aparecen besos escatimados. Muy pocos, la mera verdad. Los silencios no los apaga ni el ruido de la televisión.
Juntos en apariencia. Soldados de las buenas costumbres siguen en la lucha cotidiana del seguirse queriendo.

Ni más que hablar.  Onomatopeya de un amor perdido en el tiempo.
Quisiera ser vaca para llamarme 'Casandra Estévez', pero pues me llamo la MaLquEridA con sabor de engaño.
Nací para ser santa, pero en el camino te encontré.
Santa Flor del amor hermoso. Suena bien ¿no?
Sería la patrona de los versos y palabras sin sentido. Total, para lo que sirven. Un distractor monótono con cara de quítame estas pulgas.
Realidad con esperanza no se llevan en el abandono, puritas mentiras te venden en cualquier esquina pa´que sueltes la dignidad entre las piernas. Vocingleros baratos ofreciendo flores sin aroma de papel maché hechas hoja por hoja. Ni las abejas caen ante tal engaño nomás tú que vives con la piel pegada a los huesos. Pistilos de estambre. Un carajo de vida se mira saboteando el engaño con verdades a medias.
Vive como quieras no como te digan total vida nomás es una, la que te tocó a ti.
Ni modo que no ¿o cómo dices que dices?










lunes, 6 de abril de 2020

Pájaros en callandito


Los Apellidos Ilustres se están extinguiendo. De once miembros, quedan ocho. Uno falleció en agosto pasado. El otro, hace unos días. 

En casa nadie moría; éramos una especie de soldaditos de acero: aguantando decenas de batallas, golpes bajos, caídas estrepitosas, pero como toda especie humana, nos volvíamos a levantar.

Ante el silencio de Los 3 Huastecos, quienes desde un día antes de fallecer mi hermano han tenido un cambio brutal de conducta, no comprendía nada. No hacían alharacas todas las mañanas al escuchar mi voz. No me gritaban para pedirme fruta ni cuando tomaba café.

Algo pasó con ellos que no logro entender.  Como si no hubiese pájaros. Como si supieran que la muerte llegó por otro miembro más. Todos muertos por la misma enfermedad: ataque al corazón. Infarto silencioso llegandito en el momento exacto de la existencia. Sin dar tiempo a disfrutar la vejez. A lo mejor la calaca al llevárselos los salva de algo.

Es la hora de morir. No tengo miedo. Desconozco si soy la que sigue, a decir verdad por ser la enfermiza debí haberme ido antes que el gemelo menor. Eso es lo que digo. 

El segundo de los hermanos vaticinó ser el siguiente. No supo que acertó, murió como dicen en las novelas baratas, en un frío cuarto de hospital. El gemelo mayor fallecido hace unos días, murió de manera rápida en su casa.

Ninguno de los tres sufrió tanto al morir. Se fueron del mundo terrenal prácticamente jóvenes, igualito que sus padres. Ninguno llegó a la edad en que supone habría de recoger los frutos de la existencia.  La 3a. generación de Apellidos Ilustres desaparece de este mundo. Nadie se va antes. Nadie se va después. 

La vida sigue, con y sin eso es lamentablemente cierto. Mis hermanos eran unos desconocidos para mí, quizá sea eso lo que le sorprende a Liz, que no lloré por ellos. 

El tiempo que dejamos de vernos se ocupó de borrar todos los recuerdos. De por sí mi mente voluble no recuerda casi nada de la infancia. Luego llega el tiempo con su afán demoledor de recuerdos.

Seremos olvidados tan rápido como el vuelo del colibrí. Magia pura, ahora lo ves revoloteando ante tus ojos, ahora ya no está.

Así merito es el olvido y sus circunstancias.









Musa con cuernos

PARA LA MALQUERIDA

La Malque es un corazón de sol escondido y mil silencios largos. Es beso de agua y luz de ciegos en el desierto diario. La leo y me leo. La leo y la siento. La leo y la quiero. Vamos de la mano desconocidos y alejados por los caminos rotos y astillados de la vida cansada y del tiempo huraño. Refunfuñamos por todo y hasta en el infierno tienen miedo de que un día aciago lleguen nuestros pasos. Chocamos con mil horas arañamos las rutinas odiamos la compasión nos dan risa los ángeles y mucha pena los diablos. Nos cansa todo y más que nada el resto de los humanos. A veces herviríamos a los que nos rodean y otras daríamos la vida por hacer reír a un chavo. La Malque es un corazón de sol escondido y mil silencios largos. Toro Salvaje

Los Inmortales

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Ángeles de la fe

Yo traigo la verdad en mi palabra Vengo a decirte de un niño sin abrigo. Vengo a decir que hay inviernos que nos muerden, de la falta de un amigo. Vengo a contarte que hay luces que nos hieren, que existen noches sin whiskys ni placeres. Vengo a decirte que está cerca tu condena. Hoy una madre murió de pena. Déjame cantar, tengo vergüenza de ser humano como tú, en tu presencia. Descubrirme a mí mismo y en tu figura qué poca cosa somos sin ternura.