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jueves, 28 de marzo de 2013

El infierno y otros reinos







Esta versión popular de la frase -muy repetida por mi- La hora del Diablo, la había referido en alguna otra ocasión pero a petición de mi amiga Gitana del blog Como un Perfume, la vuelvo a contar.

Bueno, pues resulta que cada noche el Diablo Mayor debe salir a buscar almas para llevarse al infierno antes de las cuatro de la mañana que es la hora en que la noche empieza a convertirse en día. 

Resulta que las almas tienen un fiero guardián que las cuida y protege del Malo, El Cancerbero, perro que no admite que nadie toque una sola así que intentar llevarse alguna le cuesta a Lucy mucho trabajo. 

Cuando sale del Infierno, Satanás se la pasa en la chorcha. Visita a las mujeres perversas para que le jalen la cola. Bebe con los hombres en las cantinas. Se mete entre las sábanas de los infieles, en fin. Luzbel es un desmadre porque no hace lo que debe.

Héte aquí que a las tres de la mañana -hora que canta el gallo- Belcebú no lleva ni un almita en su mochila de boyscout que es la que utiliza para tales menesteres.

Presionado corre antes que se acabe el tiempo pero se encuentra al Cancerbero quien lo mira fieramente, mostrando la hilera de dientes y los colmillos afilados que hacen que el Demon se pare en seco. Casi casi como película de terror ochentera. No es que le tenga miedo pero la prudencia dice que se detenga. 

Al ver que no podrá vencer al perro, Lucy le dice que porfa que nadamás se lleva un alma y ya que no sea gacho. Que mire que siendo el Jefe si llega al reino de las tinieblas sin un alma los diablos menores lo van a destronar. Que no puede hacer eso, que piense en su familia que impaciente espera en el infierno que ya están acostumbrados a vivir en la opulencia y si le quitan el poder pus a ónde se van ir, que patatí patatá. Gimotea tanto que el can aburrido le propone un trato quien todo orejas escucha atento.

-Mira- dice el perro, me vas a contar todos los pelos que tengo en el lomo y cuando termines te puedes llevar las almas que quieras.

-¡Ay no friegues!- dice Lucy, tienes muchos, eres muy peludo además de aquí a que termine no alcanzaré a llevarme nada.

-Whatever- murmura el perro, si quieres si no, no al tiempo que mira sus uñas afiladas las cuales se limpia con el pelambre del pecho.

Viendo Satán que la hora señalada se acerca no le queda más remedio que aceptar, empezando a contar los pelos.

1... 2... 3... 4... veinticinco, trescientos tres, diez mil novecientos... cincuenta y cinco mil novecientos nueve... va contando muy rápido porque mira que se hace tarde.

El caso es que cuando va a acabar, ¡mocos! el can se sacude haciéndolo encabronar.

-¡No mames- dice, ya casi terminaba.

-Perdón es que me dio comezón en el cicirisco y ni modo de pedirte que me rascaras- le dice mientras se acomoda el pelambre.

-¿Qué pssssssoó?- soy machín, no le hago a eso.

Y va de nuevo.

1... 2... 3... 4... cinco mil doscientos tres... chorrocientos mil millones... ya casi que va a terminar, el perro se vuelve a sacudir, ¡oh no!

Y bueno para no hacer el cuento largo porque ya van a ser las cuatro de la mañana y no vaya a ser que Lucy voltee a este lado, mejor termino la historia.

Viendo que falta poco para amanecer, comienza a contar de cinco en cinco, de diez en diez, y de mucho en mucho pero el perro se vuelve a sacudir haciendo que pierda la cuenta como madre primeriza.

Cansado y con los pelos en la mano, el Diablo dice con ojos fulgurantes:

-¡´tá güeno por hoy me ganastes!- pero mañana volveré y me llevaré todas las almas del mundo mundial y cielos circunvecinos.

-Si, si- dice el perro. mañana te espero pero mientras, ¡cuélele! porque ya tengo sueño, ¡usha de aquí! mientras a lo lejos se oye la primera campanada de cuatro anunciando la hora.

Belcebú sale en estampida porque las puertas del infierno se van a cerrar. Ocultándose entre las sombras deja a su paso un olor a Azufre No.7, que es el aroma que lo define.

Y así termina la historia de La Hora del Diablo 

¿Les gustó niños? Espero que si. 

Aí otro día les cuento la de leyenda de La Llorona y de cuando no pudo salir a penar por sus hijos porque tenía gripe y anginas y tuvo que pedir por favor a su hermana que llorara por ella.













18 comentarios:

  1. don sata no ha tenido su día; debe ser porque hoy es jueves diablo, ups, quise decir, santo.
    un beso.

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  2. ¡Pobre Lucy!
    No hay derecho, no le dejan hacer su trabajo, a ver si lo van a mandar al paro...
    Besitos para mi gitanita...
    Besos y salud

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  3. Ay Che Malquecita, me encantas con tus cuentos, jajjaja, me dijiste bien el otro día que te vi, eres mejor cuenta cuentos que poeta.
    jajaja
    A propósito tu poema ya se inscribió.....
    AH!!
    Canijo diablo tramposo, que bueno que el canino no lo dejó.
    saludotes!
    A ver cuando nos vemos pa la chorcha matinal o nocturnal o tardenina?
    jajjja
    bueno te dejo!

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  4. Ah sí, me gustó yo había escuchado eso de la hora del diablo, pero nunca me lo habían contado así.

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  5. Ay Malque x Diosss!Acá son las tres , me has hecho mirar por todos lados ! Y ame voy a mi camita, pero ahora como me duermo ! :S
    Por las dudas ni te pregunto de la llorona que esa si que me da más cosita! :(
    Jajaa G ( gracias por acordarte de la historia eh ! )
    Besitos , me voy a rezar un rosario

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  6. Jajaja!!.. :D

    Pobre, Lucy; eso, ahi fuera. Ahora, de puertitas para adentrooo...
    seguro que, Belceba, le espera con una cara laaargaaa y unos cueernooos... (jijiji...) ;)

    ¡¿Para cuando el de La Llorona, para cuando?!

    ¡MAS! :p

    Bss

    Namasté.

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  7. Pues si.
    Me ha gustado mucho.
    Me has hecho sentir niño otra vez.

    Besos.

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  8. A mí también me gustó tita Malque. No te olvides que nos has prometido el de La Llorona, no sea que el diablo salga a buscar almitas con promesas incumplidas.
    Qué cabrones somos, a veces, los niños.
    Un abrazo.

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  9. De qué nacionalidad será don Diablo?

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  10. Pobre Lucy, tener que lidiar con Cerbero... mismo que por cierto yo pensaba que cuidaba que nninguna alma se escapara del infierno, no savía que también se ponía roñoso para dejarlas entrar.

    Esperemos la de La Llorona y su suplenete.

    Besos!

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  11. Me ha gustado mucho.
    Besos, buen viernes santo

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  12. Muy buen cuento !! fíjate que nunca había oído por estos lares lo de la hora del diablo. Ya lo dicen "no te irás a dormir sin haber aprendido algo más" jaja

    Un abrazo

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  13. jajajaj que ya me moviste toda la mitologia, pero bueno se vale, pero a mi el chucho se mete en lo que no le importa, que se lleve el compa lo que quiera y ya veremos luego

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  14. Simplemente me encanta tu forma de contar historias.

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  15. Y así, pese a odios y maledicencias, trascenderemos a la muerte... Beso.

    Salud

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  16. Ya existe una app para Android para contar pelos de perro, seguro. Menos mal que el diablo trasnochador no tiene tiempo de leer revistas de actualidad. Esperemos que siga de resaca muchos años...

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  17. ¿La llorona tiene una hermana Malque?
    :O

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  18. Lucy! Me encantó la historia Malque!!!

    A ver cuando la de La Lloro!

    Beso!

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La titular de este blog, dama exquisita, dueña de su mente pero no de su cuerpo agradece la visita a este refugio de chilanga triste.

la MaLquEridA

Musa con cuernos

PARA LA MALQUERIDA

La Malque es un corazón de sol escondido y mil silencios largos. Es beso de agua y luz de ciegos en el desierto diario. La leo y me leo. La leo y la siento. La leo y la quiero. Vamos de la mano desconocidos y alejados por los caminos rotos y astillados de la vida cansada y del tiempo huraño. Refunfuñamos por todo y hasta en el infierno tienen miedo de que un día aciago lleguen nuestros pasos. Chocamos con mil horas arañamos las rutinas odiamos la compasión nos dan risa los ángeles y mucha pena los diablos. Nos cansa todo y más que nada el resto de los humanos. A veces herviríamos a los que nos rodean y otras daríamos la vida por hacer reír a un chavo. La Malque es un corazón de sol escondido y mil silencios largos. Toro Salvaje

Porque siempre queda espacio para nuevas libertades.

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Ángeles de la fe

Yo traigo la verdad en mi palabra Vengo a decirte de un niño sin abrigo. Vengo a decir que hay inviernos que nos muerden, de la falta de un amigo. Vengo a contarte que hay luces que nos hieren, que existen noches sin whiskys ni placeres. Vengo a decirte que está cerca tu condena. Hoy una madre murió de pena. Déjame cantar, tengo vergüenza de ser humano como tú, en tu presencia. Descubrirme a mí mismo y en tu figura qué poca cosa somos sin ternura.